Capítulo 21 "Hailey y Ben "

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Hailey y Ben


Todo resulto mejor de lo que esperaba.

Y es que con mi suerte había esperado caerme, o algo por el estilo. Pero lo que no me esperaba y tampoco se esperó mi madre, fue que al volver Hailey no hubiera hecho sus deberes. La guerra empezó-según me dijo mi madre-en el centro comercial cuando se toparon con Rossela y Celina. Y según mi madre Rossela fue tan amable que le dijo a mamá los deberes que tenían y que casualmente Hailey no había hecho. Y según Hailey, Rossela fue una mocosa metida que no tiene nada más que hacer que joder la vida de los demás.

Sus palabras, no las mías.

Pero como haya sido o como ellas lo vean, llegamos a la misma situación: Una Hailey siendo regañada.

Cierro los ojos cuando la puerta del auto es azotada con fuerza por una cabreada madre. Esta tan molesta que se olvida que Ben está dormido en el asiento de atrás.

Oigo un bufido y como la puerta es abierta y Hailey se baja soltando la puerta con también algo de fuerza.

Rayos.

Hailey está tan molesta como lo está mi madre. No entiendo la razón pero creo que tiene que ver con Rossela siendo muy comunicadora. Entra a la casa y solo cuando aquellos dos huracanes entran a casa decido abrir la puerta y bajarme del auto.

Abro la puerta de atrás y cojo en mis brazos a Ben que no entiendo cómo sigue dormido. Los gritos de ambas y sus portazos bien pudieron ser oídos hasta China. Beso su cabecita y cierro la puerta del auto.

Camino hacia la casa y ruedo los ojos cuando sigo oyendo los gritos. Pero cuando entro ambas ven mis brazos y abren los ojos. Ajá, ahora se dan cuenta del niño en brazos.

Sin decirles nada subo las gradas y escucho como mamá sigue regañando a Hailey pero en murmuros. Acuesto despacio a Ben y cierro la puerta a mis espaldas dispuesta a ver qué sucede abajo.

El ambiente es tan tenso que solo me quedo en la puerta siendo una espectadora.

-Hailey no sé qué te sucede-murmura mamá-Abigail nunca fue así.

Abro los ojos y noto rápidamente como mi madre se arrepiente de haber soltado esas palabras. Miro a Hailey quien tiene un rostro de póker antes de que sus mejillas tomen un tono rosado y explote.

-¡Pues yo no soy Abigail! ¡Por si no lo sabes mi nombre es Hailey! No soy otra Abigail ¡no tengo por qué serlo! ¡Y estoy harta de esto! ¡Harta de ellas! ¡De él! ¡De todos! De fingir que no ha pasado nada.

-Hailey...

-Oh, ¿ahora soy Hailey?-se ríe-¿Cuándo pierdo el control soy la hija mala con nombre Hailey?

-Hailey, basta-susurro.

Sus ojos enfurecidos se dirigen hacia mí.

-¿Basta? ¿Sabes cuantas veces he dicho esa palabra y nada ha cambiado? Lo dije cuando él se fue y no me dejaron ni llorar por él-sus ojos se aguaron-y lo volví a repetir cuando no me dejaron ver dónde está. ¿Basta? Basta ustedes que no dejan de mentirme, de ocultarme cosas.

-Hailey-susurra mamá con ojos aguados.

-Estoy cansada-murmura alejándose de la caricia de mamá-cansada de que se hagan oídos sordos a lo que yo quiero. Yo no quiero seguir con esta farsa. No quiero y tampoco puedo, no es sano. No lo es. Deben dejarlo ir-miro fijamente los ojos de mamá-¡Debes dejarlo ir! ¡Acepta de una vez que él ya no está! Porque tú eres la única que nos está lastimando con esto. No él, no su partida. Si no tú.

Esas palabras tocan a mamá, da unos pasos hacia atrás y muerde su labio con fuerza antes de que nos dé la espalda y vaya a su habitación. Pero no es tan rápida como ella hubiera querido. Pues al darse la vuelta Hailey y yo vemos como lágrimas ruedan por sus mejillas.

La puerta es cerrada con suavidad y todo se queda en silencio.

Hailey está pálida, seguro no sabe que es lo que ha pasado. Ha perdido el control y ha explotado de la peor manera. Niego la cabeza y voy hacia el cuarto donde esta mamá. Entro y la veo sentada viendo fijamente la ventana.

-¿Mamá?

-Ella tiene razón-susurra y no sé qué decirle porque Hailey estaba en lo correcto.

Ella es la única que se aferra a esa ilusión.

Yo...ya la estoy perdiendo.

-¿Qué vas a hacer?-pregunto al ver como se levanta y saca la foto de él.

-Lo que debí hacer hace mucho tiempo-la miro con confusión y me da un sonrisa-Tranquila, estaré bien. En unos minutos ayudare a tu hermana.

-No, yo lo haré. Tu solo descansa.

-Pero...

-Todo estará bien.

Ella asiente con la cabeza y salgo de la habitación. Al entrar a la cocina veo a Hailey con muchas hojas, cuadernos y un montón de materiales para manualidades.

Me siento en uno de los sillones y comienzo a leer lo que tiene que hacer.

-¿Q-qué haces?-pregunta.

-¿No lo ves?-le sonrío-Pues ayudarte.

No dice nada y temo que eso sea mala señal, le regreso a ver. Sus ojos se llenan de lágrimas y me da una sonrisa triste.

-Lo siento, no quería decir eso.

-Lo sé.

-La lastime-se queja antes de soltar grandes lágrimas.

No sé qué decirle. Así que la atraigo a mi pecho sintiendo como sus lágrimas mojan mi saco.

-Ella debía saberlo-digo tratando de hacerla sentir mejor.

-Pero no de esa manera.

No digo nada y solo reparto caricias en su espalda tratando de calmarla. Mi cabeza me duele y siento que me llegan recuerdos.

-Tómalo con calma, Martins

Ruedo los ojos con una sonrisa, al parecer siempre llega en momentos oportunos. Incluso en mis recuerdos. Siento a Hailey empezar a reír y la miro confundida.

-¿Qué sucede?

-Solo recordé algo-se encoge de hombros y vuelve a su puesto sin decirme nada.

-Bien, señora misteriosa. Manos a la obra.


***


-¿Abi?-pregunta una voz entre mis sueños.

-Abi-la voz vuelve a repetirse y luego siento unas manos moverme.

-Mmm-suelto abriendo un poco los ojos.

En frente mío asoma la figura de Ben. Me despierto de golpe al ver como las lágrimas caen por sus ojos. Lo atraigo a mis brazos con rapidez empezando a oír sus pequeños gimoteos.

-¿Qué sucede?-pregunto alejándolo un poco de mí, dejando su cuerpo contra el mío pero con el espacio suficiente como para que él hable.

Sin embargo no lo hace por unos segundos y cuando me doy cuenta su respiración es más calmada. Sonrío dándole un beso en la frente y trato de acostarme en la cama sin despertarlo.

Toda la noche no me suelta, es como si de alguna manera tuviera miedo. Tal vez fue una pesadilla, un mal sueño o seguro se acordó de la película que Hailey estaba viendo hace días. Aunque eso sería extraño, ya han pasado muchos días para eso.

-No importa lo que haya sido-murmuro y beso su cabecita-ninguna pesadilla te hará daño. No mientras tengas a una madre, y dos hermanas dispuestas a dar patadas a las pesadillas.

En especial una que tiene amor por las artes marciales. 

Te enamoraré (EDITADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora