Asher
—¿Hola? — La chica pasa su mano por al frente de mis ojos. Pestañeo varias veces y la enfoco. —Bueno, al fin me notas.
—Perdón... ¿Como era que te llamabas? —La miro confundido y ella solo sonríe.
—Sabía que no me estabas prestando atención. Soy Alekssandra Coleman Jenkins. Te preguntaba si querías participar en el coro.
—¿Yo? — La miró confundido y ella solo asiente. —Si yo canto las personas dejarán de venir a la iglesia. Créeme, cantar no es lo mío.
—Todo el mundo canta, lo que pasa es que no saben entonar. Es falta de práctica.
—Si pues tu lógica no me parece. No creo que sea falta de práctica, pero respeto tu forma de pensar.
—¿Piensas decirme tu nombre o seguiremos discutiendo cómo cantar?
—Soy Asher—. Le extiendo mi mano y ella la acepta con una sonrisa.
—Un gusto Asher Mata de Plátano—. Estoy a punto de asentir cuando analizo lo que ella dijo. Frunzo el ceño y comienzo a negar varias veces.
—¿Qué? Ese no es mi apellido.
—Me consta que no lo es, pero ya que no mencionaste tu apellido en tu presentación, yo te lo puse.
—Bien, soy Asher Hiddleston. No quería decir mi apellido porque...
—Eres corredor de NASCAR —Me interrumpe y yo me asiento algo cohibido. No quiero que piense que soy de esos famosos que se creen la última Coca Cola del desierto.
—Si, soy corredor. ¿Eres una fan mía?
—Admiro la manera que corres y todo, pero no soy de esas chicas que se vuelven loca cuando ven algún famoso. Así que no te preocupes que no te voy a hacer pasar por esa clases de cosas. Aquí en la iglesia respetamos tu privacidad y comodidad.
—¿Siempre supiste que era el corredor de NASCAR verdad? — Me cruzó de brazo y ella solo me da una sonrisa angelical como si no rompiera ni un plato.
—Claro que lo sabía, pero quería que tú mismo lo dijeras si te sentías a gusto. No quería presionarte. He aprendido varías cosas de los famosos y más cuando vives con dos.
—Gracias a Dios que no me presionaste—. Digo con sarcasmo y Alekssandra se ríe.
—Amén—. Una señora que estaba sentada cerca de nosotros habla haciendo que tanto como Alekssandra como yo la miráramos extrañados.
—Creo que está contestado a la "petición" que hiciste hace unos segundo en sarcasmo—. Susurra Alekssa en mi oído y yo solo enarco una ceja mirando a la señora.
—Yo no hice ninguna petición.
—Bueno pues la señora lo creyó así—. Alekssa sonríe cuando se da de cuenta que la señora nos está sonriendo y levanta su mano dándole un leve saludo. —Okey, olvidemos todo este momento. Se que viniste porque te estás escondiendo de la prensa. No tengo ningún problema en cubrirte, pero si los del comité te ven sin hacer nada van a cuestionar. Nuestra iglesia es conocida por todos los eventos que creamos. Si no sabes cantar tienes que hacer otra cosa. Para eso tienes que hablar con ella—. Alekssa señala a la misma chica que me quede mirando cuando el chico se cayó en el suelo. —Amahia te dirá que debes hacer. Ahora si me disculpas voy a ir a saludar a mis queridos hermanos. Suerte con mi mejor amiga.
Alekssa me deja solo y corre hacia un chico que reconozco como Austin Coleman. Es un cantante increíble y Astrid Coleman es su representante y también es un excelente ser humano. Los dos abrazan a Alekssa cuando ella llega a su lado. Ahora entiendo por qué hablaba de que vivía con dos famosos.
—¿Quién eres?
Dejo de mirar a Alekssa y me giro encontrándome con la chica que ayudaba al adolescente con las cajas, que ahora sé que se llama Amahia. No puedo evitar mirar cada una de sus facciones. Sus ojos son increíblemente hermosos, no sé si son verdes con motas marrones o si son marrones con motas verdes. Su piel es tan blanca y se ve tan suave. Tiene su cabello castaño extremadamente largo y en las puntas tiene una especie de ondas. Creo que llevo mucho tiempo observándola y detallándola porque ella mueve su mano frente a mis ojos haciendo que pestañee varias veces.
—Bien Asher Hiddleston, ¿vienes a esconderte de la prensa? — Abro mi boca para responderle, pero ella me hace un gesto con la mano para que no diga nada. —Se muy bien quién eres, no necesito que me lo digas. También se por qué estás aquí. No voy a darte ninguna tarea, ni alguna actividad por eso no te preocupes. Solo sígueme.
Comienza a caminar hacia la parte de atrás de la iglesia y yo la sigo en silencio. Hay varias personas que la saludan cuando pasamos por su lado, que le dan sus bendiciones y a todos le contesta con una sonrisa cordial.
—Amahia espera—. Un chico como de unos dieciséis años se aparece en nuestro camino. —Me dijeron que voy a cantar una canción, pero Alekssa no me ha dicho nada y yo no he ensayado ninguna canción.
—Respira Evan. Si Alekssa no te ha dicho nada entonces no tienes por qué preocuparte. De seguro es un malentendido. Si tienes dudas puedes ir a preguntarle a ella. Está en la sala de conferencias.
—Gracias Amahia.
El chico, que ahora sé que se llama Evan, me regala una sonrisa y yo se la devuelvo antes de que se vaya.
—Escucha, en nuestra iglesia todos tienen algo que hacer. Si tu solo vienes a "escuchar" los superiores no te van a creer. Así que la próxima vez busca a otra iglesia que no sea tan dinámica.
—No sé por qué, pero tengo la ligera sospecha de que eres uno de esos superiores.
—Pues sí, soy una de esas superiores y por eso te estoy salvando—. Llegamos a una puerta atrás de la iglesia y ella la abre. Sus ojos peculiares me miran y con una de sus manos me hace una seña para que salga.
—¿No eres muy joven para ser superiora? Mayormente son personas mayores las que toman esos rangos. Creo que ya es tradición. ¿Sabías que, en Esparta, la Gerusia solo la ocupaban los ancianos de más de sesenta años?
Amahia me mira entre sorprendida y divertida. Si, tengo mis momentos filosóficos y no hay manera de que me callen.
—No lo sabía, pero sinceramente no sé cómo tomar tu comentario. Tal vez como un cumplido o tal vez como una ofensa. De cualquier manera, es impresionante que sepas la historia de Grecia.
—Si—, rasco mí nunca en un gesto nervioso antes de sonreírle. —me gusta leer cosas nuevas cuando no estoy corriendo. Me ayuda a estar relajado.
—Bien, eso excelente. Ahora necesito que te vayas tengo muchas cosas que arreglar por aquí. Fue un gusto conocerte Asher.
—Espera—. De nuevo sus ojos están puestos en mí y yo vacilo un poco sobre qué decirle. —Nunca me contestaste la pregunta.
—Sí, puede que sea muy joven, pero eso no tiene nada de malo. Esto ha sido mi vida desde hace cuatro años, es lo que me ayuda a mantenerme de pie.
—Eso suena bien algunas partes y otras suena deprimente. Suena como si no salieras mucho—. Frunzo el ceño tratando de analizar toda la situación.
—Que te puedo decir. Vivo una rutina y aunque parezca loco, me conformo.
—Pues creo que eso está mal. Se que soy un desconocido, pero nunca debes conformarte con tan poco. Vivir en la rutina no es bueno. Hay días que se necesita salir, romper las reglas, salir de la rutina que nosotros mismos creamos.
—Respeto tu modo de pensar, pero como ya te dije estoy bien así. Puede que mi vida sea de frente y en reversa, pero tiene su lado bueno.
—Bien, pues yo me he propuesto sacarte de tu rutina—. Sonrío alegre con mi idea y sonrío más porque eso significa pasar más tiempo con Amahia y poder conocerla.
—¿Qué dijiste?
—Lo que oíste Amahia. Desde este momento me propongo a enseñarte a vivir sin rutina. Dejarás de tener una vida en reversa.
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Life in reverse✅
Teen FictionAsher Hiddleston es un fanatico de las carreras de Nascar. Desde pequeño supo que correr estaba en su sangre. Que la adrenalina era su vida. Ahora, él nunca pensó que con una carrera clandestina iba a cambiar su vida. Con apenas 16 ganó su primera c...