El gallinero está a cargo del zorro.
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"¿Lo habeis visto?" "¡Está tan guapo, madre mía!" "¿Crees que ahora sí se fije en mí? Ya me he quitado los brackets" "¡Dios mío, muero por volver a meterme en su cama!" "Respira, Lucy, a él no le interesan las niñatas que parecen unas desesperadas" "Les juro, chicas, que este año Didier es mío, y pobre que alguna de ustedes intente acercársele".
Ruedo los ojos, por enécima vez en el día. Lo único que he escuchado desde que puse un pie en los pasillos han sido murmurllos, grititos de emoción, a una que otra a punto de tener una crisis de pánico, muchas de ellas maquilladas como para promocionar una línea completa de Kylie Cosmetics -aunque he de decir que están muy guapas- y vestidas como en una pasarela (no tenía idea que una vez al mes estaba permitido ir con ropa normal a clases, y digo "normal" a su ropa de diseño con un valor de más de 1000 dólares por prenda). Y todo por el famoso ese del tal Didier las-tengo-a-todas-locas Couture.
Espero que el chico sea la personificación de la estatua de David, de Miguel Ángel, por que sino no entiendo tanta veneración al hombre.
—¿Se puede saber quién es ese tal Didier y por qué parece que todo el mundo esté a punto del colapso por su llegada? ¿Pariente de Stephen James o de Nick Jonas?— pregunto curiosa, mirando de reojo en la cafetería.
Antoine, con el cuál me he estado llevando mejor esta semana -aunque él diga lo contrario-, me mira alzando una ceja y se encoge de hombros, para seguir comiendo su desayuno.
—No es nadie.— dice como si nada, ignorándome.
Lo miro fijo.— Ya, por eso tanta cháchara.— ruedo los ojos.
Como sé que no dirá nada más -es un hombre de pocas palabras, y me encanta- miro a la mesa que hay a unos metros de nosotros, donde un grupo de chicos comen mientras cuchillean entre ellos con caras aflijidas. El grupo de los "cerebritos", en el que yo debería estar.
Repaso de uno en uno hasta detenerme en el que tiene más pinta de pringao.
Pongo una sonrisa coqueta y me levanto de la mesa, Antoine me mira con cara de ¿qué harás ahora? Y yo me encojo de hombros. Camino moviendo las caderas con sensualidad, sin apartar la mirada de su mesa. Es divertido lo que puede consegir una chica guapa cuando decide utilizar su belleza a su favor. Y lo que yo más sé hacer es utilizar mis encantos sobre los hombres.
La falda del vestido se mueve a mi al rededor con cada movimiento de mis caderas, ignoro algunos piropos que se escuchan cuando paso y decido no enfocarme en las miradas que me dan.
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St. Paul's School (Terminada)
RomanceHela Carvalho tenía una sola cosa en mente al aterrizar en Paris, Francia: Venganza. Iba a vengarse por todo el daño que su madre le causó a su fallecido padre, iba a hacer que su vida perfecta se fuera al carajo, igual que la suya. Con lo que no co...