❈•≪43. Te perdono≫•❈

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Hongjoong se sobresaltó cuando sintió un ligero golpeteo en su puerta y segundo después, como la misma era abierta. Frunció su ceño y se giró sobre la silla de su escritorio, su serena madre ingresaba con tranquilos pasos y una bandeja entre sus manos.

—Llevas encerrado en tu habitación horas.— murmuró la castaña, colocando la bandeja en el poco espacio libre de aquel escritorio—. Tienes que comer algo.

—Gracias.

Sonhee sonrió y caminó hasta su ordenada cama, la ocupó y su hijo le miró confuso. Su ceño arrugado y su cabeza ladeada.

—Sé que te he otorgado muchas libertadas— dijo la mujer, cruzando su pierna derecha por sobre la izquierda—, y he sido permisiva a más no poder contigo. Aunque te he dado limites también y a pesar de todo eso, y que a ti te gusta guardarte algunas cuestiones— agregó con sosiego—. Quiero que me cuentes qué te tiene tan pensativo y a su misma vez, algo decaído.

Hongjoong suspiró y dirigió su vista a su libro de matemáticas. Con ligereza y algo de mediocridad había conseguido comprender el nuevo tema, pero su madre venía y pedía con su característica amabilidad y paciencia, hablar con él.

¿Sería muy egoísta de su parte no acceder?

Tal vez lo sería. Aunque si era honesto, no quería hablar. Todo el fin de semana se lo pasó metido entre libros, realizando con ellos su tarea o preparando guías para sus cercanas pruebas.

Distracción suficiente como para no pensar en su dongsaeng, en la abrasadora inquietud instalada en su pecho y la ligera ansiedad sacudiendo su cerebro.

Hablar con su madre sería traer a flote aquellas sensaciones y pensamientos, lo que ciertamente no quería. Aunque tampoco quería hacer sentir mal a su madre con su cerrada persona.

—Seguramente ya lo sabes.— terminó diciendo varios segundos después, golpeteando el extremo superior de su cuaderno con su lápiz.

—Supongo que se debe a Mingi— murmuró tras asentir para sí—, pero no sé exactamente qué pasó entre ustedes.

—Me expresé de la peor forma.— dijo en un suave susurro, soltando su lápiz e inclinando su cabeza hacia el techo—. Realmente le dije un par de idioteces.

—¿No te has disculpado?

Hongjoong rió sin gracia alguna—. Lo intenté.

—¿Y tan pronto te has rendido?

—No lo he hecho.— aseguró tras menear su cabeza—. Simplemente no puedo obligarlo a que me escuche, tengo que esperar a que quiera hablar.

—¿Y qué le dirás cuando hablen?— cuestionó la castaña, suave y algo curiosa.

Hongjoong volvió a contraer su expresión, pensante. ¿Qué le diría?, primero se disculparía. Había herido sus sentimientos con brusca imprudencia. Y por último, aunque aún vacilaba sin estar muy seguro de porqué, se sinceraría con respecto a sus sentimientos. De todos modos, en algún momento tendría que hacerlo.

—Cosas que he guardado.— respondió al virar su rostro y centrar sus castaños orbes en los cálidos de su madre.

Sonhee sonrió con ligereza y asintió—. Reconocer tus errores y hablar con el corazón siempre suele ser lo más acertado.

—Lo sé, aún así, ¿por qué me siento tan intranquilo al respecto?

—Incertidumbre.— aseguró su progenitora—. Puedes suponer cómo se desarrollarán las cosas entre ustedes, sus reacciones, qué se dirán o tal vez, cuánto discutirán.— prosiguió con el mismo tono; uniforme y afable—. Pero realmente no tienes idea de nada. Divagar al respecto te inquieta y la incertidumbre te desespera. Te gusta y no quieres arruinarlo.— finalizó con mayor calidez en su voz.

No me delates | [MinJoong +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora