Las 10 citas de Anne. #1 La chica invisible/#2 La chica estrella ☆.

Capítulo 22

Capítulo dedicado a MCCXXXIV <3

Capítulo 22

La cita con Lee fue en una cafetería en Princes Street. Estaba algo escondida y, a pesar de encontrarme a un millón de turistas paseando por enfrente, ansiando entrar a las tiendas y hallar grandes chollos en ellas, me encontré con que el lugar en el que Lee me había citado estaba casi vacío.

Cuando llegué él ya estaba esperándome, frente a un chocolate caliente lleno de malvaviscos hasta el tope. Me hizo gracia ese detalle, era adorable.

Yo lo saludé y me senté frente a él en esa mesa alargada. Lee llevaba un jersey azul grueso y grande, pero le hacía parecer descuidado y moderno a la vez. Yo, por mi parte, llegaba a la cita con pantalones negros y altos y una camiseta ajustada que cubría con mi cazadora de cuero y una enorme bufanda con estampado de tartán escocés.

Pude ver cómo se alegraba de verme y de nuevo los hoyuelos se mostraron en sus mejillas.

Durante los primeros minutos charlamos sobre el instituto. Lee tenía un año menos que yo, por lo que no compartíamos ninguna clase juntos y, a pesar de haberlo visto mil veces en el instituto o en el equipo de fútbol junto a Ryan, jamás me había fijado demasiado en él.

La conversación era agradable y me sentía extrañamente a gusto. Tenía que reconocer que había entrado en pánico esa misma tarde antes de salir de mi casa... pero al final, temblando y con mi hermana Alia dándome ánimos, había conseguido subirme en el autobús y bajarme en el centro de la ciudad.

—¿Cuál es tu helado favorito?

Tuve que pensármelo un momento y al final lo solté.

—Tarta de queso.

Lee se carcajeó.

—Eso es un postre, ¡no un helado! Los helados de verdad son de chocolate, de vainilla...

—Mi padre sabe hacer helado de aguacate —comenté.

Lee se llevó las manos a la cabeza, fingiendo sorpresa y negando al tiempo que no podía contener sus risas.

—Dios, eso está muuuuy mal.

—Espera a probarlo y luego me dices.

—No, gracias.

—Ya verás.

Su tono cambió un segundo y sus ojos oscuros se centraron en mí más profundamente.

—¿Me estás invitando a conocer a tu padre tan pronto?

Yo sonreí, algo coqueta. No sabía ligar, nunca había sabido... pero debía reconocer que poco a poco parecía estar desarrollando mejor la habilidad de resultar interesante... o de intentarlo.

—No te pases —le reprendí, golpeando suavemente su brazo—. Te estoy invitando a conocer su helado de aguacate.

Anne Luntz, ¿eres tú? ¡Quién iba a decirlo! Toda una experta en el arte del flirteo.

Nos miramos durante unos instantes y de repente yo sentí la imperiosa necesidad de beber de mi batido de chocolate para cortar un momento que de pronto era demasiado íntimo, demasiado cercano. Me sudaban las palmas de las manos.

—Eres todo un misterio, Anne —me susurró Lee y pude ver en su rostro que él también estaba algo avergonzado, pero su sonrisa infantil y su cabello despeinado le dotaban de una dulzura increíble.

Me sonrojé.

—¿Por qué lo dices?

Lee alzó las cejas, como sorprendido ante mi pregunta.