❈•≪Special. Yeosang's confession≫•❈

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Sin prisas y parsimonioso, Seonghwa abandonó la casa de su bajo amigo y comenzó a caminar por su no muy concurrida calle, notando el oscuro manto que se posaba sobre él con discreción, aún así notorio y elegante.

Colocó sus manos en los bolsillos de su tejano y aceleró, levemente, su andar. Su dongsaeng le esperaba y para su descontento, en un lugar no muy agradable.

Por más que fuera un pequeño y desatendido parque, el cual no quedaba muy lejos de la casa del pelirosa, a tres calles de distancia para ser más exactos. Era el peor lugar al que alguien pudiera ir en la noche. Si bien su dongsaeng vivía en un buen vecindario, aquel parque, por alguna extraña razón, estaba infestado de vándalos.

Y no, no eran adolescentes con pintas no muy correctas o cuidadas, todo lo contrario.

Eran tanto adolescentes como adultos que, inexplicablemente, utilizaban aquel descuidado sitio como su punto de encuentro o su zona para beber y fumar cualquier porquería que pudiesen.

En aquel sitio había de todo, hombres de trajes bebiendo y quejándose de vaya uno a saber qué, de su trabajo tal vez o de sus jefes. Quién sabe. Adolescentes con pintas ordinarias reunidos mientras bebían cervezas baratas y fumaban cigarrillos igual de baratos, pasando el rato o siendo ruidosos sin razón aparente. Como también habían chicos con apariencias desastrosas y nada amigables, fumando alguna droga experimental mientras hacían ruido o escuchaban su música con exagerado volumen. Jóvenes y hormonales parejas, también las habían.

Como ya se dijo, ese parque albergaba muchas y diferentes cosas en él, y todas ellas tenían algo en común; no eran buenas ni fiables.

Razón por la cual, Seonghwa, odiaba cuando su menor iba a pasar el rato a ese lugar, sentándose en alguna rota banca a pensar o a distraerse. Inevitablemente el castaño se preocupaba, el tímido chico de rosas hebras era muy despistado y la mayoría del tiempo se alejaba de la realidad, ensimismándose tanto en sí que no percibía lo que sucedía en su entorno, lo cual era asombroso y preocupante.

Y en algún momento, algún intoxicado chico o adulto, podría acercarse a su dongsaeng y con buenas intensiones no sería, podrían querer robarle, molestarle o hacerle algo, cualquier cosa.

Y no exageraba, éste una vez le contó como un adulto, bastante pasado de copas, se le acercó pidiendo por la hora, luego de recibirla no se marchó, al contrario, tomó asiento junto a su lado y se le insinuó grotescamente. Diciéndole que era el chico más lindo que jamás vio y sin duda, rostros tan puros y excéntricos como el suyo, no habían.

El entonces castaño, tuvo que, literalmente, salir corriendo de lo pasmado y asustado que se encontró. Y eso fue hace tan sólo un año, Seonghwa no comprendía cómo, a pesar de eso, el ahora pelirosa, seguía yendo a ese sitio.

Como si nada.

Cuando hace unos cinco meses, un universitario, pasado de sustancias, se le acercó, al principio le saludó, luego le pidió por dinero y al éste, honestamente decirle que no tenía nada consigo, le invitó a ir con su grupo de amigos y amigas, que solían verlo siempre por allí y su apariencia solitaria era todo menos alentadora y que con sus sustancias, quizá, podría lucir más vivo.

Se negó varias veces y el chico aún así le insistió, hasta le tomó por la muñeca, segundos después y acudiendo a su rescate, llegó su bajo mejor amigo, ahuyentando al desconocido de manera ruidosa y efectiva.

Lo que Park le agradeció, internamente porque no dialogaban. No demasiado al menos.

Y aunque fueron sólo dos altercados y desde el segundo y último, nada más le pasó a Kang, Seonghwa seguía regañándole por ir a ese lugar, como también le insistía para que dejara de hacerlo, o que al menos, fuera a otro.

No me delates | [MinJoong +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora