❅❋❉❆⁴⁵

870 134 56
                                    


– ¡Ya he llegado!

Miru sale del salón y va hasta la puerta para recibirme, con una amplia sonrisa en los labios. Aún no me he acostumbrado a verla sonreír, así que sigue resultándome una imagen un tanto extraña. Durante los pocos días que llevo viviendo en su casa, la he visto hacerlo más que en todos los años que vivimos con nuestros padres. Por primera vez desde que tengo memoria veo feliz a mi hermana, algo que antes nunca hubiera creído posible.

Por supuesto, ahora sé perfectamente cuál es la razón.

– Ya era hora, ¿no? –me regaña, aunque por su tono de voz y su sonrisa sé que no lo dice en serio–. Estaba comenzando a pensar que tu novio te había secuestrado.

Yo también sonrío, contento de poder hablar de una forma tan natural de algo que me hace tan feliz. Todavía me resulta un tanto extraña la situación, pero a decir verdad está siendo fácil acostumbrarse. Mucho más fácil de lo que pensaba, de hecho.

– Tranquila. Si me secuestra, te avisaré antes.

– ¿Y cuándo piensas presentármelo?

Pongo los ojos en blanco.

– Ya estás tú también como mamá.

– ¡Pues claro que sí!

– Miru...

– ¡Déjate de Miru! No es justo que mamá lo conozca y yo no. ¡Tengo derecho a conocer a mi cuñado!

Siento el impulso de volver a poner los ojos en blanco, pero me esfuerzo por controlarlo y en su lugar me obligo a sonreír.

– Bueno, pues un día de estos lo traigo a merendar. ¿Te parece? Fue lo mismo que hice con mamá.

– Bueno, ya qué –acepta a regañadientes.

– Son tal para cual –refunfuño, aunque no puedo evitar sonreír.

– Es lo que hay. Por cierto, ya que mencionas a mamá, ha llamado antes. Quería saber cómo estabas... deberías llamarla.

Asiento con la cabeza. Me llamó mientras estaba con Junkyu, pero no había visto su llamada perdida hasta que salí de su casa. Saco el móvil y marco su número. Tarda un poco en responder, pero finalmente contesta al sexto tono, cuando ya estoy a punto de colgar.

– Perdona. Estaba con...

Deja la frase inconclusa, pero no necesito que termine. Ya sé con quién estaba, y me arden las entrañas al pensar que lleva todo este tiempo a solas con él. Tan solo espero que no haya vuelto a hacerle nada.

– ¿Qué tal las cosas en casa? –pregunto, tratando de mantener la voz lo más neutra posible. Oigo un suspiro al otro lado de la línea.

– Como siempre, ya sabes –contesta con voz cansada–. Mientras no lo moleste, me deja tranquila.

Suelto un bufido. En ese instante, el móvil emite un pitido y veo en la pantalla que tengo una llamada en espera de Yoonbin, pero la ignoro.

– De verdad, mamá, pero ¿tú te estás escuchando? –suelto airadamente, perdiendo lo que me quedaba de paciencia, y Miru me echa un vistazo desde el otro lado del salón–. ¿Cómo puedes seguir con ese cabrón?

– Ese cabrón es tu padre –me recuerda ella, aunque su voz suena débil, como si le costara defenderlo. Supongo que eso es buena señal–. No deberías hablar de él de ese modo.

Me encojo de hombros un segundo antes de darme cuenta de que no puede verme. Vuelvo a oír un pitido en el móvil.

– Que sea mi padre no lo hace menos cabrón.

影┆𝚜𝚑𝚊𝚍𝚘𝚠 ; 𝚖𝚊𝚜𝚑𝚒𝚔𝚢𝚞 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora