Capítulo 45:

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MARCO:

Habían pasado dos semanas desde aquella mañana en la que Rob "desapareció" en manos de los del Evil.

Era extraño, me sentía vacío en cuanto a la proximidad de las vacaciones se refería, después de meses asistiendo a clase prácticamente todos los días se me hacía extraño no cumplir con dicha rutina. De todas formas se sentía bien, estaba un poco cansado y ahora podía centrarme mejor en mis amigos, en Jess y en preparar mejor los exámenes de vuelta de las vacaciones.

Robinson suspendió las redadas porque en estas dos últimas semanas había perdido a cinco hombres —incluido Rob— estando conmigo y pensaba que querían ir por mí pero que les había salido el tiro por la culata. Continuaba pensando que era demasiado valioso como para que quisieran tenerme trabajando para otras personas. Que siguiese creyendo eso estaba genial, me ahorraba los problemas que venían de la mano con el desvelamiento de mi tapadera.

Me encontraba apoyado en una pared exterior de casa y él aún permanecía en el interior, por eso cuando le escucho maldecir frunzo el ceño antes de ponerme por completo de lado para observarle. Llevaba una bufanda roja envolviendo su pálido cuello, una chaqueta vaquera con pelo similar al de una oveja en las solapas del cuello y unos vaqueros con los que no le había visto en mi vida.

Me gusta verle feliz y tan despreocupado por mí, él normalmente no es así, llevaba mucho tiempo cuidando de mí y eso no era sano y tampoco justo.

Aún no habíamos resuelto nada sobre él y Vero, las pruebas de los laboratorios no paraban de retrasarse y a pesar de que mi padre nos dio una muestra suya sin pensárselo y que yo tomé una de Nick de su cepillo de dientes a los dos días de enterarme de todo aquello, no había nada que pudiésemos hacer para acelerar el proceso.

Jess llevaba unos cuantos días tratando de ayudarme con el asunto porque había momentos en los que perdía la cabeza. Necesitaba las resultas. Fueran positivas o negativas para mí, pero las necesitaba.

Había estado muy de mal humor últimamente y tanto Jess como Cole han estado ahí ayudándome a alejarme de todos esos pensamientos que no me dejaban en paz, solo que claro, por las noches no había nada que pudieran hacer.

De la persecución tampoco sabía nada, los del grupo solo dijeron que fueron "órdenes directas" y no saben nada más. No podía darle una respuesta a Jess y cada vez que la dejaba sola me resultaba imposible no tener cierto temor a que le pasara algo, porque yo podría tartar de evitarlo. Ver cada día su cara de incertidumbre era un asco, porque era una mierda saber que en cierto modo estaba así por mi culpa y que yo no podía hacer nada por la maldita falta de información a la que me sometían.

Nick cerró la puerta de la entrada y le veo frotar sus manos mientras sus dientes castañean.

—Joder, que puto frío... —El vaho se escapó de entre sus labios y el simple hecho de verlo así, poniendo aquellas muecas que siempre habían sido tan propias de él me hizo sonreír.

Nick era ante todo mi hermano, fuésemos de misma o de distinta sangre, el lazo que nos unía era uno que iba mucho más allá de la sangre: era del corazón, era de mente. Era simplemente nuestro y de nadie más.
Jamás pensé que sería un completo avaricioso con mi propio hermano. Supongo que es verdad eso que dicen de que no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes, y yo me estaba dando cuenta ahora de todo lo que tenía con él ahora que estaba en pleno debate de pertenencia.

Mierda, lo estoy tratando como un objeto en mi propia mente, y yo no quería eso.

—Vamos anda, sube al coche, vas a pillar un resfriado si sigues aquí mirándome —le dije en tono suave mientras le señalaba mi coche aparcado justo enfrente de la puerta, con un brazo estirado.

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