Marcados (Primera parte)

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UNIVERSO ALTERNO: en el mundo hay un pequeño porcentaje de personas que tienen una marca, que les empareja con otra persona (normalmente de altos privilegios en la sociedad) y esta son las iniciales y el escudo de la casa a la que pertenece. Con "La casa ..." me refiero al escudo de una familia bastante conocida.

Simón se encontraba sentado tras la barra de la vieja taberna del pueblo mientras su hermano, Martín, servía una cerveza a un hombre que no le quitaba los ojos de encima desde hace unas semanas.

-Te juro que como vuelva, irás tu a atenderle no me importa si luego se queja al jefe. - Comentó Martín cuándo volvió a la barra.

Pero Simón estaba demasiado embobado con la marca de su muñeca, pensando en cómo se encontraría con "La casa Campos" si eran mexicanos y él tenía diecisiete, además de que no podría permitírselo en la vida.

Martín solo volvió a mirar a su hermano y suspiró, sabía que estaba preocupado por conocer a su "otra mitad" pero esas cosas a él le parecían una tontería el tener que pasar el resto de tu vida con un hijo de papi y mami era lo más horrible que podría pasarte. Al saber que Simón no le haría caso, recogió el siguiente pedido y se fue a la mesa número ocho.

- ¡Simón, deja de hacer el vago y vaya a tomar nota! - Le gritó el cocinero a través de la ventanilla.

- ¡Voy! - Respondió Simón levantándose rápidamente.

Nath estaba triste por tener que dejar su hogar, pero sus tíos, que se mudaron a Colombia, dijeron que consiguieron una mejor institutriz de lo que sus padres encontrarían en todo México

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Nath estaba triste por tener que dejar su hogar, pero sus tíos, que se mudaron a Colombia, dijeron que consiguieron una mejor institutriz de lo que sus padres encontrarían en todo México.

Así que al estar en una ciudad nueva y con sus clases diarias acabadas, decidió que daría una vuelta por la ciudad. Cogió algunas monedas y salió de la casa sin un rumbo fijo.

Después de muchas horas de un largo paseo, a la joven le entró la sed así que ingresó en una taberna, que a pesar de ser un poco vieja no tenía mal aspecto y se sentó en un taburete frente a la barra dónde un chico de gafas recogía algo de dinero que le habían dejado.

- ¿Que le gustaría tomar, señorita? - Preguntó el de gafas cortésmente.

-Una botella de agua fría. - Pidió Nath, el chico asintió y se dio la vuelta para agarrar lo que ella pidió.

- ¿Cuánto es? - Preguntó Nath cuando él le tendió la botella.

- Sería un peso. - Le respondió y ella le dio lo que le dijo.

 - Le respondió y ella le dio lo que le dijo

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Sobre shipps de Morat y sus efectos secundarios y unas cuantas cosas más./FINISHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora