Nieve

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Ami vio horrorizada a ese "hombre" que la miraba mientras pasaba su mano sobre su boca limpiando la sangre que caía de ella. La niña se puso de pie, cada celula en su cuerpo temblaba de miedo.

Sin pensarlo dos veces se giró para huir de allí, corrió con todas las fuerzas que tenía alejandose de las macabras risas del hombre, las cuales se escuchaban por todo el lugar.

Corría mientras recordaba a sus padres ensangrentados en aquella escena, lloraba de tristeza y miedo a la vez. La extraña apariencia de él le atormentaba, tenía cachos en su frente y largos colmillos en sus dientes.
No era un hombre, era un monstruo.

Debido a que Ami es bajita de estatura le fue sencillo esconderse entre algunos arbustos, gateó entre ellos rogando no ser encontrada por ese maldito ser.

Acostumbrada a refugiarse en la oscuridad, buscó el rincón más profundo entre los arbustos, sentada juntó sus rodillas mientras las rodeaba con sus brazos. Ami lloraba callando sus chillidos, su respiración estaba descontrolada, sudaba frío por el miedo y jadeaba por el cansancio de tanto correr.

Sintió unos pasos cerca de ella, estos sonaban firmes y lentos.

- ¿jugaremos a las escondidas? - esa voz de nuevo, supo inmediatamente que era aquel monstruo.

Ami se llevó la mano a su boca antes de que un pequeño grito saliera de ella.

- ¿No crees que los demonios podemos saber todo? - hablaba mientras él recorría el lugar

Ami trataba de contener su respiración, miraba para todos lados en busca de alguna salvación. Rogaba, con lágrimas en sus ojos rogaba por alguien que la salvara.

Ami...Mi Ami... pudo jurar haber escuchado la voz de su papá en un susurro, la chica temblaba mientras sostenía con más fuerza sus piernas.

Escondió su rostro entre sus rodillas entregandose a su destino esperando ser encontrada por aquel demonio, pero de forma casi milagrosa el cielo se comenzó a despejar dejando entrar los rayos del sol al lugar.

- Maldición...Volveré por ti mocosa - escuchó los pasos del demonio alejarse del lugar rapidamente, él había estado jugando todo este tiempo con su pequeña presa que olvidó ver como el cielo se ha ido aclarando lentamente.

Ami sabía que aquello no había sido suerte, la voz de su padre la había calmado justo antes de ser salvada por el sol.
La niña supo entonces que el demonio le temía a los rayos del sol.

Despacio se movió para salir de aquel escondite, su cuerpo seguía temblando y no podía dejar de llorar. Buscó en su alrededor alguna señal de dónde se encontraba, había perdido el rastro cuando comenzó a escapar del demonio.

Embriagada por las emociones se acercó a un arbol para apoyar su mano en el, llevó la otra a su frente y notó como ésta ardía en fiebre, pero no le importaba aquello, ignoró ese futuro resfriado que repercuría en su cuerpo y comenzó a caminar sin sentido por el bosque.

Siguió así por horas, deambuló por todos lados sin una ruta fija, notó que estaba descendiendo de la montaña y no le importó aquello, caminó a pasos lentos y pesados, su cuerpo estaba fatigado y cansado. Sus ojos perdidos y opacos le indicaban a cualquiera que la niña venía saliendo de alguna mala experiencia.
Finalmente tras seguir caminando por otras horas pudo ver a lo lejos un pequeño pueblo, Ami caminaba suplicando por ser vista, rogaba que alguien fuese por ella, pero aún nadie la veía.

Se acercó más al pueblo, algunos comerciantes la vieron preocupados, y antes de que alguien se acercara a ella, Ami cayó enterrandose en la fria nieve.

Entre La Niebla / Muichirô X Tu -Terminada-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora