Capítulo 30 "Superheroína"

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Superheroína

Abro la puerta despacio con la intención de que no suene la cerradura al entrar. Lo logro y con la misma lentitud de antes la cierro a mis espaldas. A penas lo hago, me arrepiento. La luz se prende y una señora más conocida como mi madre, no está muy feliz de verme. Su ceño se encuentra fruncido, sus brazos cruzados y tiene los ojos entrecerrados.

Mierda, he despertado a la fiera.

-Mamá...

-¡Abigail Estefanía! ¡¿Dónde diablos te habías metido?!

Trago saliva cuando la veo acercarse enojada. Está furiosa, sus mejillas se tiñen de color rojo mientras me observa.

-Y-yo...yo...

-¿Es lo único que dirás?-se cruza de brazos-!Toda la noche he estado con el Jesús en la boca! ¿Tienes idea de que horas son?

-No...no me fije en la hora.

Agacho la cabeza sin querer decir algo que la haga enojar más. Mi cuerpo tiembla, tenía tanto miedo de no verla otra vez. Después de todo no sé lo que hubiera pasado si Cooper no hubiera llegado.

Miro a mamá de nuevo y aunque sus ojos muestran enojo, también expresan preocupación. No puedo contenerme más y mis lágrimas se deslizan por mis mejillas, corro hacia ella y la abrazo escondiendo mi cabeza en su pecho. Se asombra, puedo sentir que le he cogido de sorpresa. Sin embargo suspira y me envuelve en sus brazos reconfortándome.

-Lo siento-murmuro con voz ronca.

Besa mi cabeza y murmura un "Tranquila cariño, todo está bien" que me hace sonreír un poco. Subimos a mi habitación y aunque se nota inquieta por saber que sucede no quiere ser impertinente. Veo que se debate mucho, ella sabe que respecto a los sentimientos soy una caja de misterios.

Siempre lo he sido.

Así que sentada en mi cama le doy una sonrisa temblorosa cuando me pasa un vaso de agua. Tomo varios bocados antes de comenzar a narrarle lo ocurrido. Por su puesto mis lágrimas vuelven y apenas estas salen me encuentro envuelta en sus brazos.

La siento tensa conforme le cuento lo sucedido pero luego sonríe un poco con los ojos llorosos cuando le digo lo de las galletas.

Mis ojos poco a poco se van cerrando y ella despacio me hace acostar dentro de mi cama. No quiero que me deje sola y como hace muchos años lo hice, la abrazo reteniéndola. Se sorprende de mi acción, pero la entiende y se queda conmigo.

Sé que aún está molesta pero su preocupación es más grande que eso. Mamá casi nunca se molesta conmigo, y siempre que he salido de casa he sido puntual al momento de regresar. Hoy fue la excepción, una que no volvería a cometer.

El solo pensar que hubiera pasado, me aterra.

Mientras me duermo me llegan escenas recordándome lo similar que es esta escena. Hace años solo una vez mi madre se enojó seriamente conmigo, fue unos días después de haber ido a hospital.

Me sentía abrumada y salí sin pedirle permiso aprovechando su distracción, caminé por los pasillos visitando de uno a uno a cada paciente, claro, al menos a los que me dejaban entrar. Uno de ellos fue la mamá de Celina, una chica huérfana de padre y madre que vive con sus abuelos.

Cierro los ojos abrazando a mi mamá, no sé cómo se sintió Celina cuando murieron sus padres, pero yo definitivamente no quiero volver a sentir ese dolor y menos esa ausencia. De lo contrario ahora me encontraría llorando en mi habitación sola, sin sentir la protección de unos brazos amorosos.

Te enamoraré (EDITADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora