影┆𝚜𝚑𝚊𝚍𝚘𝚠 ; 𝚖𝚊𝚜𝚑𝚒𝚔𝚢𝚞

⁎ｆｌａｓｈｂａｃｋ⁎

– Estoy triste.

– ¿Por Jihoon?

– Por todo. Ya ni siquiera es por él, es... por todo. No sé. Yo solo quiero ser feliz. ¿Por qué no puedo?

– Lo serás –aseguró él–. Esto no ha salido bien, pero es cuestión de tiempo, ya lo verás.

– Yo solo quiero encontrar a alguien que me quiera. Alguien que me trate bien. ¿De verdad es tanto pedir? – Él me miró con una mezcla de compasión y ternura.

– Mashiho, que tenemos apenas dieciséis años. Lo encontrarás, ya lo verás. No te preocupes.

Solté una carcajada amarga.

– ¿En este pueblucho de mierda? Lo dudo.

– No viviremos aquí para siempre. Ya lo sabes.

Lo sabía, pero eso no me servía de nada en aquel momento.

– ¿Y qué hago mientras tanto?

Él se encogió de hombros.

– Bueno... me tienes a mí.

– Ojalá yo fuera diferente. Ojalá fuera normal.

Yoonbin me miró a los ojos, muy serio, y por primera vez durante toda la conversación pareció enfadado.

– No vuelvas a decir eso. Eres normal. Ya, te gustan los chicos ¿y? ¿Cuál es el problema?

– Puede, pero...

– Nada de peros. Si tú no te quieres, nadie lo hará –sentenció–. Así que tienes que empezar por ahí.

– Tienes razón.

– ¿Has estado alguna vez con un chico? Puedes contármelo, siempre he tenido curiosidad.

Enrojecí violentamente. No sabía si debía contarle la verdad, así que traté de ganar tiempo.

– ¿A qué te refieres?

– Pues... ¿Te han besado alguna vez?

Negué con la cabeza, y él sonrió.

Entonces, acercó su cabeza a la mía y me besó en los labios. No fue un beso intenso, apenas un ligero roce que no duró más que unos pocos segundos. Ni siquiera utilizó la lengua, pero a pesar de ello noté que se me erizaba todo el vello del cuerpo y mis mejillas se sonrojaban. Cuando se separó y me miró a los ojos, no sabía qué decir.

– Ahora sí.

– ¿Por qué lo has hecho? –logré preguntar con la respiración entrecortada, pues no sabía qué otra cosa decir. Se encogió de hombros.

– Por un libro que leí. Hay muchos cabrones por el mundo, y quería que tu primer beso fuera con alguien que te quisiera.

– ¿Eres gay? –pregunté, extrañado, pero él soltó una carcajada.

– ¿Yo? Claro que no. Si me pongo en modo idiota cada vez que me veo con Lia, ya lo sabes. No sabes las ganas que tengo de que...

– ¿Entonces? –lo atajé, sin demasiado interés por conocer más detalles. Volvió a encogerse de hombros.

– Solo quería asegurarme de que tu primer beso significara algo, eso es todo. ¿Te ha molestado? –Negué con la cabeza, todavía ligeramente aturdido–. Además, también era la prueba de fuego –añadió con una sonrisa–. Así compruebo si yo también soy gay.

Solté una carcajada sin poder evitarlo.

– ¿Y lo eres?

– Ni mierda.

Permanecimos en silencio durante unos minutos.

– Gracias –dije finalmente.

– No tienes que darlas.