Hoyuelos

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Si a Isaza le preguntaran sobre lo que más le gusta de su pareja, él podría estar perfectamente halagando cada atributo e imperfección, que tanto adoraba, por más de tres horas seguidas porqué realmente amaba todo lo que tenía que ver con su persona especial. Pero sí, había una cosa que se le hacía lo más adorable del universo: los hoyuelos.

Isaza podría estar horas haciéndolo reír con tal de ver los hoyuelos que se formaban cuando él sonreía y estaba claro que este lo sabía muy bien, pues cada vez que Juan Pablo estaba teniendo un mal momento, bastaba con que él sonriera para calmarle o mejorarle el día al menos un poco.

¿Pero se quedaba en eso solo? Pues no, porque Martín también tenía los "hoyuelos de Venus" o más vulgarmente conocidos como los hoyuelos en la espalda. Los del menor eran bastante marcados e Isaza recuerda una anécdota sobre ellos que personalmente se le hacía divertida.

Resulta que ambos un día se encontraban acostados en la cama de un hotel (ya que estaban de gira) y estaban hablando de temas diversos hasta que de algún modo la conversación terminó siendo sobre los hoyuelos de la espalda.

- ¿Cómo que no todo el mundo los tiene? – preguntó Martín muy sorprendido.

-Pues eso, no todo el mundo tiene. Por ejemplo, yo no tengo y se de otras personas en mi familia que tampoco – respondió Isaza.

-Pues yo creí que todos tenían, como yo tengo y Monchi también, pues sólo lo asumí – dijo Martín -. ¡He vivido engañado toda mi vida! – se quejó de una forma un poco infantil.

-Pues se ha engañado usted solito – afirmó Isaza con una sonrisa ante la actitud del contrario.

-Pero es que yo no me paro a preguntar a cada persona que veo si tienen hoyuelos en la espalda o no – se defendió el menor.

-Bueno, supongo que ahí tiene un punto – comentó Juan Pablo.

Y cómo olvidar su reciente descubrimiento: los hoyuelos en los hombros.

A simple vista podían pasar desapercibidos, pero al pasar los dedos por los hombros de Martín podías notarlos, sobretodo en el izquierdo ya que en el derecho se notaba cuando el brazo estaba en reposo.

¿Qué como los descubrió? Pues es muy simple, hacia calor y por eso el menor decidió quitarse la camiseta y poder dormir más cómodo. A ninguno de los dos les molestaba o les incomodaba ya que antes de ser pareja eran amigos muy cercanos.

Juan Pablo no podía dormir aquella noche pues recuerda haber estado muy preocupado aquel día ¿el por qué? No se acuerda, en fin,  él de forma inconsciente estaba acariciando la espalda de su novio hasta que llegó a los hombros.

¿Recuerdan que les dije que el hoyuelo derecho se notaba cuando no estaba moviendo el brazo? Pues así es como Isaza pasó los dedos por encima del hombro contrario y notó el hoyuelo.

-¡Tienes hoyuelos! – dijo Isaza con notable emoción en la voz.

- ¿Cual es la novedad? Ya sé que tengo hoyuelos en el rostro y la espalda, Isa – preguntó Martín medio dormido.

-En el hombro, tienes uno en el hombro derecho – informó Isaza antes de dejar un rápido beso en donde se encontraba -. ¿En el izquierdo también hay? – le preguntó.

-Uh, pues no sé – respondió Martín sinceramente.

- ¿Puede incorporarse un poco? – preguntó Isaza queriendo saber si había en el otro lado.

-Estoy muy cómodo así, ¿por qué tanta obsesión con los hoyuelos? – se quejó el menor.

-Le hacen ver el doble de adorable – afirmó Juan Pablo.

-No soy adorable – dijo Martín sentándose en la cama.

-Sí lo eres – aseguró el mayor mientras paseaba las yemas de sus dedos por el otro hombro y justo se encontró con el otro hoyuelo y no pudo evitar dejar un corto beso ahí también.

-Le voy a llamar "Hoyuelos" a partir de ahora – dijo Isaza.

-Lo que quiera, pero yo quiero dormir – dijo Martín volviéndose a tumbar en la cama.

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No estoy segura de lo que acabo de escribir, pero sabía que tenía que hacer algo con mi desengaño sobre los hoyuelos de la espalda.

¡Viví toda mi vida pensando que todos teníamos! ¡Y encima Cati nunca me dijo! :'c

~Diana

Sobre shipps de Morat y sus efectos secundarios y unas cuantas cosas más./FINISHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora