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— ¡Qué garantiza que no volverán!— gritaban algunos jóvenes estando devuelta en el campamento al lado de la playa.

— ¡Sí! ¡Volverán y nos matarán a todos!

— Cierra la boca, Sam.— le habló Minho al chico que habló de último, recibiendo una mirada de Thomas. El chico, Sam, se cayó al oír al asiático.

— No tenemos otro lugar al cual ir, así que duplicaremos la seguridad. Están a salvo.— las palabras de Vincent sonaban muy comprometedoras, pero aún así la mayoría de personas seguían inseguros.

— ¿Qué tienes?— le preguntó Brenda a Thomas cuando veía el brazalete en sus manos.

— ¿Sabes algo de esto?— se lo pasó y ella lo analizó.

— ¿Dónde lo encontraste?

— Estaba aquí en el campamento, cuando volví.

— ¿Por qué solo este shank encuentra cosas raras? Primero en el laberinto y ahora aquí.— se acercó Minho.

— Nunca había visto esto.— Brenda le devolvió el brazalete y Sonya llegó junto con Harriet.

— Le dimos dos vueltas al lugar y no aparece.— como Vincent también se acercaba al grupo, escuchó las palabras de la rubia.

— Amanecerá en unas horas.— suspiró— la buscaremos apenas salga el sol.

— Tranquilo, de seguro está en el bosque pérdida asando algún búho.— Minho le palmeó la espalda y Thomas quiso darle un golpe.

— Vamos, Aris.— dijo Harriet y Sonya los acompañó de vuelta a su cabaña. Pero Thomas seguía inquieto, aunque sabía que su hermana podía defenderse, su preocupación no se iba.

— No me sorprende esta situación, siempre estamos en algo parecido.

— Solo que esta vez no soy yo el perdido.

— Sus palabras me ayudan demasiado, ahora entiendo el porqué nunca me he desahogado con ustedes.

— Hey Thomas, no olvides que estamos de tu lado.— le dijo Minho.

— Entonces vengan conmigo.— se dio la vuelta antes de entrar a la cabaña que compartían.

— Dejamos a CRUEL, no hay nada más que nos esté persiguiendo aparte de los malditos cranks, pero ya hemos lidiado con ellos. Sabemos lo que son.

— Sí, pero esta vez es diferente. Además estoy muy seguro que no se trata de simples cranks, Minho. Hay algo detrás de todo esto y voy a averiguarlo.— le mostró en brazalete— no pueda ser que sea el único con curiosidad sobre la actitud de esos cranks.— Minho y Sartén se voltearon a ver con culpa y Thomas suspiró pesado.

— Siempre has sido la oveja negra, shank. No es nuestra culpa.

— Hablaré con Jorge y Brenda, ustedes díganle a las demás.— dijo refiriéndose a Harriet, Sonya y Aris. Luego se metió a la cabaña y Minho se fue junto a Sartén.

— ¿Dónde consiguió esto?— preguntó Jorge a Brenda analizando el mismo brazalete.

— No lo sé, le pregunté lo mismo.— se cruzó de brazos y apoyó los codos en una mesa, viendo a Thomas esperando a fuera.

— No había visto esas siglas en mi vida.— se lo devolvió. Brenda lo observó meticulosamente y Jorge notó su estado de ánimo.

— ¿Sucede algo?— el hombre se quitó su chaqueta y tomó asiento sobre su cama, aún viendo a Brenda.

— Quiero recordar pero no... Jorge, ¿recuerdas cuando trataba de interceptar mensajes por las radios y repetían muchas veces estas siglas?— Jorge miró hacia un punto para tratar de recordar, pero por su mirar, no lo estaba logrando.

— Brenda, fue hace un año. Es imposible que recuerde exactamente lo que oía en las transmisiones.

— Tú no, pero en mi puesto,— se acercó y se sentó en la cama de emfrente— las repetían cada 27 minutos. Como una instalación abandonada que ofrecía apoyo. Pensaba que los mensajes quedaron programados y aún se enviaban.— hubo un silencio de unos 20 segundos.

— ¿Qué tenemos que ver en esto?

— Nada, mejor no le diremos nada. Sí sabe lo más mínimo irá hasta ahí, lo conozco.— bajó la mirada y Jorge soltó una pequeña risa.

— Ya veo, ahora lo conoces.

— Digo, estoy refiriéndome como amigos.— se levantó y él asintió divertido.

— Claro. Hoy te daré el gusto en darte la razón, aunque no sea así.— Brenda suspiró mientras veía como Jorge se recostaba y ponía un brazo sobre sus ojos, tratando de dormirse. Caminó hasta la salida de la carpa y apagó la linterna colocada en el suelo, para luego salir y reencontrarse con Thomas. Pensó en que Jorge de verdad la conocía muy bien, sabía cuando mentía y cuando decía la verdad. Miró a Thomas inclinado contra una caja al lado de la carpa, con un pie sostenido en una red de pesca y veía el océano, quien tenía detrás un cielo que estaba a punto de pasar de morado a amarillo.

Trató de mirarlo al rostro pero bajó la vista al instante en que él se dio cuenta de su presencia, luego caminó cuando él también se acercaba.

— Perdón, no te oí salir.

— Jorge, no sabe nada...— se la entregó rápidamente, a lo que él la miró extrañado.

— Brenda...— entró en debate si decirle lo que sabía o no.

Has No Ending » Maze Runner ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora