Has No Ending » Maze Runner ✔️

025

Tobías estaba en alguna habitación de las instalaciones con un arco y flechas, lanzandolas a las dianas y gruñendo cada vez que fallaba debido a sus pensamientos. Usualmente eso quitaba su estrés, pero no estaba funcionando, lo cual lo enfurecía. Tobías no era alguien de enfadarse, de hecho su mayor cualidad era su carisma luego de su inteligencia y habilidad con el arco, pero en ese momento no lo estaba logrando.

Tomó otra flecha de su compartimento en la espalda y fijó el blanco, respiró hondo y la lanzó, viendo como daba a unas cuatro líneas del punto rojo. Arrojó el arco y flechas al suelo en un grito de desesperación, pues no esperaba que Jane lo traicionara así. Pero no tenía a dónde ir, siempre dependió de ella y la veía como su hermana mayor, ya que después de todo solo tenían algunos años de diferencia.

Jane tenía 15 años cuando él tenía 10, y al morir su madre en un accidente aéreo, Jane se hizo responsable de su cuidado. Lo terminó de educar con ayuda de su mentor y se apasionó por la bioquímica, a comparación de Jane, quien siempre se había inclinado a la diplomacia.

El mentor de Jane no era de su familia, ella al igual de miles de jóvenes en el mundo perdió a sus padres, pero eso no la detuvo a crecer y cumplir con sus objetivos. Su mentor era el original dueño de la organización, pero utilizaba un nombre falso para enviar comunicados por meses. Hace dos meses atrás murió por una enfermedad que contrajo en Asia, por una visita de urgencia, que no le resultó bien. Luego de eso Jane se convirtió en la sucesora del RCU.

Su mentor, de nombre Peter, había levantado esta organización en contra de CRUEL, creando él mismo el virus y dándoselo a CRUEL como una vacuna para combatir una enfermedad severa que se originó en aquellos años. Luego desapareció del mapa, dejando a CRUEL para que resolvieran solos el problema universal.

Jane y todos ahí creían que CRUEL era el villano en la historia, pero vaya que estaban equivocados.

Nadie sabía de ese secreto que Peter se llevó a la tumba, ni siquiera Tobías, quien se divertía en leer archivos prohibidos en sus tiempos libres.

La noche cayó tan rápido que ni siquiera sintió el día pasar, pero el cielo oscuro iluminado por la luna redonda allá arriba lo calmada. El sudor bajaba por su frente, las manos le temblaban y el silencio terminó cuando Tobias arrojó su arco de metal contra la pared, ocasionando un eco molesto.

––No me lo puedo permitir, no cuando sin mi ayuda no pudo haberlo hecho. ––y así, decidido, se dio la vuelta para salir de aquella sala de entrenamiento, pero paró en seco al encontrarse con Jane en la puerta. Thomas la acompañaba, junto a otro guardia.

––Sabía que te querrías llevar todo el crédito.

––Yo no soy el que quiere acabar con las personas que aún luchan por vivir.

––Un nuevo mundo renacerá y no eres quien para evitarlo. Estás con ellos, o conmigo... ––susurró esto último, pero Tobias estaba muy convencido de que Jane no era la persona que admiraba y quería, se había convertido en eso que juró destruir.

––No dejaré que lo hagas.

––Entonces no hagamos las cosas difíciles. —Thomas se le acercó amenazadoramente, a paso normal, pero en segundos llegó a su lado, para luego levantar el puño. Tobias esquivó su golpe y tomó su arco del suelo para darle en el estómago, luego rodó y arrojó una mancuerna de metal contra el ventanal, haciendo que se rompiera en pedazos y la mancuerna cayó al concreto desde el décimo piso.

Thomas enfurecido lo tomó por el cuello y lo arrojó con fuerza contra el suelo, sometiendolo, pero Tobias trató de asfixiarlo con la cuerda de su arco. Y cuando vio venir al segundo guardia, pateó a Thomas y con un giro hacia atrás, cayó por el ventanal. Thomas se levantó tocando su barbilla, viendo como Tobias caía, pero de pronto se dio la vuelta en el aire y arrojó una flecha que tenía una cuerda, la cual se clavó en la pared y Tobias se columpió hasta llegar al suelo. Luego salió corriendo camino al bosque, perdiendolos de vista.

—No se preocupen, volverá. —dijo Jane al acercarse para ver ella misma —y cuando lo haga, quiero que lo asesines. —la mirada inexpresiva no se es fumaba del rostro de Thomas, quien solamente asintió como siempre y siguió de cerca los pasos de Jane, como si fuese una mascota.

Mientras que Tobias iba en busca de la persona que posiblemente podría acabar con todos los planes.