Tras despeinar sus oscuras hebras, dirigió sus grandes orbes al reflectante objeto de cristal que frente a él se encontraba. Ladeó su rostro y arrugó las comisuras de sus labios, contrariado.
Su lechoso y desnudo torso se mostraba apropiadamente en aquel espejo, pero lo que menos le importaba ahora era su delgado torso, sus castaños ojos no dejaban de ver las marcas que aún prevalecían en él. Tenía un total de cuatro marcas en su cuello, tres no muy grandes y apenas visibles.
La cuarta era la más notoria, se encontraba en la parte interna de su cuello, cerca de su nuez de adán. Era de un tamaño que podría considerarse grande y su forma, irregular. Ya no poseía aquel brillante y destacable morado que, cuando fue plasmado en su blanca piel por primera vez, resaltó como si fuese un brillante faro. Atrayendo varias miradas.
Ahora era de una tonalidad más apagada, más gris.
De todas las marcas, era la que más orgullosa se veía. Era la que más se resistía a marchar.
Y eso a Hongjoong le molestaba.
Le molestaba porque las personas le veían, inquisitivas, queriendo saber quién la había causado. Como también le juzgaban, por no ocultarla y simplemente mostrarla, como si fuera algo de lo que estar orgulloso. Y ni que se diga cuánto le molestaba oír a sus compañeros susurrar, como si fuera algo de lo que debiera de hablarse.
Era una marca y ya, insignificante.
De la misma forma en la que tenía emociones negativas, tenía positivas. Porque recordaba quién se las había hecho y dónde, recordaba también lo placentero del proceso y de lo a gusto que se sentía dejándose hacer.
Porque si era Mingi, estaba bien.
Meneó su cabeza y apartó la mirada, su rostro había ardido y enrojecido con violencia, bufó y tomó su gris remera de siempre, colocándosela con algo de torpeza para salir apresurado de aquel baño. Directo a su habitación.
Ingresó y se dejó caer en su cama, bocabajo, ahogando sus gritos y quejidos. Pataleó y se enderezó, sobresaltándose al notar aquella alargada figura recostada en el marco de su abierta puerta, de brazos cruzados y con su castaña ceja enarcada. Viéndole con duda e inquisición.
El color en su rostro se acentuó y sus pequeñas manos se unieron con rapidez, tímido.
—Pareces una colegiala demasiado emocionada con la idea de tener su primer cita con el chico que le gusta.— pronunció con sorna, ingresando con elegancia hasta tomar asiento en la cómoda silla giratoria—. ¿Tendrás tu primer cita con Mingi-ah?
Hongjoong resopló y sus ojos rodó, porque, primeramente, a él no le gustaba Mingi. Segundo, porque su amigo algunas veces era insoportable y tercero, porque no tendría ninguna cita con Mingi.
—Déjate de tonterías, no tendré ninguna cita con Mingi, sólo recordé algo.— respondió con sus brazos cruzados, indignado.
—Algo relacionado con Mingi.— gruñó y Seonghwa rió, había acertado y ambos lo sabían—. Eres muy predecible, Hongjoong, pero relájate.
El aludido infló sus mejillas, indignado. Ofendido. Él no se consideraba predecible, por supuesto que no lo era, ¿cuándo lo había sido como para ganar dicha catalogación? Exacto, nunca.
—Últimamente, no importa qué haga, todo se relaciona con Mingi.— respondió con indiferencia.
—Suenas como si te molestara.
Y ese era el problema para el más bajo y dueño de aquella habitación, que no le molestaba, en lo absoluto.
Si bien es verdad que, no todo lo que hiciera se relacionaba con el menor en cuestión, también era verdad que, era con quien más tiempo pasaba. Y no le molestaba. Le crispaba algunas veces con sus bromas y decires maliciosos, pero ya. De resto, no se la pasaba nada mal.
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No me delates | [MinJoong +18]
FanficRobar las respuestas de un examen era un acto sancionable y grave, eso no evitó que la desesperación más pura de Hongjoong le obligase a hacerlo. Su torpeza no evitó que Mingi lo supiera. Y es así como los acontecimientos más irreales e hilarantes...