El chico de ojos avellana

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Alejandro Posada Carrasco también conocido como Aleho estaba enamorado y el único que lo sabía era Martín Vargas, el menor del grupo a quien Aleho considera como un hermano pequeño.

¿Pero quién era la persona que había enamorado a Alejandro?

La respuesta era aquel joven castaño de ojos avellana que tocaba la guitarra y jugaba al fútbol.

La respuesta era su amigo, Juan Pablo Villamil Cortes.

No era un enamoramiento pasajero, pues aquella presión en el pecho se quedó por mucho tiempo. Cada vez que sus ojos conectaban o él le hablaba su corazón se aceleraba e intentaba desesperadamente no sonrojarse ante el contrario.

Alejandro odiaba ser tan vulnerable en presencia de Juan Pablo Villamil, odiaba su hermoso rostro, su talento para tocar la guitarra y cantar con su preciosa y encantadora voz y odiaba su forma y pasión de jugar en el equipo del colegio.

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Hoy era un día importante para el equipo de fútbol "Gimnasio la montaña", ya que si ganaban ese partido irían a las finales.

-Debería decirle - afirmó Martín, mirando directamente a Villamil.

-No puedo arriesgarme a perder su amistad - dijo Aleho.

-Tal vez tenga una oportunidad - le apoyó el menor.

-¿Como tú con Isaza? - preguntó Posada con seriedad.

-Yo sabía que con él no tenía oportunidad - aseguró el menor de los Vargas.

-¿Y por qué aún así lo hizo? - cuestionó Alejandro.

-Quise ver si así se me pasaba, pero mi corazón no olvida - respondió Martín.

-Un amor así no se olvida fácil ¿no? - continuó preguntando Aleho, sabiendo lo mucho que el menor amaba a su otro amigo, pero por desgracia no era correspondido.

-No se va - afirmó el más bajo -. En fin, dejemos de hablar de mi fracaso y pensemos que podemos hacer- añadió cambiando de tema.

De repente todos empezaron a gritar emocionados, Juan Pablo había marcado el punto que les mandó a las finales.

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Corrían rumores de que él salía con Gabriela y eso era verdad, hasta cierto punto ya que hacía unos meses cortó con ella.

Porque el chico de ojos avellana ocultaba un secreto.

Su secreto era que estaba enamorado del chico que iba a un curso más que él. Se enamoró del chico más mayor que tocaba batería con ellos, aquel de ojos castaños y bonita sonrisa que estaba decidido a ser arquitecto, se enamoró de Alejandro Posada.

Pero lo que el chico de ojos avellana no sabía era que su amor era correspondido, por lo cual se dedicaba a mirarlo disimuladamente cada vez que tenía ocasión, suspirando por él.

Cómo en ese momento en el que Aleho e Isaza discutían sobre que perra era mejor si Malta o Martina, mientras que Simón y Martín observaban mimando a sus gatas.

-A mí ambas me parecen geniales, me agradaría poder mimarlas - comentó Villa un poco triste por no poder acariciar a las perritas.

-Tengo una idea. - Dijo Aleho, quien rápidamente sacó de su mochila una diadema de orejas de perro, que pertenecían a su hermana para el papel que tenía en la obra del colegio, y se las puso a la gata de Martín.

Sobre shipps de Morat y sus efectos secundarios y unas cuantas cosas más./FINISHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora