nuestra historia

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Mis pasos parecían marcar con temor y a la vez esperanza cada vez que me acercaba a la puerta.
Apoyé una de mis manos en la herida de mi estomago, pues esta comenzaba a molestar a medida que caminaba.

Traté de calmarme, pero la desesperación por ver a Muichirou comenzaban a volverme loca.

Frente a la puerta tuve que detenerme, el aire que requerían mis pulmones exigían por un poco de paciencia.
Cerré mis ojos tratando de calmarme, apoyé mi mano en la puerta y justo antes de que pudiese deslizarla con la intención de salir, ésta se abrió bruscamente.

— ¡Ami!—chilló para lanzarse a mis brazos.

— Tranquila, Aoi—susurré acariciando su cabello, aunque sentía mi herida doler por la brusquedad de su abrazo, me prohibí quejarme por ello, dios sabe cuánto han tenido que pasar desde aquella noche.

— ¿Qué haces de pie?—su mirada preocupada me alertó—. No tienes permitido salir de tu habitación en este estado.

Ella tomó mi mano y me obligó a volver a la cama.

— Pero...Aoi—susurré—. Necesito ver a Muichirou.

Ella me ayudó a recostarme nuevamente, cubrió mi cuerpo con la manta y revisó la herida.

— ¿Sabes cuánto tiempo ha pasado desde aquella noche?

Negué con la cabeza en silencio sin quitar mis ojos de ella.

— Pues, han pasado dos meses. Dos largos y eternos meses.

Volví a sorprenderme por su información, sí he estado dormida durante todo ese tiempo, más me comencé a angustiar ante el desconocimiento de todo lo que ha pasado.

— ¿Dos meses?..,¿Hubo...algúna baja?

Ella ignoró mi pregunta sin siquiera disimular su intención de no querer responderme.
Tocó mi frente y revisó mi temperatura.

— Tú mejor que nadie debería saber que era una pelea peligrosa—Aoi no se detenía, estaba todo el momento en movimiento, y eso me desesperaba aún más.

— Aoi—dije apenas—, ¿cuántos?

Ella se detuvo en seco, dio media vuelta y me dio la espalda.
Su cuerpo comenzó a temblar, se rodeó con sus manos queriendo consolarse, mientras más en silencio seguía, más me ponía nerviosa.

— Perdimos a tres pilares...,y muchos cazadores.

Mi corazón pareció detenerse, un frío inexplicable recorrió cada rincón de mi cuerpo.
Mis ojos ardieron por la necesidad de llorar, sentía un nudo en mi garganta y la agobiante necesidad de exigir información.

— ¡Aoi!—la llamaron desde el pasillo—, te necesitamos aquí.

Ella observó en silencio al exterior de donde acababan de llamarla, de reojo me observó con melancolía, tomó aire y antes de salir dejó escuchar un suave: lo siento.

Mi cuerpo estaba histerico, la ansiedad llenaba cada parte de mi ser.

Ahora que sabía aquello, sentí aún más la necesidad de salir en búsqueda de las respuestas que quedaron inconclusas.
Volví a ponerme de pie, traté de hacerlo de la forma más sigilosa posible, encontré mi antiguo haori y lo usé para cubrirme, quizás así logre pasar un poco más desapercibida.
Salí de la habitación no sin antes verificar que nadie estuviese lo suficientemente cerca como para delatarme.

Caminé por los largos pasillos buscando entre las distintas habitaciones algún rastro de Muichirou.
Pero no lograba encontrarlo en ninguna de ellas, comencé a desesperarme y la frustración me señalaba amenazante la respuesta a mi temor.

Entre La Niebla / Muichirô X Tu -Terminada-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora