Capítulo 33
Tres días después de haber besado a Ryan regresé al instituto. Lo sé, faltar a clase por mal de amores no era precisamente lo más inteligente que podía hacer, pero la llorera del rechazo de Ryan se me juntó con un pequeño resfriado y pude librarme de coincidir con él en física durante unos días más.
El día que volví, me di cuenta de la realidad que quizás llevaba meses queriendo ignorar: Ryan actuaba como si yo no existiera y en su cuello había una evidente marca rojiza que incluso yo, que nunca había besado a nadie que no fuera él, reconocía como un chupetón. Me morí de la vergüenza, ¿y si Ryan tenía novia? Y yo me dedicaba a perseguirle como si fuera una acosadora. Eso habría explicado que no quisiera salir con nadie más en ese momento. Lo único que no me cuadraba era que no se lo hubiera contado a Jessica; ella era su mejor amiga e, indudablemente, ella seguía queriendo que Ryan y yo acabáramos juntos. La única solución que se me ocurría a ese enredo era que Ryan estuviera saliendo con alguien a quien tuviera que mantener en secreto. ¿Quién podía ser? Quizás una profesora, o la madre de Malcolm. ¡Qué horror!
Tras las dos primeras clases de ese día salí hacia mi taquilla para recoger otros libros. Ese mismo día había terminado de escribir mi nuevo artículo para la revista del instituto, de la cual yo era redactora jefa, por lo que tenía la cabeza completamente llena de cosas. Y lo necesitaba para poder distraerme del caos en el que cada día me veía más involucrada. Al menos la revista del instituto ya reportaba beneficios y la gente la compraba ya por genuino interés.
Me encontraba perdida en mis pensamientos cuando de pronto mi cuerpo colisionó con alguien en mitad del pasillo. Los libros que llevaba en la mano cayeron hasta el suelo de baldosa amarilla y la otra persona se agachó rápidamente para ayudarme a recogerlos. Cuando lo vi, mi corazón dio un pequeño vuelco: se trataba de Lee Jones, mi tercera cita y, sin duda, un chico que me agradaba bastante.
Recordaréis que Lee me conoció en la fiesta de Malcolm cuando yo estaba completamente borracha y me pidió tener una cita en la que descubrí que era un joven tremendamente dulce... pero ese día me sorprendió ver que su ceño se fruncía ligeramente al verme. Lee se puso en pie, con mis libros en la mano y me los tendió educadamente, aunque no pasé por alto que pareció distanciarse de mí un paso.
—Hola, Lee —saludé, componiendo una sonrisa algo avergonzada—, llevo días sin verte.
Él sonrió y me pareció un gesto algo forzado. Automáticamente, Lee miró a nuestro alrededor, como comprobando que nadie nos observaba.
—He estado muy ocupado con las solicitudes para la universidad.
Asentí con la cabeza y dirigí mi mirada hacia la punta de mis brillantes botas negras. No entendía por qué me sentía tan incómoda cuando apenas unas semanas antes lo había pasado tan bien con él en esa cafetería de Princes Street.
—¿Te quedarás en Edimburgo? —pregunté.
—Iré a Glasgow. Ya sabes, suficientemente cerca... pero lejos al mismo tiempo.
—Entiendo... —levanté la mirada, centrándome en sus ojos rasgados y oscuros de pronto—, escucha, ¿te pasa algo conmigo? ¿Ha sucedido algo que...? No sé, me da la sensación de que me estabas evitando.
Lee alzó las cejas, como si mis palabras le pillaran por sorpresa. Pero vi que no lo hacían, que él había estado pensando en lo mismo en ese mismo instante.
—No, no. Claro que no —negó.
—Nuestra cita fue muy bien y... —me mordí el cachete de la mejilla, algo nerviosa—, no sé, esperaba que fuéramos amigos después.
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Las 10 citas de Anne. #1 La chica invisible/#2 La chica estrella ☆.
Teen Fiction♡~Nunca supe la suerte que tenía de ser invisible... hasta que dejé de serlo. El instituto no estaba resultando fácil, pero créeme, todo se puso mucho peor cuando todo, repito, TODO el mundo descubrió mis sentimientos por Ryan Fiennes. A partir de e...