Mientras esperaba a su castaño amigo, Hongjoong se encogió en su asiento y observó aquel silencioso y ligeramente ocupado escenario en el que estaba.
A diferencia de la primera vez que volvió a la biblioteca luego de su imprudencia no descubierta, la cantidad de estudiantes allí era ligeramente mayor. No se esforzaría o distraería contándolos pero, tal vez eran doce o quince. Todos concentrados en sus respectivas tareas o libros, apenas murmuraban o compartían sus opiniones.
Era irónico y hasta gracioso que, cuánto más evitara colocar un pie dentro de aquel silencioso espacio, más recurrentes eran sus vistas al mismo.
El miércoles y por decisión propia, se encerró en aquel lugar dos clases seguidas. Supuestamente con la intensión de relajar su sobre-estimulada mente, tranquilizar su conmocionada persona y, contradictorio a lo primero señalado; pensar sobre lo sucedido con su menor.
Y pensar, lo había hecho. Pero ese era ya otro punto.
La segunda vez que visitó la biblioteca fue al día siguiente, tres veces. Por un libro prestado y para devolver dos que con anterioridad tomó. Y sí que estaba distraído ese día porque, su segunda acción pudo ser realizada en un sólo intento, pero olvidó un libro y tuvo que volver. Sensacional.
Y si ahora estaba allí otra vez y en viernes, era por Seonghwa. A éste le gustaba el cómodo silencio de la biblioteca y estudiar en aquel sereno espacio, mucho más. Por lo que no rechistó demasiado cuando el lugar fue sugerido.
Cruzó sus brazos por sobre su pecho e impaciente clavó su vista en lugares al azar. Estúpido o no, aquel silencio ocasionaba que su mente se volviera ruidosa. Caótica. Podía escuchar a sus engranes moverse y a sus pensamientos gritar y patalear en busca de protagonismo. Era molesto, por lo cual se vio obligado a permitir que un pensamiento, sumamente original y poco predecible, saliese a flote.
Mingi y su decisión fueron los ganadores.
Lo admitía, le había costado comprender con totalidad la decisión de su menor. Aunque no hubiera dicho nada en ese entonces, le costó. No entendió porqué y eso que el pelirrojo se los dio.
Daba más de lo que recibía. Ahora era realmente consciente de ello.
Mingi había entregado mucho de sí en la relación, desde que dejó de ser un imbécil prepotente, claro está. Había mostrado simpatía por él en más de una ocasión, preocupación e interés también. Asimismo, las últimas semanas se había vuelto más amoroso con sus palabras y cariñoso con sus gestos. Le hacía cumplidos constantemente y le felicitaba hasta por las cosas más pequeñas.
Hongjoong lloriqueó por lo bajo y sus brazos descruzó, los apoyó sobre la fría mesada y su rostro escondió tras ellos. Sería tachado como alguien despistado o desinteresado si confesaba en voz alta que no había reparado en ninguna acción con mayor detenimiento antes. Le habían llamado la atención, sí. Unas muy pocas y de manera esporádica.
Mingi tampoco era alguien perfecto, su actitud prepotente al inicio le había sacado algunas pocas canas y de hecho, algunas frustradas y desesperadas lágrimas. En el pasado, cuando aseguraba que sus actos impredecibles y su agobiante persona, en varias oportunidades lo habían tenido al borde del colapso, no mentía ni exageraba.
Aún así y volviendo a la cuestión principal, él jamás devolvió ningún gesto de todos los que recibió. Quizás sólo dos o tres veces confesó que el alto le gustaba y todas habían sido imprudencias mismas o porque, de hecho, el pelirrojo quiso saber y se lo preguntó. Por cuenta propia, nunca lo expresó. Y cumplidos recordaba haberle dado uno y ya...
«Todo un encanto, Hongjoong».
Al principio y poco después del mismo, Mingi pudo estar bien con esa actitud suya pero muy seguramente, comenzaba no sólo a gastarle sino a causarle dudas también. Naturalmente, cualquier relación con las mismas condiciones que la suya, comenzaría a ir en declive.
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No me delates | [MinJoong +18]
FanficRobar las respuestas de un examen era un acto sancionable y grave, eso no evitó que la desesperación más pura de Hongjoong le obligase a hacerlo. Su torpeza no evitó que Mingi lo supiera. Y es así como los acontecimientos más irreales e hilarantes...