❈•≪48. Los tensos hilos se aflojaron≫•❈

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—¡HONGJOONG!

El susodicho se sobresaltó tan pronto sintió el grito de su madre, inconscientemente mandó a volar su lápiz y una de sus manos fue a parar a su pecho, sintiendo bajo su tacto su enloquecido corazón. Entornó la mirada y se fijó en su cerrada puerta, cuestionando para sus adentros qué había sido aquello y qué estaba mal con su madre.

—¡HONGJOONG, VEN!

El segundo grito no le asustó tanto como el primero, eso no significaba que no le hubiera sorprendido también y hecho brincar en su cómodo asiento con ligereza. Resopló y sus hebras desordenó, se levantó de su silla y tras inspeccionar su suelo de manera esporádica en busca de su lápiz, desistió de dicha acción pocos segundos después. No quería un tercer grito o su corazón explotaría del improvisto.

Avanzó los pasos que debió hasta asomarse a la sala, su madre no estaba allí. Frunció su ceño y caminó hasta la cocina. Una vez cruzó el umbral se topó con su castaña progenitora ocupando su asiento mientras revisaba algo en su móvil, desinteresada pero aún así relajada.

—Ya estoy aquí.— anunció con pereza.

Sonhee alzó su mirada y sonrió—. Bien, ¿estudiabas?— el pelinegro asintió—. Llevas estudiando bastante, ¿qué tal te ha ido?

—¿Ahora?

—En general.

Hongjoong frunció sus labios y ladeó su rostro, meditabundo. No le había ido especialmente bien pero tampoco jodidamente mal, por lo que no sabía qué responder.

La semana anterior había estado con su nariz tan metida entre los libros que apenas podía recordar qué otra cosa había hecho que no fuera estudiar. Realmente se había sumergido en sus cuadernos y libros, como pasado tendidas y exhaustivas horas en la biblioteca, realizando guías para sus pruebas y resúmenes. Los que parecían no tener fin. Volviendo tarde a casa y yéndose aún más tarde a dormir.

Su alimentación no era mala, pero es verdad también que, en su vida había consumido tanto café como en ese último tiempo. Y ni siquiera para buscar mantenerse despierto hasta altas horas, simplemente lo bebía porque le gustaba y para que su cerebro tuviera una especie de terapia de choque y se mantuviera lo más activo posible en clases.

—Bastante... complejo.— murmuró luego de pensarlo con seriedad, torciendo sus labios en una mueca.

Sonhee asintió y suspiró, su hijo necesitaba estudiar con seriedad y dura diligencia si quería ingresar a una buena universidad. Aunque no supiera aún a qué se dedicaría, asegurar el camino era, de cierto modo lo más acertado que podía hacer. Aunque la pesada y notoria oscuridad bajo sus ojos le disgustase, era su obligación estudiar.

—Ya veo.— expresó la mujer, serena. Dejando su móvil a un lado—. Llevas encerrado en tu habitación... ¿4 horas?— susurró con duda—. Aún es temprano y no he hecho las compras para la cena, necesitas tomar aire y estirar las piernas. Ve.

Hongjoong arrugó sus ceño, no es que no quisiera ir, él solía hacer las compras los sábados y domingos, pero justamente ahora se encontraba memorizando fechas y años de guerras que, su cerebro se negaba a conservar por largos períodos de tiempo. Siendo más específico en ello, apenas podía retenerlas por minutos, tal vez uno o dos. Luego se esfumaban de su lóbulo temporal, sin explicación alguna. Lo que, ciertamente era frustrante.

Aunque si lo pensaba mejor, tomar un poco de aire, aunque fuera otoño y el frío no le gustase demasiado. Lo detestaba de hecho. Eso podría ayudarle de alguna forma, sería como reiniciar sus neuronas. O congelarlas.

—¿Qué tengo que comprar?— preguntó tras sacudir su cabeza.

Sonhee hurgó en los bolsillos de su delgado abrigo y sacó una hoja de él, la ojeó con rapidez y se la tendió a su hijo sin más. Mientras él la observaba con obvia curiosidad, la castaña se levantó del asiento que ocupaba y salió fuera.

No me delates | [MinJoong +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora