Entre besos
-La manija.
Su expresión burlona cambia a una de sorpresa para luego ver la manija que está en mi mano y a mí, con incredulidad.
-¿Qué dices?
-La manija está rota.
Me hago un lado cuando se acerca para ver alguna solución pero no, mi suerte se hizo presente y he roto, de lo que se llama romper una manija a tal modo que no se puede hacer nada. Al menos no por dentro para salir.
-¿Estamos encerrados?-pregunto aunque es algo obvio.
-Sí.
-No jodas-suelto y me tapo la boca. ¡Vivan las malas palabras señores! Lo bueno es que está tan enfrascado en no poder abrir la puerta que no se da cuenta de mis palabras.
-¡Los celulares!-dice Cooper y empieza a buscar el suyo, maldice cuando no lo encuentra.
-Esta sin batería-digo prendiéndolo al mío.
Este se prende para mostrarme un cero de batería y se apaga. Genial, que ayuda.
-¿Qué hacemos?-pregunto.
Ambos miramos tratando de buscar que hacer y empezamos a gritar para que nos saquen de aquí pero después de unos segundos nos rendimos. No hay ni un alma en el colegio.
-¿No deben revisar que no quede nadie en la instalación?-pregunta.
-Bueno, nunca ha pasado un caso de alguien quedándose en el colegio por manera voluntaria. Y los encargados de cada club se encargan de que todos desalojen el área.
-¿Quién se encarga de la biblioteca?
-Sofía, pero ella hoy no vino a clases.
-Genial-murmura y se deja caer en un sofá grande-¿Pasaremos la noche aquí?
-Sí...
-Bueno, más vale ponernos cómodos.
***
-...Cincuenta ovejitas, cincuenta y un ovejitas, cincuenta y dos ovejitas, cincuenta y tres ovejitas, cincuenta y cuatro ove...
Una mano se pone en boca evitando que siga contando ovejitas. Enmarco una ceja ante su acción.
-Si sigues contando ovejitas creo que empezare a verlas. Normalmente me enloqueces pero si sigues contando ovejas de verdad voy a parar en un manicomio contando el resto de mi vida las demás ovejas que te faltan.
Me río haciendo que una curvatura se forme en su boca. He aquí lo que hace meses me costaba lograrlo. Quita su mano de mi boca y me siento correctamente porque hace un momento estaba de cabeza contando ovejas.
Me gustaba, algo raro pero desde que era pequeña me gustaba ponerme de cabeza al acostarme en un sofá o cama. Le hago una seña para que se siente a mi lado y lo hace. Pero yo aprovecho para levantarme.
Él coge mi mano y hala de ella logrando que caiga sobre el sofá y su pierna izquierda.
-¡Cooper!-chillo riendo-¿Qué haces?
-¿Me dices que me siente para irte?
-Solo iba a buscar un libro-me mira, le sonrío-te lo prometo.
Asiente y me suelta. Me acerco hacia el librero y busco algunos títulos que me logren atraer, leo por unos segundos hasta que veo uno que me gusta. Lo tomo con una sonrisa.
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Te enamoraré (EDITADO)
Teen FictionUna pregunta: ¿Qué es lo más loco que harías por amor? A Abigail Martins siempre le ha gustado Alan Cooper y cansada de fingir que no pasaba nada, decidió ir a una fiesta donde él estaría. No contó con que en medio de esta perdería el filtro por un...