Capítulo 3

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Termino de empacar -otra vez- mi maleta y la cierro. Mañana sábado a primera hora saldría hacia el nuevo instituto, el Saint Paul's. La princesita se iría pasado mañana ya que las clases comenzaban oficialmente el lunes.

Con un suspiro bajé la maleta al piso y salí al balcón a mirar la vista.

—Deja de suspirar tanto o te quedarás sin aire.

Rodé los ojos al escuchar la voz de Liam desde mi celular. Llevábamos hablando casi dos horas por video llamada, mientras yo ordenaba mis cosas él estaba tirado en su cama, mirando atentamente todo lo que yo hacía.

—Vete a la mierda Liam.— rodé los ojos, mirando hacia el jardín.

—Qué humor, guapa. Sigue así y acabarás igual a la loca Mariana, tía.

Reí por lo bajo antes de echarle una mirada divertida. La loca Mariana era una vecina que tenía él en España, era una mujer de unos setenta años que tenía más arrugas que piel y andaba todo el día de un humor de perros, además sí que estaba loca. Decía ver algo de extraterrestres, ovnis, muñecas diabólicas y cosas de este estilo. La verdad daba un poco de repelús, pero hacia unas galletas deliciosas.

—Siempre tan payaso, bebé. —lo piqué, riendo al ver cómo fruncia el ceño enfadado.

—Deja de llamarme así, hija de puta.— bufó, ocasionando que una carcajada brotara desde mi garganta.

—¿Por qué, bebé? ¿No te gusta que te llame así? ¿Prefieres que te llame osito?

—Joder Hela, ¿Nunca lo dejarás estar?

Reí, negando. Liam odia que le llamen de forma cariñosa, según él lo hace ver añoñado. Pero realmente comenzó a despreciar los motes cariñosos cuando Amy, un rollo de una noche que tuvo, le llamaba cada vez que podía "bebé" u osito.

—Sabes que te amo.— le tiré un beso, divertida. Trató de mantenerse serio pero acabó riendo conmigo.

—Te extraño.— murmuró, apartando la mirada al techo de su habitación.

Suspirando, volví a entrar en mi cuarto y me senté en la cama.

—Liam, sabes que no estoy aquí por gusto.— le recordé seria, la diversión quitándose de mi rostro.

—Podrías escaparte de ahí y volver aquí, con nosotros. Puedes hacerlo, y lo sabes.

Y sí que podía. Si quisiera podría pasarme a la asistenta social por el culo, a Camila por el culo y toda esta mierda por el culo. A mi no me retenía nadie, ni nada, si yo no quisiera estar en algún lugar.

El problema era que no quería. No aún.

—Podría. Pero no lo haré.

—¿En serio seguirás adelante con esta mierda, frutillita?

Me tensé de pies a cabeza. Miré fijamente la pantalla de mi celular con la mandíbula tensa, la mirada fría y apretando el celular entre mis manos con fuerza.

—Ya te dije que sí, Liam. Y no quiero que jodas más, no voy a cambiar de opinión.

—Hela...

—Basta, me estás colmando Liam.— solté borde, mirándolo mal.— ¿Conseguiste lo que te pedí si o no? Responde de una puñetera vez.

Para este punto quería mandarlo al diablo, y él lo sabía.

—Si. —asintió seco.— River se ha puesto a ello.

—Perfecto. Ahora te dejo, me estás dando dolor de cabeza.— dejé mi cara seria de lado, volviendo a poner una sonrisa divertida.— No vuelvas a entrometerte Liam, sabes que detesto que se metan donde no los llaman.

St. Paul's School (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora