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Me preparaba para ir al colegio, Regina preparaba el desayuno,al levantarme no estaba junto a mi.

Bajo las escaleras abrochando correctamente la corbata.

—Buenos días — exclamó, veo a Alexis en su silla especial, y a Regina sirviendo el desayuno.

—Buenos días — mi esposa me da un beso cerca de la comisura de los labios.

—Hola papi — beso la cabeza de mi pequeño.

Comenzamos a desayunar, lo único bueno del colegio en el que trabajo es que entro algo tarde.

Las clases comienzan a las ocho con treinta, y en otras escuelas entran desde las siete.

—Estuvo delicioso, ahora me voy — beso la mejilla de mi esposa y la cabeza de mi hijo.

Salgo de ahí,  enciendo mi auto, y doy marcha al colegio.

Veo a los alumnos correr de un lado a otro, a varios los veo sin preocupación a sus aulas.

Me adentró a donde me toca dar clases, me golpeo mentalmente al ver a la pequeña Andrea, ella sonríe, sin dejar de verme.

Sacudo disimuladamente mi cabeza, sacando imágenes que no son.

Doy las indicaciones de lo que deben hacer.

Todos ponen atención, me sigue sorprendiendo tanto como el primer día.

No lo negare estoy de buen humor, y parecen notarlo nada comparado con el día en que llegue tan molesto, que hablaba de forma dura a mis alumnos.

Suena el timbre, una parte muy en el fondo deseaba que Andy se quedara al final, la parte razonable decía que no lo se ocurriera.

La veía guardar sus cosas junto a su amiga.

Salieron no sin antes darme una mirada cómplice, no supe como me sentí al saber que no se quedaría conmigo a insistir.

Reaccionó su amiga igual me muro cómplice, sera que ella sabe? Espero que no.

Salgo de mi transe al ver a Sarah frente s mi escritorio.

—Sarah tiene alguna duda?

La note nerviosa no pudo ocultarlo muy bien.

—No es respecto a clases— me confundió eso.— el otro día estaba mal y quería saber si todo esta bien.

—Todo bien Sarah nada de que preocuparse eso ya paso.— le sonrío, ella es la mejor de la clase.

—Cualquier cosa cuente conmigo.

—Seguro, nos vemos la siguiente clase.

Asiente y sale cerrando la puerta tras ella.

Suspiro echando mi cabeza hacia atrás, esperando que lleguen los de otros grupos.

Las clases se posponen a causa de una reunión, todos los alumnos absolutamente todos gritan y celebran.

Sonrió inconscientemente pues yo en mis tiempos solía hacer eso.

Veo a través de la ventana que la mayoría corre dirección a la salida, muchos riendo y asentándose, otros pasando por la orilla para no ser golpeados.

Dos parejas son las que me llaman la atención, dos chicas que conozco perfectamente van sobre los hombros de dos chicos.

Ellas ríen soltando carcajadas, no se en que momento salí del aula, viéndolos ir por el pasillo.

Reacciono apresuro mi paso para detenerlos, se vale correr mas no eso.

Grito, pero ellos no hacen caso.

—Irán a detención, sera mejor que hagan caso.

Se detienen al escuchar los reclamos de Andrea, no sabia que para ella era importante.

Caminan sin ánimos hacia mi.

—Si profesor?— habla el que es conocido como el rebelde.

—Están en problemas los cuatro.

—Nosotras por que? no hemos echo nada.

—No estuvo bien lo que hicieron, pudieron provocar un accidente.

—Y no dijeron nada de aquellos que empujaban a las chicas, pero a nosotros si? Que injusticia.— Andrea se queja.

—Y entonces que?... Que va a pasar?— el otro chico que hasta ahora no había dicho nada habla.

—Tendré que decirle al director.

—No, no por favor, si le dice a el, citara a nuestros padres. Mejor pongamos un castigo y ya.— en los ojos De Andrea se veía aterrada. ¿porque?

—Andy es mejor que citen a nuestros padres, antes que un castigo.— el rebelde le dice.

—Estas loco, claramente si, prefiero el castigo —se dirige a mi ante lo ultimo.

No se por que pero al escuchar castigo por parte de ella, se vino a mi mente otro tipo de castigo.

—Bien ya que no tienen opción sera castigo.

Los escucho bufar a los tres, Andrea parece aliviada.

Sonrió ante su gesto, se gana malas miradas por parte de sus amigos.

—Mañana serán asignados sus castigos pueden retirarse.

—¡Entonces a disfrutar!— el pelinegro choca su puño con el, rebelde.

—No puedo lo olvidan? — Andrea interrumpe el caminar de los tres.

—Solo sera un rato linda.

—No, mejor luego de alguna manera se entero mi padre y viene por mi.

—Te molesta si voy con ellos?— su amiga hace una mueca, ella sonríe negando.

—Hasta mañana chicos — se despiden y los tres salen de mi vista.

Sin esperarlo, ella me empuja haciendo que nos adentremos a un aula, poco me importa de quien sea.

—Que esta haciendo señorita?
Actuaba molesto, pero en el fondo me gustaba.

—Con que castigada?— se muerde el labio inferior mirándome divertida, ignorando mi pregunta.

—Si así es, y como siga con este comportamiento obtendrá otro.

—No me importaría tener un castigo más.

Se acerca demasiado a mi, su colonia a fresa inunda mis fosas nasales.

A partir de hoy la fresa es mi favorita, ¿que estoy pensando?

Sus manos juegan con los principales botones de mi camisa, lo hace mirándome directamente a los ojos.

Sonríe al ver que no digo, ni hago nada, justo por eso me odio.

Mete sus manos bajo mi camisa, acariciando mi abdomen, me gusta como lo hace, mi bóxer de repente aprieta.

Tengo la necesidad de quitar toda mi ropa, al igual que quitar la de ella de un jalón no me importa si la rompo.

En sus ojos hay lujuria e imagino que igual yo.

Le importa poco y comienza a rozar sus labios en mi cuello, yo le doy acceso me gusta como lo hace, de todas formas no llegaré a más.

La tomo de la cintura, atrayéndola mas a mi, necesito su cercanía.

Ella hace que nuestras partes se rocen, podría jurar que esta mojada completamente.

Muerde el lóbulo de mi oído y reacciono.

—Mañana le serán asignados sus dos castigos, ahora tengo una junta.

Me mira indignada al ser separada.

Sin embargo no llegaré a la reunión, tengo que quitar primero mi problema, que por cierto fue causado por cierta adolescente.

Teacher S.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora