🏁C A P I T U L O 28🏁

147 15 17
                                    

19 de junio de 2010



Vine hace tres horas a NASCAR. Tenía la esperanza de que Holden pudiera arreglar mi auto. Me acordé de los dos motores que tengo de respaldo para situaciones como estas. Por un momento llegué a pensar que todo iba a salir bien, que Gio no se iba a salir con la suya.



Grave error.



El imbécil sabía lo que estaba haciendo. Pensó todo y cada uno de los detalles. No dejó ni un cabo suelto.



Cuando llegué al taller y le recordé a Holden sobre los motores, se emocionó y comenzó a buscarlos por todas partes, y nada. Fui a buscar al señor Lewiston para preguntarle y dijo:



—La semana pasada utilizamos siete motores. Tú tenías dos de respaldo, pero... ayer revisando las cámaras nos dimos cuenta de que alguien los sacó—. Mis esperanzas se fueron rápidamente. Tenía ganas de matar a Richarson en esos momentos. —Lo siento Asher. Si te hace sentir mejor, reforzamos la seguridad en el área para que eso no vuelva a suceder.



Me dio una palmada en la espalda y se fue sin dejar que contestara. No sabía que estaba sintiendo, pero sin duda alguna, no era felicidad. Cuando miré a la zona de los pits, Gio me estaba sonriendo cínicamente. Tuve que controlar mis impulsos porque lo único que quería era llegar a donde él y molerlo a golpes.



Holden estaba igual de enojado y frustrado. Quería arreglar el carro para que yo corriera, pero era imposible. No teníamos las piezas necesarias. Teníamos que aceptar que no iba a correr ese día. Que Gio había logrado lo que tanto quería, quitarme de su camino.



—Es que no podemos permitir que él se salga con la suya, Asher. Sé que puedo arreglar este auto, por favor déjame intentarlo—. Holden tomó una pinza mecánica y se acercó al motor del auto.



—¿Y que pase una desgracia porque el auto no está completamente en sus capacidades para correr? Olvídalo Holden, no voy arriesgar a los demás competidores y tampoco me voy arriesgar. Acéptalo, logró su cometido.



—¡Joder! — Tiró la pinza mecánica en el motor y se sentó en el suelo pasándose las manos por su pelo. Es un gesto que hace cuando está estresado solamente. Me senté a su lado y recosté la cabeza en la pared cerrando los ojos.



—Está bien Holden. Tal vez no me convenía correr hoy. No es tu culpa que mi carro no funcione. Sabemos cómo pasaron las cosas y ahora solo nos queda esperar que de verdad yo sea un excelente corredor y le gane el 17 de julio en la carrera más importante de NASCAR.



—Eres el mejor corredor Asher, no lo dudes ni un segundo. Ese cabrón no va a sacarte de NASCAR. Nosotros lo elimináremos a él. ¿Entiendes? — abrí mis ojos y lo miré a la cara.



—Lo entiendo. De ahora en adelante sólo practicaremos para mejorar y demostrar que no nos vamos a dejar vencer.



—Ese es mi adolescente puberto —. Dijo haciéndome reír. Holden me pasó un brazo por los hombros y nos mantuvimos así por un largo tiempo.



Ahora son las cuatro de la tarde y la carrera comenzó hace una hora. Holden no quiso quedarse a ver la carrera, pero yo no pude evitar hacerlo. Estoy en el estacionamiento, viendo todo desde lo más alto porque sinceramente no quiero estar en los pits junto a los mecánicos de Gio y en las gradas hay demasiada gente, ni siquiera me dejarían ver la carrera.



Life in reverse✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora