Justin Bieber , Gerente General de Bieber Enterprises. Ha sido un padre respetado y rico desde que tiene memoria. Era muy conocido en la comunidad DDLG; Prácticamente famoso. Todos los papás querían ser como él y todas las bebes querían ser suyas. T...
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ＰＯＶ ＤＥ ＪＵＳＴＩＮ ＢＩＥＢＥＲ
Bostezo mientras camino por el pasillo para despertar a mi bebé. Era fin de semana, así que por esta vez dejé dormir a mi princesa un poco más de lo normal. Lentamente abro la puerta y mis ojos se abrieron cuando no la vi en su cuna.
Una sonrisa crece en mi cara, sabiendo que probablemente solo está jugando a las escondidas.— ¡Sal nena, o te encontraré y te haré cosquillas! —Digo, mirando debajo de su cuna y en el armario.
Nada.
Resoplo cuando me doy cuenta de que no está aquí. Salgo de la habitación y bajo las escaleras. Una vez más, me pilló desprevenido el ver a Rosie caminando por la cocina con jeans, una camiseta y su cabello recogido. ¿Por qué no está vestida con sus vestidos con volantes normales y coletas rizadas? Ella no debe estar en su Pequeño Espacio esta mañana.
—¡Oh, hola papá! —Rosie finalmente me ve de pie, estupefacta.
—¿Hey, cariño? —Pregunto en tono de interrogación después de que ella se acerca para besar mi mejilla.
—Te hice el desayuno. —Ella sonríe, agarrando mi mano y tirando de mí hacia la mesa.
Mi boca se hace agua al ver panqueques, tocino, huevos y una galleta cubierta con mi mantequilla favorita, la mantequilla de manzana.— ¡Come, papá! —Ella sonríe entregándome un tenedor. Y no tiene que repetirlo dos veces, cuando ya tengo el tenedor dentro de la boca, llenándome de comida.
Me acabo la primera porción, gimiendo en silencio ante el sabor.— También pagué las cuentas mientras dormías, así que no te preocupes por eso. —Ella envuelve sus brazos alrededor de mi cuello por detrás, colocando un beso a un lado de mi cabeza. Sonrío, agarrando su mano y besándola.— Gracias cariño. ¿No vas a comer, cariño? —Pregunto, tomando otro bocado de mi delicioso desayuno.
—Oh, sí. —Se ríe.— Lo olvidé. —Ella camina hacia el mostrador y agarra su plato.
—Siéntate en mi regazo, muffin. —Me arrulla mientras mira a su alrededor buscando un lugar para sentarse. Enrollo un brazo alrededor de su cintura y la jalo a mi regazo. Ella se ríe y muerde su tocino.
Comemos en silencio hasta que ella de repente recoge la sal y la pimienta.— ¡Ahh, empuja! ¡Ahh, empuja! —Ella canta en voz alta mientras se ríe. La miro con la ceja alzada, sin comprender antes de estallar en carcajadas.
—¿Que demonios fue eso? —Me limpio los ojos, todavía riendo.
—Estabas demasiado tranquilo y callado. —Ella se encoge de hombros.
—Estás loca. —Me río, besando su cabeza.
—¡Loca por ti! —Ella canta de nuevo, guiñando un ojo.
