Capítulo 15
No me sorprendió descubrir que Malcolm y yo no teníamos nada en común. Durante nuestra cita, hablamos de bebidas alcohólicas que nos gustaban. Yo le dije que me gustaba el vino blanco, porque era lo que bebía mi madre. Él mencionó Bombay Sapphire, Smirnoff, Captain Morgans, The Kraken y Bacardi. Dejó de hablar de bebidas cuando le pregunté si Jack Daniel's era el chico alto de nuestra clase de educación física.
Yo quise cambiar de tema, me interesé por si le gustaba leer y me dijo que no, que nunca leía a no ser que le obligaran en el instituto.
Después me llevó a su habitación y me enseñó un montón de trofeos conseguidos jugando al fútbol. Comenzó a hablarme de equipos de fútbol y sus jugadores: Barcelona, Manchester United, Liverpool, Paris Saint-Germain...
—¿Tú eres de los Hearts o de los Hibs?
¡Esa me la sabía! Los dos equipos de fútbol más importantes de Edimburgo: los Hibernian FC y el Heart of Midlothian FC. Si tenía que ser sincera, a mí no me gustaba ningún equipo de fútbol, pero mi padre siempre apoyaba a los Hearts.
—De los Hearts —contesté, sonriendo.
Acto seguido me percaté del enorme cartel colgado sobre su cama que rezaba: «Hibernian, el orgullo de Edimburgo». Vaya, ni siquiera había acertado esa.
Malcolm negó con la cabeza y pude ver que probablemente habría sido capaz de salir con una chica que, además de estar enamorada de su mejor amigo, no supiera la diferencia entre ginebra y vodka. Pero no saldría con alguien del equipo de los Hearts, ¡jamás!
—Vamos abajo, el resto se preguntará dónde estamos —me dijo con educación, aunque supe que el ambiente acababa de perder la poca magia que le quedaba.
Se dirigió hacia la puerta, abriéndola y yo estuve a punto de seguirle, pero en el último momento me quedé parada y tomé aire profundamente. No me sentía demasiado cómoda en su casa y eso se me había notado desde el principio, pero la verdad era que yo lo había hecho lo mejor que había podido teniendo en cuenta que socializar no era precisamente lo mío.
—Espera, Malcolm. Un momento.
Él se giró hacia mí, interesado.
—Quería decirte que te agradezco mucho lo que has hecho por mí. Mucha gente del instituto se ha portado... bastante mal conmigo estos días. —Tomé aire y lo miré a los ojos—. Pero desde que tú pediste la cita conmigo, nadie se ha reído de mí en el instituto ni me han vuelto a... ya sabes, a molestar.
Para mi sorpresa, Malcolm no siguió su camino hacia fuera de la habitación. Al contrario, cerró la puerta de nuevo y caminó por el suelo de moqueta azul hasta su cama, con sábanas verdes que tenían impresas el escudo de los Hibernian. Allí tomó asiento y me indicó que hiciera lo mismo.
Quien fuera el que llevaba la cuenta de @HHSsays se volvería loco si supiera que en ese preciso instante me encontraba sobre su cama.
—No tienes nada que agradecerme, eres muy valiente. No entiendo que lo que publicaste en la revista del instituto haya resultado en que ahora un montón de imbéciles se dediquen a hacerte bullying. A todo el mundo le gusta alguien, es lo normal.
Agradecía que, al menos en mi instituto, las personas más populares no fueran imbéciles sedientos de sangre y humillaciones ajenas.
—Yo no lo publiqué conscientemente. Algo pasó y de pronto estaba en la revista, pero no fui yo quien lo hizo.
Malcolm guardó silencio un segundo antes de volver a hablar, como si estuviera analizando la situación mentalmente y yo le hubiera cogido por sorpresa.
—Entonces eres más valiente aún. Se les olvidará pronto, no te preocupes. La gente en el instituto es así, ni siquiera se guían por lo que ellos quieren, sino por lo que el resto de las personas hace o dice.
—Malcolm... ¿puedo hacerte una pregunta?
Él asintió con la cabeza.
—¿Por qué has querido salir conmigo si sabes que a mí me gusta Ryan?
Malcolm se encogió de hombros ante mi mirada curiosa. No parecía molesto, más bien al contrario. De todas formas y, sin que yo lo esperara, él se puso en pie sin responder.
—Será mejor que nos vayamos.
***
Bajé las escaleras con normalidad, aunque reconozco que me sentía más ligera después de beberme dos vasos de ron con Coca-cola.
El salón de Malcolm era una auténtica locura y me percaté de que alrededor de veinte personas más habían llegado en el tiempo que Malcolm y yo habíamos pasado en su habitación. Eché una ojeada rápida a todo el mundo y entre ellos reconocí a mi hermana, junto a Lair, la hermana de Jessica. ¡Ella no me había dicho que fuera a ninguna fiesta!
—¡Alia! —la llamé sin que ella me contestara—. ¡Alia!
Al instante, Jessica apareció a mi lado, haciendo que me olvidara de mi hermana.
—¿Ya has acabado la cita? —preguntó.
—Ha ido como esperábamos, Jess —respondí yo—. Malcolm y yo no pegamos ni con cola.
Ella sonrió.
—Porque tú pegas con otra persona —me susurró al oído.
Después hizo un gesto con la cabeza, señalando a la figura solitaria que acababa de entrar en la casa y mi corazón se detuvo en cuanto lo reconocí. Me quedé parada allí mismo al tiempo que contemplaba a Ryan sonriendo y saludando a la gente que se cruzaba en su camino. Estaba guapísimo con esos vaqueros y su chaqueta de cuero.
—Habla con él —me dijo Jessica.
—Ni de coña.
Y de pronto, casi mágicamente, ella me mostró un pequeño vaso de chupito en sus manos. El líquido era oscuro.
—¿Qué es eso? —pregunté.
—Jägger. Bebe, sabe a fresa.
La Anne normal jamás habría tomado ese chupito, nunca. Pero, si bien era cierto, la Anne normal tampoco estaría en esa fiesta, ni habría tenido una cita cinco minutos antes con Malcolm Graham. Ni siquiera lo pensé, cogí el chupito y lo vacié de un trago.
No, efectivamente no sabía a fresa. Le devolví el pequeño vasito a Jessica
—¡Qué asco! —gruñí.
—Habla con él. Por favor.
Y yo quise negar con la cabeza, pero antes de que Jessica terminara de hablar, Ryan Fiennes ya había llegado hasta nosotras.
Espero que os esté gustando la historia <3
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Las 10 citas de Anne. #1 La chica invisible/#2 La chica estrella ☆.
Novela Juvenil♡~Nunca supe la suerte que tenía de ser invisible... hasta que dejé de serlo. El instituto no estaba resultando fácil, pero créeme, todo se puso mucho peor cuando todo, repito, TODO el mundo descubrió mis sentimientos por Ryan Fiennes. A partir de e...