Capítulo 39 "Me gustas"

1.3K 77 28
                                    

Me gustas

Sus labios rozando los míos me traen de vuelta al presente y una lágrima traicionera sale de mi ojo para recorrer mi mejilla y perderse.

Ahora lo entiendo, todo tiene sentido y a la vez no.

Sus labios se alejan de los míos y la música se acaba. Siento que mi corazón late a una rapidez por la adrenalina de los recuerdos y los sentimientos.

Son tantas cosas que pasan por mi cabeza, desde preguntas hasta recuerdos y palabras.

Mis ojos se abren y lo veo, de verdad lo veo.

De pronto sus acciones, sus tratos, todo tiene sentido. Yo le pedí que me tratara así, que siguiera siendo cortante. Que me siguiera viendo como la odiosa niña y adolescente, y me tratara como tal.

Y lo hizo, a pesar de que años después cambie.

Ahora entiendo por qué mi órgano vital siente tanto por él. Nunca fue sin una razón, la hubo, solo que...la olvide. Y no entiendo ni por qué lo hice, no recordaba nada de eso.

Siento que tiemblo y sus ojos en los míos parecen curiosos, y a la vez algo asustados. Tomo su mano con fuerza y trato de salir de la fiesta. No dice nada en todo el camino y solo cuando estamos lejos del resto, suelto su mano para abrazarme a mí misma mentiras le doy la espalda.

-Lo sabes ¿verdad?-suelto en un murmuro-lo de mi padre.

Toma una respiración profunda antes de responder.

-Me lo dijiste hace más de dos años. En el árbol.

Sus respuestas son calculadas, cortas y precisas, como si tuviera miedo decir más de lo que debe.

-¿P-por qué no lo recordaba?-murmuro para mí misma y él por suerte no lo oye, jugueteo entre mis manos y la pulsera sobresale-Tú me diste tu pulsera.

-Lo hice.

Quiero reír porque todo parece surreal y me siento hipócrita. Tantos años de creer que yo soportaba lo mismo que ellas, cuando no era así. A diferencia de mi madre y Hailey yo si había hablado con alguien.

Había roto la promesa hacia mi madre. Pero no me había roto a mí misma.

Y sentir eso era aliviador, pero venía con culpa. Por esa razón cuando daba su día de fallecimiento no me afectaba de manera grande, dolía pero no de manera que antes lo hacía. Ahora entiendo por qué.

Una risa mezclada con lágrimas sale de mí. Seguro parezco una loca pero no puedo evitarlo.

-¿Abi?-pregunta él que hace años ocupa mi corazón-¿Qué sucede?

No respondo, no puedo hacerlo. La risa es incontrolable. Se acerca y antes de que logre poner sus manos sobre mis hombros, me doy la vuelta.

-Me gustas-suelto aun cuando quiero soltar algo más fuerte.

Mis manos se dirigen en un movimiento rápido a su cara y lo atraen. Suelta un jadeo al sentir sus labios contra los míos y no puedo evitar estremecerme. Mi corazón late con fuerza y muerdo su labio inferior haciendo que gima de manera baja.

Las emociones me recorren entera, hay tanto que no sé cómo manejarlo. Es mucho.

Sus manos rodean mi cintura mientras las mías van a su cuello. El beso se profundiza y toma tanta intensidad que siento que quedo sin aire, pero de una buena manera. No sé qué hago, no controlo mi cuerpo y termino enrollando mis piernas en su cintura.

Él no se lo espera pero logra atraparme. Y me causa gracia que sus manos parecen torpes sobre donde topar. Trata de ser cuidadoso y no manosearme de manera indebida. Trata de sostenerme de manera correcta pero no sabe cómo, sus manos al final terminan entrelazándose de manera extraña.

Te enamoraré (EDITADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora