🏁C A P I T U L O 4🏁

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Asher

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Asher

¿Ídolo?

Mayormente los adolescentes tienen un ídolo, una persona a seguir, una persona que los impulse a lograr sus más grandes sueños.

Durante muchos años para mi esa persona fue: Gio Richarson. Pasado...

Holden dice que lo admiro mucho todavía. Sin embargo, eso no es cierto. Acepto que su técnica para correr es buenísima, pero eso ya no llama mi atención.

Porque él es buen corredor.

Pero es sumamente egocéntrico.

Sus técnicas son increíbles y tiene el mejor récord.

Pero es un hipócrita de primera.

Tarde en darme cuenta, pero lo importante es que lo hice. Dejarme llevar por él para cumplir mis sueños no era lo mejor. Es por eso que cuando él me extiende la mano me debato en si estrecharla o no. Pero en mi casa me enseñaron modales, así que lo hago.

—Asher Hiddleston, un placer.

—Gran apellido, parece de famoso—. Extiende su mano hacia Holden sin dejar de sonreír.

—Holden Jakobson.

—Excelentes apellidos de verdad. Me siento entre famosos—. Sonrío por compromiso porque eso no me pareció nada gracioso y sé que a Holden tampoco le hizo gracia.

—¿Qué quieres Gio? No estoy para perder tiempo con tus comentarios narcisistas.

—Calma Robert, no tienes que atacarme tan rápido con tus garras cada vez que vengo a darte una noticia. ¿Qué pensarán tus invitados cuando te oigan hablar así? — Nos mira y nos sonríe como si él fuera el más humilde. —¿Que hacen aquí jóvenes? ¿Vienen a ver cómo rompo mi récord? La última vez hice tres minutos con cinco segundos dos vueltas. ¿Increíble no? Nadie lo ha podido superar, ni siquiera yo mismo.

—Cállate Richarson. Ellos no están aquí para verte romper tu récord o por lo menos tratar. Los traje porque este muchacho—, me señala y la sonrisa arrogante que tiene me deja saber que le gusta restregarle esto a Gio. — va a ser tu mayor competencia.

Silencio.

Gio me mira fijamente, y como no soy cobarde, no aparto la mirada en ningún momento. El silencio es inquietante y por lo que a mí respecta, nunca me han gustado los silencios. Para mi todos son incómodos y se prestan para hacerte imaginar varios escenarios.

No sé cuánto tiempo pasa, pero de momento Gio se comienza a reír fuertemente. Holden enarca su ceja mientras se cruza de brazos, señal de que está molesto. El señor Lewiston espera pacientemente a que él termine de reírse.

— Robert deja de hacer bromas que no eres bueno en eso—. Silencio de nuevo. Su entrecejo se va frunciendo lentamente y me da una mirada seria antes de volverla a Robert. —Porque es una broma, ¿cierto?

—No, no lo es. Tengo fe de que este joven logrará grandes cosas. Tan grandes que creo que podrá romper tu récord—. Abro mis ojos como platos mirando al señor Lewiston. No creo que sea bueno poner tanta fe en mí. Si ni siquiera yo sé si soy bueno para esto. Nunca he corrido un auto de NASCAR.

Admitámoslo, puedo ser un asco. A penas hoy corrí un carro por primera vez. 

—Si es tan bueno que lo demuestre—. Gio se cruza de brazos y me mira serio—. Demuestra que eres capaz de romper el récord del mejor corredor.

—Creo que te estás excediendo. Podrás ser muy famoso y todo, pero a mi amigo no les vas a venir hablar así—. Holden da un paso al frente y sus gestos se endurecen.

—No hables por el chico, Jakobson, él tiene boca para defenderse. ¿O es que te vas a quedar callado? — La pregunta suena algo sarcástica y veo como Holden cierra el puño haciendo que sus nudillos sean blancos. Meto mis manos en mis bolsillos despreocupado mientras que los tres pares de ojos se enfocan en mí.

—¿Por qué callar si nací gritando? Quieres que lo demuestre, muy bien lo haré—. Camino hacia donde están los autos y mis manos sudan.

Tú puedes hacerlo Asher, no te acobardes ahora.

—¿Qué diablos estás haciendo? — Pregunta Holden llegando a mi lado. —No puedes hacer esto. Tú nunca has corrido un auto de tanta velocidad, apenas y corriste hoy. Esto es peligroso sino sabes cómo manejarlo.

—No pienso dejarme humillar por ese sujeto. Se que no soy bueno, pero sino lo intento nunca sabré si de verdad soy bueno en esto—. Llegó hasta uno de los carros y lo abro sin dejar que Holden conteste. El Decano llega a donde mi corriendo con una sudadera y un casco. Se que esas cosas nos protegen de cualquier accidente, así que me lo pongo rápidamente.

—La palanca está un poco trancada, pero funciona a la perfección. Todo está en orden en este carro, no hay nada que pueda preocuparnos. Así que respira Holden—. El mencionado solo se pasa una mano por el pelo frustrado y se da la vuelta caminando hasta estar detrás de las vallas. —Confió en que le cerrarás la boca a Gio. Eres bueno, creo en ti y tú debes creer en ti. Además, escogiste un buen carro. Le perteneció a la persona más grande de NASCAR—. Señala el cartel de la chica misteriosa y mis ojos se abren sorprendidos. Lewiston me guiña un ojo y camina hacia Holden.

Me subo al auto, lo enciendo y me pongo los dos cinturones. Presiono el cloche para que el carro no se me apague y pongo el primer cambio para llegar a la línea de meta. Cierro los ojos tratando de calmar los temblores de mis manos y cuando los abro veo una frase en el volante.

"Correr no es solo adrenalina, sino que también es vida."

Las luces cambian a verde y con esa frase aceleró haciendo el primer cambio. La velocidad de este auto asusta un poco, porque no se si podré controlarla. Doy el segundo cambio y tomo la curva. Aceleró lo necesario para después dar el tercer cambio y el cuarto juntos.  Ciento veinte millas marcan el auto, presionó más acelerador y doy otros dos cambios más. Ciento cincuenta millas. Tomo la otra curva bajando un poco la intensidad antes de volver acelerar en la recta. Paso la línea de meta y voy por mi segunda vuelta. En esta segunda vuelta llegó hasta doscientas millas. Vuelvo a pasar la meta y doy otra vuelta.

Me repito una y otra vez la frase del volante. Ni siquiera estoy pensando en por qué estoy haciendo esto. Solo me siento feliz, tal como dice la frase, con vida. Hago una cuarta vuelta y me detengo cuando la termino. Me siento agitado, pero con mucha adrenalina. Apago el auto y paso mi dedo por la frase antes de bajarme. Holden está grabando todo mientras grita todo emocionado, el Decano ríe con las ocurrencias de Holden y Gio solo se está dando la vuelta yéndose de la pista.

Me acerco a mi mejor amigo y el señor Lewiston me sonríe.

—Te subestimé. Eres mejor que muchos aquí. Rompiste el récord—. No digo nada porque yo no creo que lo haya hecho.

—¿Lo hice?

—Lo hiciste. Cuatro vueltas en tres minutos con veinticuatro segundos. Le callaste la boca a Gio y por mí ya estás dentro de NASCAR. Sabía que ese carro te daría suerte.

Yo también lo empiezo a creer.

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