El cine está a media hora de la estación, así que tenemos tiempo de sobra para ir caminando. Sin embargo, hoy hay algo distinto entre nosotros. Al principio no sé exactamente de qué se trata, no soy capaz de ponerle nombre. Pero, tras unos pocos minutos de caminar en silencio, comprendo por fin de qué se trata: es timidez, una timidez que no había estado ahí antes.
Recuerdo nuestras manos unidas hace menos de veinticuatro horas, y sé que esa es la razón. Ayer dimos un paso más, dejamos más claro algo que antes solo eran suposiciones, y ahora solo podemos seguir adelante, pase lo que pase. Soy consciente de que lo más probable es que hoy demos otro paso más, y eso me da miedo. De hecho, me aterroriza. Y sé que Junkyu también estará pensando lo mismo, pero lo que no sé es qué pensará al respecto.
Y por eso no sé qué coño decir sin parecer un imbécil.
– ¿Te pasa algo? –me pregunta cuando estamos a mitad de camino, tras más de tres minutos enteros de silencio.
– ¿Qué?
Se encoge de hombros.
– No sé, estás muy callado.
– Y tú también.
– Yo estoy callado porque tú estás callado –replica con una sonrisa, y veo una chispa de diversión en sus ojos.
– Pues a lo mejor soy yo quien está callado porque tú estás callado –contraataco, sonriendo también.
– Pues bueno.
– Pues bueno.
Nos miramos durante un instante, tratando de aguantar la risa, pero entonces rompemos a reír y noto cómo la tensión desaparece de golpe, como si nunca hubiera estado ahí. A partir de ese momento, la conversación continúa con normalidad, con algunas risitas tímidas y miradas fugaces de vez en cuando.
– Tiene que ser broma –digo al ver el precio de las entradas–. ¿En serio valen veinte y noventa cada una? Junkyu alza una ceja.
– ¿Qué esperabas? Es sábado.
– Por donde vivo valen doce los fines de semana –explico, y él me mira con incredulidad.
– No puede ser.
– Te lo prometo. Y nueve con cincuenta entre semana.
– Qué fuerte. ¿Tienes suficiente dinero?
Me encojo de hombros.
– Para el cine sí. Quería comprar palomitas, pero solo he traído unos treinta, así que...
– No pasa nada. Yo te invito. –Enrojezco ligeramente.
– ¡No! No pasa nada, en serio. Tengo suficiente para comprarme un refresco, así que con eso tengo bastante.
– No digas tonterías. Al cine se va para besarse en la oscuridad y comer palomitas, eso lo sabe todo el mundo. Te invito y ya está.
Me siento cada vez más avergonzado, y también un tanto esperanzado. ¿«Besarse en la oscuridad»? Lo cierto es que la idea no me desagrada.
– No hace falta, en serio.
– Que sí –insiste con una sonrisa–. Además, es lo justo. Tú tienes que pagarte el billete de tren para venir y para volver, así que lo mínimo que puedo hacer para compensarte es invitarte, ¿no te parece?
Realmente preferiría que me compensara de otra forma, pero no puedo decírselo en voz alta, así que me limito a asentir con la cabeza.
– Está bien.
ESTÁS LEYENDO
影┆𝚜𝚑𝚊𝚍𝚘𝚠 ; 𝚖𝚊𝚜𝚑𝚒𝚔𝚢𝚞
Fanfiction¿𝑇𝑜𝑑𝑎𝑠 𝑒𝑠𝑎𝑠 𝑝𝑒𝑙𝑖́𝑐𝑢𝑙𝑎𝑠 𝑦 𝑠𝑒𝑟𝑖𝑒𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑡𝑒 𝑐𝑢𝑒𝑛𝑡𝑎𝑛 𝑙𝑜 𝑚𝑎𝑟𝑎𝑣𝑖𝑙𝑙𝑜𝑠𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑠 𝑠𝑒𝑟 𝑔𝑎𝑦, 𝑣𝑖𝑣𝑖𝑟 𝑟𝑜𝑑𝑒𝑎𝑑𝑜 𝑑𝑒 𝑐𝑜𝑚𝑝𝑎𝑛̃𝑒𝑟𝑜𝑠 𝒉𝑒𝑡𝑒𝑟𝑜𝑠 𝑚𝑜𝑑𝑒𝑟𝑛𝑜𝑠 𝑒𝑛 𝑒𝑙 𝑖𝑛𝑠𝑡𝑖𝑡𝑢�...