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Mientras esperamos a que llegue la profesora de Inglés, le cuento a Yoonbin entre susurros la conversación de ayer con mis padres. Para mi sorpresa, se han tomado bastante bien la idea de apuntarme a clases de taekwondo. Aunque mi madre se asustó muchísimo al verme llegar con el ojo morado, finalmente logré tranquilizarla.

Mi padre, por su parte, intentó convencerme para que fuera a clases de boxeo, pues le parece algo más varonil, e incluso cuando rechacé su propuesta intentó persuadirme con el judo, tal vez por que quería que practicara lo mismo que hizo él mucho antes de que yo naciera, pero lo último que quiero es convertirme en mi padre por lo que tratando de que no me riñera, como siempre, intenté que aceptara mi decisión con el taekwondo y aunque no lo logré, igual pude notar el como se alegró de que me interesara por algo «de hombres» y me dejara «de tanto librito y tanto dibujito», como él decía.

Evidentemente, estaba encantado de que me hubiera peleado en el instituto, aunque tuve que mentirle y decir que había ganado yo, y que el otro chico acabó mucho peor. Para él otra cosa habría sido una vergüenza.
No me extraña que Miru se largara en cuanto pudo.

Lo mejor es que en mi pueblo de mala muerte no hay ni un solo sitio donde se imparten clases de taekwondo por más que estamos viviendo en la misma Corea, así que no tengo otra alternativa más que ir a la ciudad. Eso supone un aliciente extra, por un lado, cambio de aires, y por otro, evito encontrarme con nadie indeseable. Lo último que necesito es que los matones del instituto se enteren de que estoy intentando aprender a defenderme, me harían papilla. Tras una búsqueda en internet, mi madre y yo averiguamos que en el centro deportivo de la ciudad dan clases de judo los martes y los viernes, así que empezaré mañana mismo.

Cuando llega Sandara, la profesora, anuncia que hoy veremos una película en clase. Todos nos entusiasmamos, aunque suena algún abucheo cuando anuncia el título: The Perks of Being a Wallflower . No sé cuál es, pero al echarle un vistazo a la carátula me doy cuenta de que conozco a los actores. Logan Lerman, el protagonista, es uno de mis amores platónicos. Esta película en concreto no la he visto, pero el título me suena por haberlo leído alguna vez en su filmografía.

– Quiero que presten mucha atención –advierte Sandara con seriedad, abriendo la caja del DVD y extrayendo el disco–. Cuando acabemos de verla, cada uno tendrá que hacer una redacción explicando lo que ha aprendido de la película. Creo que les vendrá bien a más de uno.

– Pero ¡está en inglés! –se queja una chica.

– Pues para eso están los subtítulos –replica Dara.

– ¡Yo no quiero pasarme toda la película leyendo! –protesta otro desde el fondo de la clase.

– Si en casi todo el mundo son capaces de ver todas las películas subtituladas, ustedes también pueden –sentencia la profesora–. ¿O es que son más tontos que la gente de otros países?

A mí me alegra su decisión, porque si hay algo que odio es ver películas dobladas. Aparte de que me vienen muy bien para aprender inglés, yo soy de los que creen que una gran parte de la interpretación de los actores está en su voz. Por muy bueno que pueda ser un doblaje, y hay muchos muy buenos, al ver una película doblada nos perdemos la mitad de la actuación.

– ¿Qué significa el título? –me atrevo a preguntar con un hilo de voz. Suenan unas risitas cuando hablo, pero las ignoro.

– Eso es parte de la historia. Ya lo verás.

Pero soy curioso por naturaleza, así que saco el móvil discretamente y consulto un diccionario online.

Perk: beneficio o ventaja.
Wallflower... ¿alhelí? ¿En serio? No logro encontrarle sentido al título, así que sigo buscando y descubro que para este país se tradujo como Las ventajas de ser un marginado, y enseguida se me cae el alma a los pies. Justo lo que necesitaba ahora mismo, vamos, dos horas de película acerca de lo bonito que es, odiar cada segundo de tu vida, ser un paria.

Pero, para mi sorpresa, apenas tardo diez minutos en enamorarme de la película, y no es solo porque la protagonice Logan Lerman. Es una película diferente, de esas que normalmente pasan desapercibidas, y no me extraña no haberla visto antes. No sé quién sería el genio que decidió traducir «wallflower» por «marginado», pero creo que no le hizo ningún favor.

Como no podía ser de otra manera, no logro evitar sentirme identificado con Charlie, el personaje principal. Somos muy distintos, pero en algunas escenas me recuerda mucho a mí. Sin embargo, él tiene una suerte que yo no tengo, Charlie encuentra amigos y un grupo que lo apoya y con quien puede ser él mismo, pero yo no tengo eso, tan solo a Yoonbin. Para el resto, soy escoria.

Lo malo de la película es que uno de los amigos del protagonista es gay. A mí el personaje me parece genial, pero cada vez que aparece en pantalla alguno de mis compañeros aprovecha para hacer alguna bromita a mi costa lo suficientemente alto como para que todos lo oigamos. Pero, no dejo que eso me moleste ni me distraiga de la historia. Me está gustando demasiado.

Cuando suena el timbre, me da muchísima rabia tener que ir a la siguiente clase, por mí me quedaría hasta que acabara la película. Miro a mi alrededor. Puedo ver en el rostro de Yoonbin que a él también le está encantando, y no es el único de la clase. Por supuesto, no faltan los que no dejan de bostezar, tal vez porque la película los ha aburrido de verdad, o tal vez simplemente estén forzándolo porque no quieren admitir lo mucho que les está gustando realmente. Jihoon en especial parece un tanto incómodo.

Vivimos en un mundo donde día a día nos vemos obligados a ocultar lo mejor de nosotros mismos.
Si te detienes a pensarlo, es muy triste.

影┆𝚜𝚑𝚊𝚍𝚘𝚠 ; 𝚖𝚊𝚜𝚑𝚒𝚔𝚢𝚞 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora