🏁C A P I T U L O 25🏁

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16 de junio de 2010

Abro mis ojos cuando la luz del sol entra por la ventana.

¿Por qué carajos Brooke la deja abierta?

¿Es que acaso ella no sabe cómo son las resacas de feas al otro día?

Me giro dándole la espalda a la ventana porque siento que mi cabeza va a explotar. No recuerdo haber tomado tanto anoche para tener esta resaca tan fea. Aunque debo admitir que no soy muy bueno ingiriendo alcohol.

Miro a Brooke, quien ahora mismo está acostada boca abajo, abrazando la almohada como si fuera el amor de su vida. Tal vez lo sea, he conocido personas que aman dormir más que a su pareja. Brooke puede ser una de ella.

Cierro mis ojos buscando calmar un poco el dolor de cabeza, aunque la garganta me está matando por tenerla tan seca. Como si la cosa no pudiera empeorar más, la alarma de Brooke comienza a sonar a todo volumen. Ella comienza a darle al botón para apagarla, pero no lo hace. Es como si supiera que nos estamos muriendo y se empeñara en jodernos la existencia.

Brooke alza la cabeza y comienza a darle más fuerte.

—¡Apágate aparato del diablo!

—Creo que mi cabeza está a punto de explotar—. Brooke le vuelve a dar, pero es tan fuerte el golpe, que el despertador cae al suelo y aún sigue sonando el maldito.

—¡Tienes que estar jodiendome! ¿Por qué no te apagas? —. Tomo la almohada y me tapo los oídos con ella. Brooke sale de la cama y toma el despertador en sus manos. La miro confundido cuando veo que se acerca a la ventana con él sonando todavía.

—¿Qué haces?

—Callarlo—. Y sin más lo tira por la ventana. Me siento en el borde de la cama y miro como el despertador cae rápidamente y todavía sigue sonando. Brooke se ve satisfecha, pero cuando oye a alguien quejarse porque el despertador le cayó en la cabeza; cierra la ventana, las cortinas y se sienta a mi lado en la cama. Los dos miramos las cortinas como si en algún momento el despertador fuera a regresar.

—Tiraste el despertador por la ventana.

—Lo sé.

—Le cayó a alguien.

—También lo sé.

—¿En qué estabas pensando? Pudiste haber matado a ese individuo—. Esta vez la miro a ella fijamente. Brooke me devuelve la mirada ofendida.

—Esa cosa no quería callarse, ¿Qué querías que hiciera? Me estaba martillando la cabeza con su ruido.

—¡Golpeaste a alguien!

—¡Pero no se murió! Así que deja el dramatismo porque realmente no tengo cabeza para eso ahora mismo—. Ella se masajea sus sienes con su mano tratando de relajar el dolor. Yo la sigo mirando fijamente y de momento comienzo a reír fuertemente. Sí, a reír. Brooke me mira como si estuviera loco. De hecho, me zarandea para que entre en razón.

—¿De qué te ríes?

—De esta situación. Somos un desastre Brooke—. Ella sonríe y niega la cabeza divertida.

—Sí, puede que seamos un desastre. Nos contamos nuestras penas amorosas, nos emborrachamos, nos levantamos con una resaca horrible y agredimos a un vecino con mi despertador.

—Agrediste, yo no fui quien lanzó el despertador por la ventana.

—Bueno, pero un poco de apoyo no le hace daño a nadie—. Sonrío resignado antes de que suelte un suspiro frustrado. Brooke se da cuenta de mi cambio de humor y recuesta su cabeza en mi hombro. —Todo se arreglará Asher. Solo nos queda continuar con la vida. Por lo menos tú te quedas aquí y estoy segura de que ella vendrá a disculparse. Yo, a diferencia de ti, tengo que avanzar.

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