Capítulo 2

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Abro los ojos gruñendo. La cabeza me va a estallar, coño. Miro al techo tratando de averiguar dónde mierda estoy, frunzo el ceño y me incorporo con cuidado. Una habitación de paredes grises, desordenada y, aparentemente, de chico. Genial.

Miro a mi alrededor haciendo una mueca, tratando de encontrar mi ropa. Me levanto con cuidado y camino desnuda recogiendo mis cosas para vestirme.

-Buenos días.

Me siento al filo de la cama abrochando mis Vans sin responder a la ronca voz que viene de la cama. Me pongo el top de un rápido movimiento y me levanto mientras ato mi cabello en una coleta alta.

-¿Ya te vas?- insiste al ver que no respondo.

Idiota.

-Adiós.- digo girando a mirarlo. Es guapo. No debe tener más de 25 años.

-Espera.- se levanta de la cama sin importarle estar desnudo.

Alzo una ceja mirándolo fijo, un rápido vistazo a su entrepierna me hace fruncir el ceño. Bueno, al menos su cara bonita compensa su falta de centímetros. Sí que estaba borracha ayer.

-¿Te quedas a desayunar? todavía es temprano- alarga las manos hacia mi cintura con una sonrisa coqueta. -, podemos ducharnos juntos.

-Yo creo que no va a ser.- aparto sus manos de mi y me alejo hacia la puerta.- Gracias, pero debo irme.

Me fijo en el reloj de su pared, las ocho de la mañana. Perfecto, mi primera noche en Paris y la pasé fuera.

-Dame tu número y quizás podamos quedar para repetir...

-Tío, mira. Lo que pasó ayer se queda en el ayer, ¿vale? No vamos a volver a vernos ni mierdas, así que el número no hace falta.

-Pero...

-Pero nada. Joder con vosotros los hombres, el sexo casual solo es eso.- ruedo los ojos y salgo de allí pitando a la salida del departamento.

Salgo a la calle y comienzo a caminar. Ni puta idea dónde estoy. Hago una mueca, me encojo de hombros y me acerco a ver si un taxi se asoma.

Cuando llego a la mansión siniestra toco el timbre donde me abre nuevamente Nadia. Le sonrío ante su mirada sorprendida, paso por un lado de ella y entro.

-¿Hela?- me detengo al escuchar la voz de Stephen venir de alguna parte.- Si eres tú ven a desayunar con nosotros.- lo que menos quiero es sentarme a desayunar con ellos, pero el hambre es mayor así que sigo a Nadia hasta lo que parece ser el comedor.

Tres pares de ojos se paran en mi, unos amables y los otros dos con ganas de que el piso bajo mis pies se abra y me trague. Pongo una sonrisa de burla en mi cara y me siento junto a la princesita.

-Buenos días.- murmuro a Stephen, sonriéndole.

Una chica del servicio entra con mi desayuno, el cual deja frente a mi. Le doy las gracias y me sirvo un poco de jugo.

-¿Buenos días? eres una descarada. A saber dónde pasaste la noche.- si, esa es la princesa.

La miro alzando una ceja divertida mientras muerdo una tostada. Stephen la regaña y Camila pone una mano sobre su brazo, tranquilizándolo.

-Ivy...- gruñe en advertencia.

La princesa lo ignora, centrando toda su mirada con asco en mí. Qué linda.

-Mírate, sigues con la misma ropa de ayer. Por último deberías haberte duchado, apestas a motel barato.

Ahora sí me rio con ganas mientras Stephen golpea la mesa, molesto.

St. Paul's School (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora