Capítulo 17:

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JESS:

Un ruido incesablemente molesto hizo que mis ojos se abrieran después de parpadear varias veces confusa. El despertador situado en la mesita cerca de la cama en la que dormía sonaba sin parar y, cuando pude dominar mis propios movimientos, le di un toque lo más suave que pude mientras cerraba mis ojos con fuerza. Me coloqué mirando al techo y froté mis ojos con las palmas de mis manos mientras bostezaba débilmente. Cuando acabé, estiré uno de mis brazos hasta la mesita para buscar mi móvil a tientas. Me gusta levantarme temprano, hace que me sienta más útil ya que aprovecho la mañana de algún modo, pero no me gustan los despertadores.

Cuando lo encontré, y lo encendí, una luz blanca y cegadora me desorientó durante los segundos anteriores a bajar el brillo al móvil. Cuando pude volver a abrirlos, me fijé en la hora. Suspiré cansada y un poco abrumada. Eran las tres de la mañana, simplemente llevaba en la cama dos horas, ¿por qué ese dichoso aparato tiene que sonar justo ahora?
Suspiré pesadamente. Cuando pasaron unos segundos me incorporé entre las sábanas y me levanté cuando noté mi boca seca y suplicando por un vaso de agua. Descalza, ingresé al pasillo y bajé las escaleras despacio para no hacer ningún ruido que despertara a los demás mientras alumbraba con la linterna de mi teléfono para no morir en el intento.

Cuando dejé atrás el último peldaño y tomé aire, una voz me hizo estremecer durante unos segundos:

—¿Adónde vas? —Respiré de forma aliviada cuando escuché su voz en la oscuridad y me giré hacia el lateral desde el que procedía su voz para observarle. Una luz tenue se veía desde el pequeño escritorio donde vi los dibujos bien esquematizados y posicionados hace unas horas, hasta mi posición a dos metros de distancia.

—Tengo sed —expliqué en pocas palabras. Él simplemente asintió antes de darse la vuelta y volver a enfocar el escritorio. Decidí ignorarlo hasta que consiguiera lo que mi cuerpo demandaba con ansia y me acerqué a la cocina con el fin de lograr mi propósito.

Me estiré un poco hasta alcanzar uno de los pequeños armarios en los que se encontraban los vasos y los platos y rellené un pequeño vaso que conseguí de allí. Entonces escuché un sonido de frustración desde el sitio donde dejé a Marco y me acerqué. Cuando entró en mi campo de visión, le vi resbalar sus manos con frustración por su cabello negro y ligeramente despeinado hasta el final de los perfiles de su cara, antes de coger un borrador en forma de lápiz y borrar algunos trazos en el formato A2 que estaba utilizando. Cuando fue consciente de mi presencia y notó mis ojos clavados en él, levantó la vista del papel y me observó.

—¿Todavía sigues ahí? —No le respondí, era obvio su pregunta era una pregunta retórica—. ¿Qué haces despierta? —preguntó otra vez girando su silla de escritorio. Me mira con el ceño fruncido y millones de hilitos formados por la frustración y la cantidad de veces que utilizó el borrador se esparcen tanto por su camiseta oscura como por sus vaqueros.

—Un despertador ha empezado a sonar, me ha despertado y me ha entrado sed —expliqué dándole otro sorbo al vaso de agua.

—A ese maldito cacharro no hay quien lo arregle, por eso V escogió la otra habitación, nunca me acuerdo de tirarlo —habló en el silencio en el que nos habíamos sumido. Marco permaneció en silencio escrutándome con sus ojos felinos, y dudé en preguntar algo por los acontecimientos pasados.

Ni siquiera llevaba una noche durmiendo en esta casa y desde que aparecí por esa puerta hace unas horas, su actitud se había vuelto más hostil que de costumbre. Después de lo que dijo cuando me vio al llegar, esta empezó a parlotear y no había manera de relajarla hasta que, decidió que tenía hambre y que era hora de comer. Durante la cena, el pelinegro no articuló palabra, simplemente dejó que Vero y Nick charlaran conmigo antes de empezar una pelea por la que mi amigo se marchó a su habitación. Al terminar de cenar, me indicó donde había dejado mis cosas esta mañana y dónde estaba mi habitación y se giró para empezar a recoger después de decirme que no necesitaba mi ayuda para ello y que fuera a descansar.

MARCO© ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora