Él era feliz y débil. Ahora no siente el dolor.
Su pasado está marcado por un arma que amenaza con quitarle la vida en cualquier momento.
Fue ahogado en las llamas que le hicieron resurgir como el infierno personificado y vive consumido por la ira...
El miedo y la sorpresa me hicieron incorporarme por completo mientras soltaba un gemido ahogado. Estaba rodeada de oscuridad y solo era capaz de escuchar mi respiración sobresaltada y entrecortada y la de Marco tan acompasada que parecía sin vida tendido a mi lado. Cerré los ojos mientras trataba de respirar con normalidad, llevé una mano hasta mis ojos y los froté. Tras eso llevé las manos a ambos lados de mi cabeza sujetándome con ellas el cabello que me caía hacia delante. Estaba sudando. Permanecí así durante unos segundos en los que mi respiración parecía no calmarse. Había sido otra pesadilla, otra maldita pesadilla.
Retiré las sábanas que abrigaban por completo mi delgado cuerpo y sentí cómo el frío erizaba los vellos de mi piel, me dio un escalofrío. Saqué las piernas del resto de la sábana que no logré quitar y puse mis pies sobre el suelo. Miré hacia atrás para observar a Marco durmiendo plácidamente y suspiré. Al fin, decidí ponerme en pie, agarré el móvil que descansaba en la mesita de noche y comencé a caminar hasta la puerta. Procuré no hacer mucho ruido, no quería despertar a Marco en una de las pocas veces en las que yo me había levantado y él seguía durmiendo. Tampoco me apetecía contarle lo de aquellas pesadillas que habían vuelto después de tanto tiempo. Solo de pensarlo otro escalofrío me sacudió el cuerpo. Bajé las escaleras despacio hasta llegar a la cocina, allí encendí la luz y me dispuse a coger un vaso de uno de los muebles. Abrí el grifo y llené el vaso casi por completo. Me apoyé de espaldas en la encimera mientras sujetaba el móvil en la mano y llevaba el vaso de agua hasta mis labios. Abrí con una mano el chat de Matt, hacía dos días que no había hablado con él sobre el asunto del Evil, pero me dijo que él y Gueil me acompañarían sin problema ninguno a hablar con el consejo una vez le expliqué quién era y qué necesitaba.
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Escribí con las manos temblorosas, me daba miedo entrar al Evil de nuevo y me daba miedo fallar a mis amigos, pero tenía que intentarlo. Sabía que no iba a contestarme hasta que amaneciera porque eran las tres de la mañana pero al menos le había avisado y sabría que él y Gueil tendrían que hacer un hueco para acompañarme frente al consejo. Cuanto más tardase más me arrepentiría de ir y no quería dejar espacio al arrepentimiento. Mientras pensaba en mi visita al Evil aquella mañana terminé de beber el agua y cuando conseguí calmar a mi corazón del susto de la pesadilla y de los nervios de estar frente al Consejo, una sombra apareció en la puerta de la cocina sobresaltándome. Solté un grito del susto y entonces vi a Marco acercándose a la claridad de la luz que salía de la cocina.
—Joder, lo siento. —Sonrió mientras se apoyaba en el marco de la puerta adormilado todavía. El pelo le caía rebelde por la cara y llevó una de sus manos para frotarse los ojos. Su camiseta de manga corta se ajustó un poco más a su abdomen pero no pude seguir observándolo porque un bostezo por su parte me lo impidió—. ¿Qué haces despierta?
