Capítulo 10

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Abrí mis ojos lentamente y parpadeé un par de veces para adaptarme a la luz de la habitación. El sol ya había salido y sentía calor. Me gustaban más las mañanas frías, sentía que la disfrutaba más. Me senté en la cama y pasé mis manos por la cara, aún tenía sueño. Me vestí rápidamente, ordené la cama pacientemente, doblé la polera de Caden y la dejé sobre la cama.

Iba por el final de las escaleras cuando la ama de llaves llegó a mi campo de visión.

— Buenos días, señorita Welser.— me dio una sonrisa, la cual me asustó. Ella nunca sonreía.— ¿Desea algo para desayunar?

— No, gracias.— terminé de bajar las escaleras y quedé frente a ella.— Ya debería irme.

— Las señoras Welser y Morgan aún no llegan a sus casas, ¿por qué no toma desayuno aquí?— interrogó.

Porque llegaría tarde a mi práctica y no quería defraudar a las chicas. El equipo siempre se toma como algo serio.

— Debo regresar a mi casa.— hablé firme.— Cuando Caden despierte dígale que muchas gracias y que me tuve que ir temprano. Adiós.

Llamé a un taxi y me fui en este hasta mi casa. Ordené algunas cosas de mi habitación, me bañé, me puse un short y un sujetador deportivo. Debía hacer ejercicio si quería un verano sin polera.

Kate, la ama de llaves de nuestra casa le pidió a una señora que me hiciera el desayuno. Yo insistí en que yo sola podía hacerlo, pero ella no me dejó. Eso es lo malo de tener dinero, se te olvida que hay cosas que puedes hacerlas sin que otra persona te ayude.

— ¿Hoy tienes práctica?— preguntó Kate  mientras anotaba algo en su libreta.

— Si, ¿puedo usar el jeep de papá?— pregunté. Kate era de mi agrado y no quería traerle problemas con mis padres, así que no iba a robar el jeep sin que ella lo supiera, pero quería ir sola para pensar mejor.

— No, le diré al chófer que te lleve.— sacó su celular y lo llamó explicándole a la situación.

Ahí ven, por las buenas no consigues lo que quieres, es por eso que yo siempre me iba por la segunda opción.

Me sirvieron waffles, de los cuales solo comí uno. Tenía mucho dulce de leche y frutas, y con ese me bastó para recuperar energías. Llevaba días sin apetito, lo cual era extraño de mi.

Tomé una botella de bebida hidratante y fui al auto. El hombre me preguntó la dirección y me llevó hasta el polideportivo. Todo el camino fui escuchando música y mirando por la ventana, necesitaba distraerme urgentemente.

Apenas llegué todas se acercaron a saludarme. Las chicas hablaron de lo que hicieron el fin de semana y a los lugares que fueron con sus novios. Al instante Ian se me vino a la cabeza e hice una mueca, era extraño estar sin él, y aún más saber que ya no éramos novios.

Estábamos entrenando cuando un chico llegó llamando la atención de todas. Era guapo. Kendall, se acercó a él y lo saludó con un fuerte abrazo.

— Chicas.— Kendall nos llamó.— Él es Brent, nuestro nuevo entrenador.

Admito que estaba sorprendida, era muy joven, guapo y entrenador de mi equipo. Por lo menos íbamos a tener buena vista mientras entrenamos y una motivación para asistir.

Brent nos habló un poco de su vida con su encantadora sonrisa, la cual tenía loca a más de una chica. Comenzamos a entrenar con él observándonos, así nos ayudaría a mejorar.

La pelota llegó a mis manos y comencé a correr con ella pegándole contra el suelo hacía el otro arco.

— ¡Vamos!— gritó el nuevo entrenador.— ¡Corre!

Prácticamente Vendida ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora