Has No Ending » Maze Runner ✔️

019

— ¡Amy, espera! ¡A dónde vas!— Caleb corrió tras ella y la detuvo, para tomarla de los hombros y se colocó frente a ella. La chica alzó unos papeles que tenía en su mano derecha y quiso apartarlo, pero no pudo.

— Debo hablar con ella, decirle de esto.— corrió pero una vez más fue detenida.

— Son las 11 de la mañana, ella vendrá en la tarde.

— ¿A dónde rayos fue?— Caleb no podía decirle hacia donde se había ido Claire, ya que su madre quería traerle una sorpresa.

— No puedo decirte.

— Quítate de mi camino.— lo apartó con su brazo y él lo tomó, luego Amy hizo una maniobra rápida quitando la mano de Caleb, giró el brazo y tomó la de él. El chico la miró asombrado, y ella puso una mirada de confusión.

— ¿Ahora sabes de defensa personal?— preguntó sarcástico, siguiéndola por el pasillo.

— Yo... solamente recuerdo que practicaba esto antes, aunque no me iba tan bien.— bajaron una escalera principal y Amy logró calmarse un poco.

— Escucha, oye.— se puso frente a ella— Está bien, ¿ok? Ahora vamos a desayunar y me contarás qué fue todo eso de correr y querer hablar rápido con Claire.— ella lo dudó pero al final asintió, siguiendo a su amigo hasta unas mesas y tomó asiento. El lugar estaba un poco lleno, era de mañana y todos tenían hambre. Suspiró y volteó hacia los lados, analizando mejor el lugar, dándose cuenta que el recinto tenía una forma muy parecida a la de una cárcel, solamente que en lugar de rejas y barrotes en las puertas habían cortinas. Las mesas se encontraban en un tipo de gimnasio al aire libre, ya que el suelo tenía marcado un círculo casi desteñido de color amarillo, y a ambos lados habían cestas de basketball. Se preguntó cómo no pudo darse cuenta antes, y supuso que era por tener la cabeza llena de ideas los días anteriores.

La gente ni siquiera la miraba, todos estaban concentrados en sus comidas o pláticas, y por increíble que sonara, nunca vio a alguien discutiendo o peleando. Supuso que su madre hacía un buen trabajo dirigiendo el lugar.
De pronto Caleb llegó con dos bandejas, en la suya habían huevos revueltos, una salchicha y una tostada. En la de Caleb había avena en plato, una banana y una galleta. Ambos iban a beber jugo de naranja.

— Solo déjame comer mi primer desayuno decente desde que yo recuerde.— tomó un cubierto de metal y comenzó a picar el huevo, luego llevándoselo a la boca. Caleb, por su parte, él tomó una cuchara para su avena y al mismo tiempo mordía la barra de galleta.

— Escucha, sí. Dice la dirección de esta nueva organización, y más garabatos. Mi pregunta es, ¿por qué reaccionaste así?— Amy bajó el vaso de jugo.

— En esos papeles están los nombres de personas que conocí, los códigos que CRUEL nos puso desde que llegamos con ellos y saben quienes están vivos y quienes no.— susurró lo último. El chico abrió la carpeta y con disimulo empezó a leerla, confirmando las palabras de la chica frente a él.

— Este tiene una equis.

— ¿Cuál de todos?

— A-5. Newton... Newt.

— Fue alguien que conocí, una gran persona...

— Mira, esta chica tiene su mismo apellido. Se llama Lizzie— se la mostró y vio que se trataba de Sonya. Ella y Newt en sus nombres reales tenían el mismo apellido, hasta que un recuerdo pasajero llegó a su mente, acordándose que ambos eran familia.

— Sonya...— de repente sintió un gran pesar recordando aquella noche dentro de la ciudad de CRUEL. Ella corría para llegar lo más pronto posible que el antídoto en sus manos, para salvar a Newt. Pero no llegó a tiempo, el virus lo destruyó primero. Se sintió muy mal, pensaba en si confesarle o no a su amiga lo que recordó cuando la viese.

— ¿Era tu amiga?— ella asintió.

— Lo es, está en un campamento en alguna parte.— Caleb tomó lentamente de nuevo las hojas.

— Entonces su hermano está muerto...— volvió a asentir— lo lamento.

— Créeme, fue muy doloroso.

— Lo sé...— ambos volvieron a sus desayunos en silencio, hasta que Amy volvió a hablar.

— Que extraño, ¿por qué ella ha encontrado todo esto? Parece un juego, como si quieran que los...— voltearon a verse asustados.

— encuentren.— terminó la oración Caleb.