Era sábado por la noche, y Amber seguía en mi casa. Al parecer le gustó tanto la noche de chicas que no pudo aguantar por transformarlo en un fin de semana completo.
Estábamos cenando, mientras mirábamos una rara película de romance desde mi laptop.
―Él debería detenerla ―dijo Amber con la boca llena de pizza―. Debería correr por ella, ella es la que estuvo siempre. No puedo creer que siquiera piense en dejarla por otro tipo.
―Yo pienso que debería arriesgarse, está con ella solo por seguridad. Ni siquiera la ama ―opiné bebiendo un trago de cerveza―. No debería dudar, se aman. ¿Por qué siempre están pensando en el qué dirán?
¡Hipócrita! ¡Tú eres peor que eso!
―¿Tú crees? ―preguntó Amber, mirándome―. ¿No debería pensar en la aceptación de los demás? ¿De los amigos, por ejemplo?
―¿Acaso piensas en eso cuando te enamoras del sexo opuesto? Solo presentas a tu pareja y ya. No tiene que ser distinto en una pareja homosexual.
―Rebbeca, yo creo que... ―El timbre la silenció de golpe. Esperé a que ella siguiera con lo que estaba por decir, pero el timbre volvió a sonar de manera insistente.
Pausé la película que habíamos dejado de prestar atención para conversar, y me dispuse a abrir la puerta. No eran muchas las opciones que tenía, así que supuse que era Sam.
―Hola, dulzura ―ingresó y besó mis labios como ya me había acostumbrado a que lo hiciera, y luego saludó a mi amiga―: Nicholson.
―Sam ―respondió ella su saludo―. ¿Cómo es tu apellido?
―Oh, no tengo. Me desheredaron y ahora solo soy Sam.
―¿Eso es posible? ―Él se encogió de hombros, desinteresado―. A ver, muéstrame tu identificación.
―¿No prestaste atención las veces que me atendiste en el hospital?
―No recuerdo haber prestado atención ―insistió, un poco avergonzada por no leer los nombres de los pacientes de emergencia―. Un segundo y ya.
Sam le tiró su tarjeta de identificación y yo miré a Amber expectante.
―Los dos campos están rellenos con el mismo nombre ―dijo mi amiga desconcertada―. En teoría tu nombre es también tu apellido.
Amber empezó a reírse de él mientras Sam cruzaba los brazos, tensando la mandíbula y respirando con dificultad. Al darme cuenta de que aquello no pintaba bien, me acerqué a él y apoyé mis manos en sus hombros.
―¿Estas bien? ―le pregunté cautelosamente.
Nunca antes había sabido lo que era la cautela, lo aprendí con él.―No me gusta que se burlen de mí ―dijo con rabia contenida, mirando fríamente hacia donde estaba Amber. Ella lejos de darse cuenta de nuestra pequeña charla, había ido a buscar más cervezas del refrigerador.
―Solo estaba jugando ―aclaré acariciando sus brazos―. Los amigos solemos reírnos de nuestros amigos. Si no te gusta o te sientes incómodo, deberías hacérselo saber para que no vuelva a bromear de esa forma.
Aprendí que Sam era nuevo en las relaciones sociales, por lo que siempre me encontraba explicándole cómo se suponía que funcionaban las cosas como a un niño. Él siempre seguía mis consejos, y eso me daba mucha ternura. Era como tener un hermanito pequeño.
―¡Nicholson!
―¿Si? ―preguntó Amber desde la cocina.
―Eres la amiga de mi novia, y por eso deberíamos ser amigos ―empezó él, alzando la voz para que ella lo escuche desde la cocina. Yo internamente me palmeé la frente―. Pero no podremos ser amigos si te sigues burlando de mí. Realmente me molesta.
Amber salió de la cocina mirándole con cuidado, como si no quisiera despertar a la bestia. Así estaba bien metaforizado; siempre tenía miedo de hacer enojar a Sam, y que él explote.
―Está bien ―dijo ella, entregándole una cerveza―. Me gusta que me digas las cosas que te molestan, así sabré qué es lo que no debo hacer.
Sam se volteó a mirarme como un cachorro esperando su aprobación y yo le sonreí.
Nos sentamos a seguir mirando la película, esta vez con Sam en el medio, haciendo que estemos un poco apretados.
―¿Dónde está tu amigo? ―le preguntó Amber a Sam.
―Lo dejé hace un rato en una fiesta ―contestó él bebiendo su cerveza―. Prácticamente lo obligué a ir. No me gusta que esté todo el tiempo detrás de mí.
―¿Por qué estaría todo el tiempo detrás de ti? ―preguntó Amber, volviendo la vista hacia la película―. ¿Acaso no debería enfocarse en terminar el instituto?
―Es lo que le digo ―dijo Sam, mirando de repente interesado a Amber―. Bueno, en realidad no se lo digo. Pero soy el que lo lleva al instituto, y lo busca. Hoy aceptó ir a la fiesta de unas de sus compañeras, solo porque le dije que estaría con ustedes. Creo que me porto bien cuando estoy con Becky ―añadió lo último medio susurrando, como si más bien fuera un pensamiento surgido en el momento.
Lo miré extrañada, el miraba hacia sus piernas con el ceño fruncido, como si tratase de entender algo. Al sentir mi mirada, se volteó a observarme, sus ojos se clavaron directamente en mi barbilla.
―¿Qué cojones? ―interrogó de pronto, tomando mi mandíbula y levantándola sin cuidado alguno, para ver mejor―. ¿Qué mierda te pasó?
Tragué saliva dificultosamente, ya que la posición no era muy adecuada para hacerlo.
―Me golpeé ―respondí evasiva, no tenía ganas de contarle a Sam lo que había pasado. No le tenía confianza después de todo.
―Oh, está claro que eso es un golpe ―dijo levantándose furiosamente, Amber miraba la escena atónita―. ¿Quién te golpeó? ¡¿Quién golpeó a mi novia?!
Me levanté para calmarlo, pero él empezó a caminar de un lado a otro en la sala. Es lo que hacía cuando trataba de controlarse, cuando los ejercicios de respiración ni siquiera podrían funcionar.
―Sam, cálmate ―le dije frenándolo por los hombros y hablando de manera pausada―. Si te calmas, y me prometes no hacer algo estúpido, te contaré quién me golpeó.
―¿Cómo me pides que me calme, si te hacen daño? ―preguntó en un hilo de voz, bajando la mirada hacia los pies, mientras apoyaba su frente en la mía. Yo sostuve su cara a los lados con las manos.
―Oye, respira ―pedí, y él hizo lo que le dije de manera pausada, fallando miserablemente ya que cuando inhalaba no recibía el oxígeno que sus pulmones agitados requerían―. Calma, respira con calma.
Cuando por fin pudo calmarse, volvió a mirarme. Un brillo indescifrable colmaba sus ojos mientras lo hacía.
―Bien, ya estoy calmado ―dijo con la voz ronca―. Ahora necesito que me digas quién fue.
―Fue mi madre ―respondí cerrando los ojos―. Ella llegó anoche y me golpeó.
No esperé mucho para sentir como Sam se separaba de mí bruscamente y salía de la sala dando un portazo.
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Que loco todo verdadddd
A ver mis queridos lectorcitos, quería preguntar... ¿Leerían una historia dramática escrita por mí? 😂
Tengo un nuevo proyecto; soy mala para los géneros (ni siquiera sé en qué genero catalogar UPGP), pero sé que mi nueva obra no tiene los tintes de humor que hay por estos lados y hay más suspenso.
Por otro lado, también están algunos de los personajes que hay acá 😏
Si me dicen que podrían darle una oportunidad, publico la descripción y el prólogo y ustedes me dicen qué tal. ¿Les parece? ❤
¡Gracias por el apoyo, por darme estrellitas y comentarios! ¡Son lo máximo!
Con amor, Juno & Jo
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Un pequeño gran problema [COMPLETA]
Chick-LitLa vida adulta no siempre es como uno se lo espera, y a más de uno le resulta caótico el proceso de adaptación. Rebbeca Houston no es la excepción, ya que su vida da un giro drástico cuando decide volver a su ciudad natal para terminar con su capac...