Justin Bieber , Gerente General de Bieber Enterprises. Ha sido un padre respetado y rico desde que tiene memoria. Era muy conocido en la comunidad DDLG; Prácticamente famoso. Todos los papás querían ser como él y todas las bebes querían ser suyas. T...
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ＰＯＶ ＤＥ ＪＵＳＴＩＮ ＢＩＥＢＥＲ
𝐸𝑛𝑒𝑙𝑐𝑎𝑝í𝑡𝑢𝑙𝑜𝑎𝑛𝑡𝑒𝑟𝑖𝑜𝑟.
Me quedo congelado cuando prácticamente veo la inocencia caer de sus ojos cuando sale de su Pequeño Espacio.— Si solo querías engañarme con ella, realmente no tenías que comprarme y guiarme, Justin. —Ella dice con tristeza. Mierda, se volvió real. Ella no me llamó papi. ¿Cómo voy a salir ahora de este lío?
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𝑇𝑖𝑒𝑚𝑝𝑜𝑎𝑐𝑡𝑢𝑎𝑙.
Mientras me volteo para explicarle a Rosie, Carla me detiene y me golpea con su brazo en el pecho, dejando escapar todo el aliento. Mientras toso con fuerza, Carla se acerca a Rosie y agarra sus manos.
—¡He oído mucho sobre ti, Daisy! —Carla dice falsamente encantada.
—U-uh ... es Rosie. —Rosie dice, tratando de ser dulce.
—¡O-Oh no! ¡No te preocupes por mí! ¡Me muero por aquí! —Tosí, dejándome caer en la silla más cercana y agarrando mi adolorido pecho.
Rosie mira detenidamente a Carla para mirarme preocupada, pero desaparece aquella mirada rápidamente una vez que recuerda las cosas que acaban de suceder. Ella hace una carita linda y arrugada y me mira con una mirada que dice 'Felicidades, imbécil'.
—Lo siento ... Umm, ¿Cómo te llamas? —Rosie le pregunta a la perra que acaba de arruinarlo todo.
—Carla. —Ella voltea su cabello y sonríe falsamente.
—Lo siento, Carla, pero debes irte ... antes de volver a tropezarte y besar a MI papá. —El labio de Rosie se curva y no puedo evitar sonreír orgullosamente. Mi bebé tiene una columna vertebral después de todo.
—¡¿Perdón?! —Carla jadea horrorizada.
—Escuchaste lo que dije, ¡Flojozy! —Creo que Rosie sorprendió a todos al agarrar a Carla por el cabello y arrastrarla hacia la puerta.
—¡Quítate de encima, perra! —Grita Carla.
—Con alegría. —Rosie dice empujándola por la puerta y golpeándola en la cara. Recuerdo que Rosie siguió mi regla de "No insultar" todo el tiempo, por lo que estoy muy orgullosa de ella, ya que sé que debe haber sido difícil.
Ella resopla y arregla su vestido arrugado y se asegura de que sus coletas sigan siendo agradables. Pronto vuelve su ira hacia mí mientras yo todavía me siento en la silla estupefacto.— ¡Usted, señor, es un idiota! Un mentiroso engañador. —Ella me señala con el dedo y no puedo evitar notar la risa sofocada de Harold mientras intenta esconderse en su esquina.
