✅𝐶𝑎𝑝í𝑡𝑢𝑙𝑜 11

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POV DE JUSTIN BIEBER

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POV DE JUSTIN BIEBER


—¡Te odio! ¡Te odio! ¡Eres como el Maestro! ¡Eres como el Maestro!

Eso es todo lo que se repite en mi cabeza mientras veo a Rosie jugando con sus juguetes en el monitor de mi computadora. Había colocado una cámara en su habitación por motivos de seguridad. Había uno en cada habitación.

Mi corazón se aprieta cuando la veo estremecerse y llorar levemente cuando se mueve un poco. Habían pasado unos días desde el incidente, pero todavía estaba magullada. Me di cuenta que aún estaba un poco asustada de mí, ya que se inquietaba y se estremecía cuando la tocaba y la abrazaba. Sin embargo, mi corazón se rompía cada vez que lo hacía. Era un imbécil y no la merecía.

—¿Rosie, cariño? —Presiono el botón de su habitación en el intercomunicador.

Ella se estremece ante mi repentina voz y chilla tiernamente.— ¿S-sí, papi? —Ella maulla, bajando su muñeca.

—Ven aquí, cariño. —Yo mando suavemente.

—Sí, papi... —Se levanta lentamente y veo sus manos temblorosas cepillar las arrugas de su vestido antes de salir de la habitación.

Unos momentos después, escucho sus suaves pasos llegar a la puerta de mi oficina y esta se abre silenciosamente. Una sonrisa aparece instantáneamente en mi cara al verla. Ella era tan bella.

—Ven aquí, muffin. —La tranquilizo con una voz suave.— Ven y siéntate en mi regazo.

Ella trata de ocultar la sonrisa en su rostro mientras trata de seguir enojada conmigo y corre.

—Espera, —Le digo justo cuando está a punto de sentarse.—Dale un beso a papá primero. —Me arrullo burlonamente, golpeando mi dedo contra mis labios, mi otra mano acariciando la parte posterior de su muslo y ocasionalmente acariciando descaradamente su trasero.

Ella se ríe y se inclina para rozar sus labios contra los míos en broma.— No me molestes, gatita. —Me río entre dientes contra sus labios, ganándome otra risita de ella. Ella envuelve sus pequeños brazos alrededor de mi cuello y presiona nuestros labios suavemente.

Le acaricio la mejilla con una mano mientras la otra descansa sobre su espalda baja, tirando de ella hacia mi regazo.—Hmmm, —Gemí cuando ella se alejó.— Qué dulces besos. —Sonrío, metiendo un mechón de su cabello detrás de la oreja.

La reajusté en mi regazo para que esté más cómoda.— Recuerda. El regazo de papá es el trono de la niña. —Digo, mirándola con adoración.

—¿P-¿Porque soy una princesa, papi? —Ella pregunta con ojos inocentes.

—Exactamente, cariño. —La beso en la frente.— Te hice un poco de té, preciosa. —Levanto la taza humeante de mi escritorio y se la entrego con cuidado.— Cuidado, cariño. Esta caliente. —Digo, haciendo clic en mi computadora portátil. Escucho sus sorbos tranquilos y ella suspira, relajándose más profundamente a mi lado.

Daddy's Girl ©® DDLG | Spanish version |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora