Marcados (Segunda parte)

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Alejandro Posada o más conocido como Aleho descubrió que era "un marcado" a la edad de los siete (como era costumbre que pasara) y fue uno de los que más suerte tuvo.

A diferencia de sus dos amigos Martín y Simón, él tuvo el apoyo de sus padres por lo cual no debía matarse a trabajar, aunque lo hiciera igualmente.

Era raro que los padres de los "marcados" cuidaran de sus hijos ya que el estado, gente con pasta y más personas ofrecían una buena cantidad de dinero a los progenitores por los niños y normalmente estos aceptaban el dinero.

Era raro que los padres de los "marcados" cuidaran de sus hijos ya que el estado, gente con pasta y más personas ofrecían una buena cantidad de dinero a los progenitores por los niños y normalmente estos aceptaban el dinero

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-Claro que no tengo problema en que te quedes en mi casa, Marto. - Aseguró Aleho mientras dejaba la chaqueta del contrario en una percha.

-Pero si soy una carga o molesto mucho, no dude en decírmelo. - Dijo Martín parado en mitad de la sala, un poco incómodo. 

-Dudo que seas mucha carga. - Comentó Aleho - ¿Cómo está Simón? - Preguntó cambiando de tema.

-Bastante bien, la relación que tiene con Nath, su "otra mitad" es bastante buena y ambos irán a México a vivir. - Explicó Martín sentándose en el sofá - ¿Y tú cómo vas? - Le preguntó.

-Bien, acá estamos. Conseguí unas prácticas para arquitectura cerca de la taberna donde trabajas medio tiempo. - Contestó el mayor.

De repente tocaron la puerta y Aleho fue a abrir extrañado ya que no esperaba visitas hoy, pero su sorpresa fue grande al ver de quién se trataba.

Al otro lado de la puerta estaba Juan Pablo Villamil, su novio y "otra mitad".

El cómo se conocieron fue algo un poco aburrido pero a ellos le gustaba recordarlo.

~Flashback~

Cuándo Aleho tenía trece años acompañó a su madre a una reunión de negocios ya que no podía quedarse con nadie hasta que sus padres volvieran a casa.

Así que ahí estaba Alejandro, sentado en una silla meciendo los pies de delante a atrás mientras contaba los segundos que pasaban.

-Lis idiltis istin hiblindi, ni piedis istir aquí. - Escuchó de repente como un niño se quejaba cuándo salió de la sala de reuniones.

Parecía dos o tres años menor que él pero eso no impidió que algo llamara la atención de Aleho.

-¿Quién eres? - Preguntó Alejandro haciendo que el niño se volteara a verle.

-Soy Juan Pablo Villamil Cortes ¿Y tú? - Se presentó él.

-Me llamo Alejandro Posada Carrasco, pero prefiero que me llamen Aleho. - Aseguró.

-¿Que haces acá? Normalmente estás reuniones son muy largas y aburridas. - Preguntó Juan Pablo con curiosidad.

-Mi mamá me trajo, no podía quedarme en casa solo y pensó que sería mejor dejarme en esta sala solo. - Respondió Aleho.

Sobre shipps de Morat y sus efectos secundarios y unas cuantas cosas más./FINISHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora