Capítulo 25

1.3K 96 2
                                    

Estábamos en el aeropuerto.

Papá, mamá, yo e Ian estábamos sentados esperando a que llamaran para abordar el vuelo. Mi relación con Ian había sido una de las mejores y acabó por culpa de mis padres. Hace un año no imaginaba estar separada de él, pero ahora estaba esperando a que llegara su vuelo de regreso a Nueva York, para no volver a verlo en un largo tiempo.

En los días que estuvo en nuestra casa aprovechamos para arreglar nuestra relación. Quedamos como amigos, aunque a él le doliera hasta en lo más profundo de su ser. Prometimos no dejar de hablarnos, contarnos lo que nos estaba pasando ya que nos conocíamos y entendíamos muy bien.
Hablamos demasiado. Yo le conté absolutamente todo lo que había pasado desde que me había mudado. Quedó en shock por un momento, pero luego me dio un abrazo reconfortante. Creo que eso era lo único que estaba esperando desde que había llegado a Los Ángeles, un abrazo.

Mis sentimientos hacia él aún no se iban del todo, pues claro, era mi ex novio y no habíamos terminado porque ya no nos gustamos, ni porque no pudimos solucionar nuestros problemas, habíamos terminado por algo injusto, inicuo, sucio y deshonesto. Cada vez que recordaba lo que había hecho mi padre no hacía más que mirarlo con odio y me sentía frustrada al no poder hacer nada al respecto.

Se supone que un padre te ama y hace lo mejor para ti, no lo contrario.

Llamaron a la sala de abordaje y comenzamos a despedirnos de Ian. Cuando fue mi turno lo abracé fuerte y aspiré su aroma para no olvidarlo jamás. Mis ojos comenzaron a arder y no pude hacer nada para evitar que cayeran unas lágrimas.

— Hey.— dijo con su voz suave que tanto me gustaba. Puso sus manos en mis mejillas y secó con sus pulgares las lágrimas que caían.— Osita, no quiero que llores. Estaremos en contacto y puedes llamarme cada vez que quieras, sin importar la hora. Recuerda lo que te dije, si necesitas ayuda puedes contar conmigo, para lo que sea.

— Te amo.— fue inevitable no decirlo.

Sonrió.— También te amo.

Nos abrazamos por unos segundos y luego se fue. Quizá no lo volvería a ver en años y él seguiría con una vida normal. Creo que eso era lo que más me dolía, que yo no podía vivir una vida tranquila.

No dormí.

Llegué a la universidad con lentes oscuros porque no quería que nadie viera mis ojeras. Compré un café grande y unas galletas porque ni siquiera había desayunado. Ya había terminado mi primera clase y estábamos en la cafetería junto a Daphne y Jess. Estábamos hablando de la fiesta del equipo de fútbol y del chico que drogó a mi amiga.

— ¿Es una maldita broma?— Daphne no lo podía creer.— ¿Dónde mierda está ese imbécil? Juro que voy a matarlo apenas lo vea.

— ¿A quién vas a matar?— preguntó Frank sentándose a mi lado.

— De seguro a nadie con esos bracitos.— dijo Caden con una sonrisa burlona.

Mi querida amiga le levantó el dedo al medio.— Que te follen.

Reímos. Ellos no podían estar ni un día sin discutir.

— Le diré a Sophie que lo haga.— Caden la miró con una sonrisa triunfadora.— Amor, ¿me acompañas? Necesito hablar contigo.

Frank y Jess me miraron más que confusos y yo no sabía qué mierda hacer. Me puse de pie y comenzamos a caminar en dirección a la salida.

— Caden, ya hablamos de esto y...

Me giró bruscamente y estampó sus labios contra los míos. Me agarró firme de la cintura para que no me alejara y mordió mi labio.

— Tenía que hacerlo.— susurró apenas dejó de besarme.

Prácticamente Vendida ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora