La tarde con las chicas me resultó algo atareada. Hicieron mucho alboroto en las tiendas, en algunas no compraron nada, solamente hicieron cochinero a lo bruto, en otras sólo compraron una que otra cosita, como labial o rimen.
Ahorita ya son cerca de las siete de la noche, no sé si ir a casa de Brayan al menos por mi teléfono, aunque por un motivo siento que él ya lo tiene en sus manos, confío en que no, necesito hablar con Ryan esta noche, seguramente tengo varias llamadas de él y yo aquí sin poder hablarle.. esto es una mierda.
— Oh.. ¿por qué tan pensativa, Victoria de mi corazón? —la voz de Mafer me contrae a la terrible realidad.
Esquivo su mirada y me concentro en ver a las chicas, Islam y Ashly están afuera de una tienda viendo vestidos desde el aparador.
Entonces se me ocurrió..
— ¿Puedes prestarme tu teléfono? —en cuánto escucho mis palabras, su rostro cambio a una expresión juguetona.
— ¿A quién necesitas llamar con tanta urgencia, picarona? —replico mientras sacaba algo de su bolso rosado, después de un momento vi el teléfono en su mano derecha.
— Ay, es una larga historia. —por algún motivo mis labios formaron una sonrisa nerviosa.
Olvidé que no les he contado nada sobre New Jersey, solamente me han traído como trapo viejo, para allá y para acá, no he tenido tiempo de platicarles sobre lo que ha pasado y está pasando con ese chico de lindos ojos cafés.. mi Ryan.
— Te lo presto si prometes contarnos todo con lujo de detalle, querida. —ya tenía el teléfono en mi mano, pero Mafer aún no lo soltaba por completo.
— Lo prometo. —entonces lo soltó.— Ahorita regreso, no le digas nada a las chicas hasta que vuelva. ¿De acuerdo? —ella sólo asintió.
Sin pensarlo mucho me puse de pie y me encamine a una banca que se encontraba sola. Me apresure a marcar el número que ya me había aprendido de memoria y espere con ansias.
Primer sonido..
Segundo sonido..
— Diga. —esa fue su contestación. Cualquiera que lo escuchará diría que está molesto, aún así su mal tono no bajo mis ánimos.— ¿Si, bueno? —volvió a hablar. Su voz seguía intacta, fuerte, potente; como me gusta.— Está bien, colgaré.
Ahí fue donde reaccioné.
— ¡Espera! —exclame a tiempo, entonces fue cuando él no dijo nada.— ¿Ryan? —lo llame, pero tan sólo podía escuchar su respiración.— Perdona si no había podido llamarte, he tenido problemas, todavía no tengo mi teléfono y me es difícil poder comunicarme contigo, en verdad lo siento.. —aproveche su silencio para darle mi explicación.
— No sabes cuánto deseaba escuchar tu voz, pequeña. —sus palabras hicieron que mi pequeño corazón tomara un pulso acelerado.— ¿Cómo estás? —pregunto.
— Yo estoy bien y espero que tú también. —respondí echándole un vistazo a las chicas.— No sabes lo mal que la he pasado, no tengo mi teléfono, mi ropa, mis cosas, demonios..
— ¿Tanto así? —iba responder, pero él siguió.— No sé que se cree tu hermano, pero sin conocerlo comienza a desagradarme. —comento serio.
— Lo sé. —comprendo su molestia— Sólo espero poder recuperar mi teléfono, al menos así podremos hablar sin problema.
— ¿De que teléfono estás hablándome?
— Es de una amiga. —conteste viendo como las chicas no despegaban sus ojos de mi.— Hoy me encontré con ella y con otras dos, he pasado el día con ellas, vieras como son.. —ante mi comentario pude escuchar una risita de su parte.
— Ya me imagino. —dijo en un tono bajo.— ¿Y dónde te la pasarás hoy?
Esa era la gran pregunta, ni yo lo sé con exactitud.
— Mmm.. realmente, no lo sé. —solté.— No tengo ni que ponerme para la noche, esto apesta. ¿Sabes?
— Tranquila, sé que con cualquier atuendo lucirás hermosa. —helogio haciéndome sentir como niña pequeña chiveada.
—Gracias, Ryanair. _me fue inevitable no sonreír.
— De verdad, te echo de menos, Victoria.. —sus palabras bajaron lo caliente de mis mejillas para sentir como mi corazón se arrugó, así, literal.
Estar tantos días sin Ryan me pone mal, él en tan poco tiempo supo cómo ganarse mi cariño y mi confianza. Y ahora que hemos estado distanciados me doy cuenta de cuánto lo he llegado a querer.
— Igual yo. —le confesé.— Confiemos en qué sólo serán unos días más y por fin regreso a New Jersey. —trate de consolarlo, aunque ni yo podía hacerlo conmigo.
— ¡Hey Vickie, ya! —escuche a Mafer llamarle.
Rodé los ojos y de mala gana me puse de pie haciéndole señas de espera.
— Así será. —dijo Ryan, ya estaba tranquilo.
— Oye, debo irme ya.. —el ánimo se había ido.— Veré si puedo llamarte en la noche y si no puedo hacerlo.. feliz navidad, Ryan. —decir esas palabras me dolió.
No espere alguna respuesta, sólo colgué, estoy segura de que si no lo hacía no iba a terminar esto ahorita, lo último que necesito es volver a lamentarme.
Camine hasta dónde estaban las chicas, seguramente Mafer ya les había dicho cosas que no son, así es ella, no le dices nada y ya se inventa la historia completa. Ellas estaban repletas de bolsas de varias tiendas, se veía que habían aprovechado el tiempo en la tienda de enfrente.
Volví a mi anterior asiento y espere sus preguntas.
— ¿Por quién carajos estabas sonriendo como idiota? —Ashly fue quien lanzo la primera pregunta.
— Por lo menos, ¿está bueno? —la pregunta de Islam me hizo reír.
Re sii.
— ¡Ya cuéntanos todo! —exclamo Mafer, le entregué su teléfono y ella lo tomo como cualquier cosa.
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La Chica Indicada ✔️ [En Edición]
Novela JuvenilTodo era nuevo para mí, después de que mi mamá se casará con mi padrastro nos mudamos a otro país. No conocía a nadie y nadie me conocía a mí. Esa era la principal desesperación que tenía. A los días a través de mi ventana pude ver que alguien me ob...