Algo que se me ocurrió medio dormida x2

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-Moncho, ¿que le pasa a su hermana? - preguntó Juan Pablo Isaza cuando subió al cuarto de su amigo pues habían quedado para mirar unas cosas de la banda.

Tanto Aleho como Villa miraron al mayor de los Vargas pues también se preocupaban por su amiga.

-No se perro, últimamente estuvo muy triste y no se la razón - dijo Simón un poco decaído al no poder ayudar a su hermana.

De repente alguien tocó la puerta.

-Pase - dijo Simón.

-Mamá pregunta si quieren algo para comer - dijo la chica de cabello castaño con puntas rosas entrando a la habitación.

-No es necesario - aseguró Simón -Oye Marina, ¿ocurre algo? - preguntó.

La chica se sorprendió ante la pregunta, pero respondió rápidamente.

-No - negó y salió de la habitación como un rayo.

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Simón observaba como Marina se apoyaba en el escritorio y con la cabeza sobre los brazos miraba a través de la venta a un punto fijo.

Ella estaba triste y él lo notaba, pero ¿que era aquello que iba mal? ¿Alguien se estaba metiendo con ella? ¿Un corazón roto?

No lo sabía, pero lo averiguaría a las buenas o a las malas.

Con cuidado de no asustarla se sentó a su lado y empezó a acariciar su cabello con delicadeza, ella suspiró y movió la cabeza para mirar a su hermano.

-¿Que pasa? - preguntó Simón en voz baja preocupado por Marina.

-No estoy segura, me siento triste y ya - respondió.

-¿Alguien se está metiendo contigo? - cuestionó y ella negó.

-Sabes que puedes contarme lo que quieras, ¿verdad? - le dijo.

Marina parecía dudar de algo, pero al final solo asintió con la cabeza y sonrió levemente.

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Estar preocupado era quedarse corto, estaba muertísimo de la preocupación. Eran casi las cinco de la madrugada y no sabía nada de ella, ni una llamada, ni un mensaje, nada. Se planteó seriamente si debía ir a buscarla, pero cuando estaba por salir Marina ya había llegado.

Estaba preparado para regañarla por llegar tan tarde hasta que vio como su pelo estaba mal cortado hasta un poco más de la altura de los hombros y sus mejillas bañadas en lágrimas y temió que algo malo le hubiera pasado.

-¿Estas bien? ¿Que pasó?... - empezó a preguntar nervioso, pero ella solo se sentó en el piso y abrazó sus rodillas mientras amargos sollozos escapaban.

Simón no pudo hacer más que sentarse a su lado y abrazarla hasta que el llanto cesara.

-Por favor dime lo que ocurre - pidió Simón.

-Pensé que si lo cortaba me sentiría mejor, pero no... Odio mirarme al espejo y saber que... - empezó a hablar con hipidos, pero se calló abruptamente.

-¿Que pasa cuando te miras al espejo? - insistió Simón ya que estaba cerca de entender lo que le ocurría.

-Odio mi reflejo - respondió con la voz rota.

-¿Qué es lo que odias de él? - continuó preguntando, pero Marina guardó silencio.

-Marina... - la llamó.

Sobre shipps de Morat y sus efectos secundarios y unas cuantas cosas más./FINISHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora