Epílogo

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POV DE ROSIE DANIELS


Observo las barras de hierro que me rodeaban, manteniéndome cautiva evitando mi escape y la escasa esperanza de salvar de la perdición a mi bebé. El sótano oscuro, parecido a una mazmorra, estaba helado y una corriente fría de viento de la pequeña ventana enrejada al otro lado de la habitación pasaba cada pocos minutos, haciendo que mi cuerpo temblara aún más de lo que ya estaba.

El único ruido que podía oír eran de las cadenas que me sujetaban contra la pared que de vez en cuando chocaban ambas juntas. El chillido que provocaban solo que me acercaban a la locura, y la suciedad que caía del techo mientras la gente de arriba pisoteaba sin cuidado, como si no hubiera aquí abajo una niña embarazada encadenada y sujeta contra su voluntad tanto de manos como de pies, me repugnaba.

La única bombilla que colgaba de un cable largo, en el centro de la habitación, se balancea hacia adelante y hacia atrás, dando y quitando la luz a mi pequeña celda.

Después de estar aquí durante tres días, mi llanto se había detenido en su mayoría, hasta que la imagen de papá sosteniendo las rosas y un bebé muñeco vuelve a mi cabeza.

Oh, ¿A quién estoy engañando? Estoy llorando sin parar. Ni siquiera podía tocar mi pequeño bulto de bebé ya que mis brazos estaban encadenados a la pared. Los recuerdos de papá sonriendo, riendo, jugando conmigo, besándome y haciéndome el amor giraban constantemente alrededor de mi cabeza.

Es sorprendente lo mucho que puedes extrañar a otro ser humano. Literalmente me dolía el corazón en el pecho. A veces, siento que ni siquiera puedo respirar ya que él no está a mi lado.

Ahora me doy cuenta de por qué las tormentas llevan el nombre de las personas.

Entran, hacen que te enamores de cada centímetro de su alma, y ​​luego se van. Así. Te arruinan. Devasta toda tu vida y luego espera que vuelvas a levantarte después de que todo haya terminado. Te destruye en todos los sentidos.

Sin embargo, también puede curarte. Mi tiempo con Justin me había dado suficiente felicidad como para durar toda la vida. Antes de él, mi vida era absolutamente miserable. Nunca había conocido el amor, ya sea de familiares, amigos o incluso de extraños. He sido abandonada, sin hogar, golpeada, torturada, casi violada y dada por muerta. Pero incluso después de haber soportado todo ese dolor, Justin todavía logró hacerme sonreír.

Sonreír tanto que hasta me duelen las mejillas. Reír tan fuerte que me dolía el estómago con absoluta alegría. Amar tan fuerte que mi corazón nunca podría soportarlo de nuevo.

Eso es lo que te hace el amor. Te destruye en todos los sentidos mientras te hace sentir completo.

La puerta que al abrirse cruje me saca de mis pensamientos y contengo un grito ahogado mientras el Maestro y, la que daba por muerta, Marie caminan a la vuelta de la esquina. ¿Ella todavía estaba viva?

—Hola, cariño. —La sonrisa de Vlad hace que mi sangre se enfríe. Odio cuando me llama 'cariño'. Ese era el apodo de papá para mí y escucharlo salir de sus labios me mata.— Supongo que recuerdas a Marie, ¿No? —Dice mientras abre la pesada puerta de hierro y ambos entran.Las lágrimas corren por mi rostro mientras yo niego a mirar a los ojos a ninguno de los dos.— Contéstame, pequeña perra. Y mírame cuando te estoy hablando. —Gimo de dolor cuando me patea el muslo tan fuerte como puede.

Daddy's Girl ©® DDLG | Spanish version |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora