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Capítulo 36

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ＰＯＶ ＤＥ ＪＵＳＴＩＮ ＢＩＥＢＥＲ

Inhalo el aire salado del mar mientras acelero a través del agua, tratando de llegar a nuestro destino lo más rápido posible. El agua era tan cristalina y hermosa. Podría pasar una eternidad aquí con el amor de mi vida a mi lado.

Mis pensamientos se rompen cuando escucho a Rosie gemir ligeramente detrás de mí.— Justin... —Dice ella, haciendo que mi cabeza gire alarmada. Ella nunca me llamó Justin. Solo Jay o papi.

—¿Qué pasa, princesa? —Pregunto frenéticamente, tratando de mantener mis ojos en el agua frente a mí, pero también mirarla.

—Me duele la barriga otra vez. —Ella gime, cubriendo su boca mientras sostiene su estómago.— ¿Estás hablando en serio? —Soy interrumpido por ruidos de náuseas y ella prácticamente tirando la mitad superior de su cuerpo fuera del bote.— Está bien, esto es grave. —Murmuro, deteniendo el bote por completo.

—Babygirl, —Suspiré, sentándome detrás de ella y frotando su espalda. Verla tan enferma y débil me hizo dudar.— estás demasiado enferma, princesa. ¿Qué tal si volvemos a casa donde yo pueda cuidar de ti- —Me interrumpe cuando se encorva y se convierte en un peso muerto en mis brazos.— R-Rosie... ¿Babygirl? ¿Qué demonios? —La levanto para así poder ver su rostro y veo que se desmayó.— Oh, Dios mío. —Entro en pánico, levantándola, corriendo hacia el volante e inmediatamente dándome la vuelta. Tiene que haber un hospital cerca de alguna parte. 

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—¡Por favor! —Atravesé las puertas del hospital más cercano que pude encontrar.— ¡Ayudarla! —Grito, mirando a mi alrededor frenéticamente. Las enfermeras rápidamente me rodean y me la quitan sin decir una palabra.

—¡Hey, espera! —Intento correr tras ella mientras pasan por un par de puertas batientes, pero una mujer mayor se para frente a mí y me detiene.— ¿¡Qué cree que está haciendo!? ¡Esa es mi novia! —Trato de empujarla, pero ella hablaba muy rápido en griego, tan rápido que no podía entender una palabra. 

—¡Señora, no le entiendo! —Agarro y tiro de mi cabello en pánico. 

—¡No entre! ¡Empleados solamente! —Ella señala el letrero al lado de la puerta. Gimo de exasperación y pateo la pared. 

—¡Maldición! —Grité, mi corazón latía con fuerza en mi pecho. Estaba asustado, realmente realmente asustado. Mi bebé estaba sufriendo y no podía hacer nada al respecto

Al ver que no se me permitiría entrar, cojo el cuadro de información del paciente del escritorio y camino hacia la sala de espera, sentándome con un resoplido de enojo y sintiéndome totalmente exhausto. Cogiendo el lápiz que anteriormente me entregaron rellene con toda la información de Rosie.

Después de completar toda su información, le extendí la carpeta a la enfermera del escritorio y una ves volví al asiento comencé a contar cada azulejo en el techo al menos tres veces, cuando estaba comenzando a contar por decima vez, un médico entra a la habitación.