Capítulo 6
Empecé a escuchar las risas incluso en el autobús 26 que me llevaba al instituto. Yo me puse los auriculares y decidí escuchar a Imagine Dragons en vez de pensar en que esos tres chicos de mi instituto estaban cuchicheando sobre mí. Yo era más feliz si no pensaba en ellos y seguía mi día con normalidad. A mi lado, mi hermana Alia se encontraba inmersa en su teléfono móvil.
Alia tenía un año y medio menos que yo, pero no se parecía en nada a mí. Su cabello era color miel y tan largo como el mío, aunque sus ojos eran verdes y su piel más bronceada. Alia movía sus dedos por el teclado de la pantalla a una velocidad impresionante. Era mucho más sociable que yo, tenía un grupito de amigas desde hacía años en el colegio y nunca parecía estar sola en el Hollyrood High School.
La voz robótica del autobús anunció nuestra parada: Holyrood Park.
Me puse en pie. Sabía que, de nuevo, sería el centro de atención de muchas miradas, así que me había puesto una falda negra y plisada combinada con una camisa blanca de lunares. Mi mochila de cuero combinaba bien con los zapatos negros y me había atado el pelo en una cola alta y algo despeinada. Alia, mucho más pulcra que yo, llevaba un abrigo elegante y una bandolera marrón. Su cabello estaba recogido en una trenza perfecta que finalizaba en un lazo rosa.
Salí del autobús, abstraída en mis pensamientos. Unos diez adolescentes dejamos el bus en esa parada y me sorprendió ver que mi hermana hablaba con uno de los chicos que antes se había reído de mí. ¿Serían amigos? Me quité uno de los auriculares, interesada en su conversación.
—¡Ya te gustaría a ti tener una cita con ella! —acababa de espetar Alia, señalándome.
¡Oh, mierda! Al parecer no eran amigos.
—Solo los desesperados van a querer salir con ella.
Alia apretó los labios y pareció expulsar chispas por los ojos. Yo casi quise cubrirme la cara con una mano para que nadie siguiera mirándome como lo estaban haciendo. ¿Cómo de patético era que mi hermana de quince años tuviera que defenderme de los abusones del instituto?
—¿Ah, sí? ¡Eso ya lo veremos! —gritó Alia.
Mi hermanita pequeña parecía a punto de abalanzarse hacia ese chico, que le sacaba unos veinte centímetros de altura, así que la tomé por el brazo y tiré de ella hacia el edificio del instituto, que se encontraba a apenas doscientos metros de allí. Alia no se detuvo, a pesar de mi agarre, y no pareció contenta hasta que no pudo hacerle un buen corte de mangas y llamar «cretino» a ese chico.
—¡Alia! —espeté.
—¿Qué? Se lo merece. No sabe lo que está diciendo.
—Vamos, déjalo, no tiene importancia.
Mi hermana no pareció rendirse. Siguió caminando, esta vez por su propio pie, y se me quedó mirando, clavándome esos ojazos verdes que yo siempre lamentaba no haber heredado.
—¿Sabes que vas a tener las mejores citas del mundo, no?
—¿Ah, sí? —me reí.
—Claro que sí. ¡Seguro que un montón de chicos quieren salir contigo! He visto la publicación en Instagram, ¡tiene casi cinco mil me gustas!
Yo traté de componer una expresión seria.
—No sé si quiero aceptar las citas aún, Alia.
—¿Cómo? ¡Claro que tienes que hacerlo, Anne! Es una idea genial. ¡Ojalá se me hubiera ocurrido a mí!
Sí, claro, una idea genial. Lo que me faltaba por oír.
—No seas tonta, Alia.
Ella frunció el ceño.
—¿Has hablado ya con Ryan Fiennes?
Otra. ¿Pero de qué tenía yo que hablar con ese chico?
—No. Y no creo que deba hacerlo. Sería raro, incómodo y... frío. No hay nada de lo que hablar.
—Bueno... seguro que él no piensa lo mismo —murmuró mi hermana con un tonito de sabelotodo que me ponía de los nervios.
—Lo dudo. Mucho.
—¿Qué apostamos a que vendrá a hablar contigo?
Puse los ojos en blanco. Entre Richard y mi hermana, iba a acabar con un ataque de nervios.
—Diez libras —dije al azar.
—De acuerdo —aceptó ella al instante—, te dejo. Me debes diez libras.
—¿Cómo? —enarqué una ceja, confundida al ver que mi hermana de pronto se había desviado del camino y se dirigía a un grupito de chicas que esperaban a un lado del enorme edificio de nuestro instituto.
Y entonces, me percaté de que, por esa misma dirección, se acercaba aquel a quien tanto intentaba evitar desde hacía días. Ryan Fiennes.
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Las 10 citas de Anne. #1 La chica invisible/#2 La chica estrella ☆.
Teen Fiction♡~Nunca supe la suerte que tenía de ser invisible... hasta que dejé de serlo. El instituto no estaba resultando fácil, pero créeme, todo se puso mucho peor cuando todo, repito, TODO el mundo descubrió mis sentimientos por Ryan Fiennes. A partir de e...