—¿Cuándo me presentarás a Mingi?
Apenas Hongjoong ocupó su asiento de siempre en la mesa de la cocina, su ceñó se arrugó y sus castaños y algo cansados orbes, se alzaron y clavaron en los contrarios de su madre.
—¿Cómo?— cuestionó, ligeramente desconcertado.
—¿Cuándo me presentarás a Mingi?— reiteró con suavidad, ladeando su rostro. Expectante.
—Ya lo conoces.— farfulló aún confundido.
Sonhee rió y su cabeza meneó—. Me refiero a apropiadamente.
«¿Apropiadamente...?».
El pelinegro arrugó aún más su ceño y, arduamente, puso a trabajar cada pequeña parte de su cerebro, aunque fuera temprano por aquella mañana de lunes, quería comprender a qué se refería su madre con exactitud.
Y para su suerte, su cerebro estaba más despierto de lo que pensaba, porque no le llevó más de un minuto comprender.
—Mamá...
—Realmente me agrada Mingi, Hongjoong.— interrumpió la castaña.
El aludido suspiró, a él también le agradaba..., bueno, más que eso. Pero, como ya había dicho y varias veces, no eran nada serio. Se llevaban bien, tenían buenos ratos juntos, compartían risas y momentos que le robaban el alma y encendían su corazón, sí. Era consciente de eso como era consciente de que, su "relación", no era más que sexo.
Y, en su tiempo, dijo estar bien con ello pero quizá, y tal vez ahora, no lo estaba. En lo absoluto. Pero tampoco es como si fuera a hacer algo.
¿Qué podría hacer?
—No pasará, mamá.
—¿Quieres ayuda?— cuestionó la mujer, ¿esperanzada?
Hongjoong resopló y negó—. Estoy bien así, no.
—¿Seguro?
«¡NO!».
—Sí, mamá. Me iré ahora.— informó tras levantarse de su asiento y mirar su apenas tocado desayuno—. Y no estoy huyendo, ¿de acuerdo?
—Cómo digas, ve con cuidado.
Tras rodar sus ojos, Hongjoong tomó la mochila a su lado y, en vez de doblar a la izquierda e ir a la puerta, se encaminó a su habitación. Una vez dentro, rápidamente fue hasta el buró junto a su cama y tomó el pequeño y rosado adorno que yacía allí desde hacía días.
Lo miró y sus mejillas ardieron, era asquerosamente llamativo y no por su tamaño, sino por su color. Aún así, sacó su juego de llaves decorado por algún que otro artefacto y, sin duda alguna, lo colocó en él.
Sacudió su cabeza y se deshizo de algunas repentinas como tontas ideas, suspiró y salió de su habitación para, esta vez, sí encaminarse a la puerta y salir por esta una vez se colocó sus zapatillas.
Inspiró hondo y tras que, ligeramente, su rostro se helara por la fresca ventisca mañanera, comenzó a andar. Su entorno se encontraba quieto y desolado, apenas y pasaban dos o tres personas por su lado. Normal siendo tan temprano por la mañana.
El sosiego en su persona disminuyó y, parsimoniosos, los nervios comenzaron a colarse en su sistema. Insistentes y palpables. Y es que, estaba a pocos pasos de llegar donde, comúnmente (y la mayoría de veces), su menor estaba. Aguardando por él.
Su interior se revolvió y antes de que pudiera alzar su vista y asegurarse de que allí estaba el pelirrojo, alguien le tomó por el tirante suelto de su mochila, haciéndole trastabillar. Arrugó su ceño, preso de la confusión y cuando una mano le sujetó, momentáneamente, por su hombro izquierdo, no dudó en voltearse dispuesto a confrontar a quién había sido.
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No me delates | [MinJoong +18]
Hayran KurguRobar las respuestas de un examen era un acto sancionable y grave, eso no evitó que la desesperación más pura de Hongjoong le obligase a hacerlo. Su torpeza no evitó que Mingi lo supiera. Y es así como los acontecimientos más irreales e hilarantes...