MARCO© ✔

Capítulo 32:

JESS:

El trayecto en coche está resultando más silencioso que nunca. Adivinaba que Marco no hablaba porque necesitaba poner sus idas en mente y seleccionar aquellos rincones de su pasado que quería contarme, aquellos que quería que viese. Presentía que también trataba de poner en orden a su corazón. No podía escucharlo, pero sabía que todos aquellos recuerdos que luchaba por no tener frente a él estaban agitando aquel órgano nervioso y estaba luchando por controlarle, por dejar aquellos sentimientos a raya, por eliminar lo que le hacían sentir aquellos horribles momentos.

Me pregunto que si está leyendo algo en mí como siempre parece estar haciendo o si por el contrario está tan centrado en lo suyo que no presta atención a lo que pasa fuera salvo a las señales de tráfico y a algunas personas que transitaban las calles de Londres. No dejo de observarle y eso no parece afectarle, sigue aparentando la tranquilidad que conserva siempre salvo que, esta vez, he captado que es tan solo una fachada para cubrir todo lo que nunca quiere mostrarle a nadie, su inseguridad, su miedo.

Entonces, desvía la mirada de la carretera para centrarla en la radio y encenderla segundos después. Paradise City suena en los altavoces del interior del coche y eso me basta para saber que ha puesto una cadena de rock. Siempre pensé que a Marco le gustaba otro tipo de música.

—Todas las noches a esta misma hora pongo esta emisora solo para escuchar esta canción. Es curioso pero siempre suena, la emisora nunca para de emitirla y yo, simplemente no pienso en nada cuando la escucho —explicó como si para él fuera una necesidad. Asentí en un gesto de comprensión.

Sus ojos seguían fijos en la carretera y vi cómo los cerraba por unos segundos. Dejándose llevar por la música, relajándose un segundo. Suspiró hondo antes de volver a abrirlos.

—¿Qué tipo de música te relaja? He visto que vas escuchando música a todos lados...

Él había estado observándome.

—Hoy día no hay nada que me relaje. —Suspiré cansada. Estos últimos meses han sido una locura y escucho música sí, pero porque me da miedo escuchar un ruido por la calle y pensar en Robinson. Quiero vivir en la inocencia respecto a él para no temer vaya al lugar que vaya—. La música siempre fue una vía de escape para mí, pero ahora...

—¿Qué? ¿Ahora qué? —Me miró unos segundos con desconfianza, como si supiera mi respuesta pero no quisiera conocerla.

Quería guardarme para mí ese pequeño secreto, el del silencio, el del temor, el de la protección pero, tenía que ser sincera, por todo lo que iba a pasar cuando llegáramos al lugar donde Marco iba a empezar a hablar. Tenía que empezar a confiar en él y en que no me haría nada, que siempre estaría dispuesto a escucharme. Tenía que saber que, mostrar esa parte de mí, aquella que me perseguía todos los días y en la que creía, no haría que Marco hiciera algo desesperado. No, él no era así. Él seguiría pintando aunque le quitasen los pinceles. Él era insistente y, lo que quería quedarme para mí era algo que él podría solucionar.

Suspiré un poco resignada.

—Escucho música porque es lo único que apaga el sonido del exterior. Cuando vuelvo a casa o cuando salgo de ella, me da miedo llevar todas las inseguridades que me persiguen, cada vez que escucho un ruido pienso en Robinson, en que me sigue y en que no me dejará escapar. Cuando estoy en casa, en la habitación, escucho música porque pienso que podría venir en algún momento a mis pesadillas, que podría venir en cualquier batir de pestañas —expliqué con una voz entrecortada—. Así que, la música es un modo de evasión a todo eso, pero no estoy relajada porque aunque apague el ruido, la sangre bombea con más fuerza y espero a que algún tacto me sobresalte. De algún modo u otro, siempre espero algo y eso, no me permite respirar con tranquilidad —concluí.