Capítulo 2

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"No puedo creer que esto me pase a mí, ya he perdido a madre, no soportaría perder a mi hija, y ahora que he soñado con que ella va a morir... Me parte el corazón solo pensarlo"
Timón y Pumba iban caminando hacia adentro de la cueva, pero algo llamó su atención, ellos observaron a Nala, la cual estaba llorando.
Timon, mira, Nala está llorando—dijo Pumba con preocupación
—Aaah, déjala, debe ser algún problema de mujeres, ellas son muy distintas a nosotros—dijo Timón despreocupado.
—Pero Timón deberíamos ir a preguntarle que tiene—insistió Pumba
Timón soltó un suspiro.
No puedo creer que siempre tengo que resolver los problemas de los demás—dijo Timón susurrando
Nala aún estaba llorando, estaba echada en el suelo con sus patas cubriendo sus ojos.
Eeeh, Nala, ¿Estás bien?—Preguntó el suricato
Nala levantó la mirada hacia los dos, sus ojos azules estaban totalmente húmedos.
Ella limpió sus lágrimas con sus patas.
Sí, lo siento, solo recordé algo triste—dijo Nala
— ¿Vez? No era nada, ya podemos irnos—dijo Timón comenzando a caminar
—Por favor Timón, Nala enserio, ¿Estás segura de estar bien?—Preguntó—parecía algo grave
—No, no, por favor, no es nada—dijo Nala
—Vamos Pumba, lamento molestarte Nala, estaba muy preocupado por tí—dijo Timón
Timón y Pumba se fueron caminando hacia adentro de la Roca del Rey.
Nala estaba conteniendo las lágrimas, cuando se fueron ella siguió en lo que estaba antes de que ellos llegaran.
Ella se fue hasta el gran manantial.
El viento se sentía muy fresco, movía suavemente todo su pelaje, sus lágrimas caían y se iban con el viento, dejando ver un pequeño destello por el sol.
El dolor que sentía era algo que ni ella misma podía explicar.
Sin embargo, en ese momento dejó todo el dolor que tenía y pensó en la manera de evitar por una vez que lo que los sueña se cumpla.
El agua del manantial estaba tranquila, su reflejo se miraba a la perfección, ella se quedó observando a ella misma por unos minutos.
No permitiré que nada te pase Kiara, te lo prometo—dijo Nala.
Nala no comprendía su sueño, según lo que ella sabía todos los peligros en las Praderas se habían eliminado.
No sabía que pensar, incluso creyó en la posibilidad de que su pesadilla no fuera otra premonición.
Aunque muchos crean que tener el don de presenciar el futuro sea algo bueno, a Nala solo le sirve para ver cuando algo malo va a ocurrir.
Desearía no tener ese don, sin embargo, no puede hacer nada para borrarlo.
Al principio ella creía que solo eran malos sueños, lo que para ella era algo pasajero. Pero se equivocó.
Meditar podría ser una mejor opción.
En primer lugar estaban las hienas, feroces animales que eran malvados seguidoras de Scar, después de que su reino terminara, Simba y Nala las eliminaron. Después, el grupo de Zira y sus leonas, las cuales se unieron al clan.
Todo normal, no había señales de peligro en las praderas, era ilógico creer que aún hay depredadores en el territorio, sin embargo, recordó que no eliminaron a las hienas, solo las sacaron. Incluso si aún siguieran con vida no sería buena idea regresar, sin embargo, tampoco era algo imposible.
Aquello no dejaba que la mente de Nala pensara con claridad, cuando más pensaba en su sueño, más se apartaba de los demás. Incluso cuando ya era medio día seguía sin hablar y sin ver a nadie.
Ella llegó a pensar en que dirían los demás, su corazón estaba dolído, así que no tenía la capacidad de embozar alguna palabra con nadie.
Simba se acercó a Nala, su semblante era muy preocupante.
—Nala—mencionó el león acercándose a su esposa
Ella estaba observando el cielo, estaba despejado.
Hola Simba—dijo Nala sin voltear
Simba trató de encontrar su rostro.
No quiero molestar pero quería saber si estás bien, me tienes preocupado a mi y a Kiara—dijo Simba con una expresión de preocupación
Nala aún sin voltear a ver respondió.
Lamento haberlos preocupado, estoy bien, solo no pude dormir y me siento cansada—dijo Nala sin mucho interés
Simba sabía muy bien que ella no estaba bien, sin embargo, no le mencionó nada más sobre el tema.
Bien, pero deberías hablar con Kiara, a ella es a quien más preocupas—dijo Simba comenzado a caminar
Ella lo volteó a ver.
Claro, debería hablar con ella, intentar calmarla y, talvez también me ayude a mí—susurró Nala para ella misma
Nala se levantó lentamente del suelo, no sentía la misma energía que siempre tenía y sabía perfectamente cual era la razón.
Caminó hasta llegar adentro de la cueva, todas las leonas la miraron con una expresión de sorpresa.
Hola, ¿Han visto a Kiara?—Preguntó Nala
—Ella te fue a buscar...
Nala asintió y salió de la cueva.
Todas se voltearon a ver entre ellas.
Kiara estaba casi fuera de la Roca del Rey, observando el horizonte.
Hija—dijo Nala
Kiara la volteó a ver y con una expresión completa de felicidad corrió y la abrazó. Nala le devolvió el abrazo.
Mamá me tienes muy preocupada, no te había visto en todo el día—dijo Nala
—Lo siento hija, este día no ha sido de los mejores para mí—mencíonó la leona adulta
— ¿Qué te sucede?—Preguntó Kiara
—Tuve un muy mal sueño, y no puedo dejar de pensar en él—respondió Nala
Ese "muy" le hizo saber a Kiara que en verdad fue un mal sueño.
Lamento haberte preocupado hija, pero quiero que sepas que estoy bien, solo necesito un tiempo para recuperarme, al menos este día—dijo Nala
—Bien, no te molestaré más—dijo Kiara
—Nunca me has molestado, disfruto cada palabra que comparto contigo—dijo Nala
—Yo también—dijo Kiara
Nala le sonrió, por alguna razón que nadie sabe, la sonrisa de Nala siempre calma a cualquiera.
Este fue el caso para Kiara, esa sonrisa la tranquilizó mucho.
Sin embargo, solo Nala sabía que su sonrisa no era real, solo ella sabía el dolor que sostenía su corazón.
El temor de perder a Kiara no ha hecho en Nala más que tensionarla.
Nala ya no tenía alguien mayor para pedirle consejos, siempre acudía a su madre para que ella la guiara.
Pero aunque no sea su familia, Sarabi podría ayudarla.
Nala caminó de nuevo hasta adentro de la cueva y llamó a la ex reina de las praderas.
Sarabi salió de la cueva y fué donde Nala.
Hola Nala, ¿Para qué me necesitas?—Preguntó Sarabi
—Quería saber si tú puedes ayudarme—dijo Nala
— ¿Quieres que yo te ayude?—Preguntó Sarabi
—Sí, ahora ya no tengo a mi madre que para que me ayude—dijo Nala
—Bueno, ¿En qué puedo ayudarte?—Preguntó
—Sí, bueno... Hoy tuve un sueño, que me ha estado atormentando todo el día—dijo Nala
—Ya veo, bueno, en primer lugar debes saber que los sueños o pesadillas no son reales, recuerda que los sueños no predicen el futuro, a menos que tengas alguna de esas habilidades lo cual es muy improbable—dijo Sarabi
—Claro, es muy improbable—dijo Nala mirando hacia otro lado
—Las pesadillas pueden reflejar tus problemas de estrés ya sea por lo que estés pasando en este momento, pueden reflejar algo malo que sucedió en el pasado, si tienes una pesadilla de nuevo, recuerda al instante que no es real—dijo Sarabi
— ¿Y como se si puedo ver el futuro en mis sueños?—Preguntó la leona de ojos azules
— Bueno, no sabría decirte Nala, pero siempre ten fé, el futuro es moldeable, no está escrito, tú tienes que crear tu propio futuro, no tus sueños—dijo Sarabi sonriendo
Nala soltó un suspiro.
Gracias Sarabi, me has ayudado mucho—dijo Nala
—Me da mucho gusto—dijo Sarabi
Sarabi se fue caminando hacia la cueva.
No era mentira lo que Nala había dicho, en serio la ayudó lo que le dijo Sarabi, está segura de que eso la ayudara mucho en el futuro.
En tierras lejanas.
Esgath estaba sentado comiendose algo que le llevaron las demás hienas.
Mhmm... ¿Qué es esto?—Preguntó Esgath
—Es un cachorro de león que matamos ayer—dijo la hiena
—Interesante, bien hecho chicos, me han sorprendido, pero si tienen la oportunidad, tráiganme a dos la próxima vez, no me llenará solo esto—dijo Esgath sonriendo
—Por supuesto señor—dijeron las hienas
Una hiena muy peculiar entró a la cueva real donde se mantenía Esgath.
—Señor quería preguntarle cuando comenzaremos el plan para capturar a Kiara—dijo la hiena
—Hola... Shenzi, ahora mismo no lo sé, así que me hazme un favor y sal de aquí—dijo Esgath
—Como lo ordene señor—dijo Shenzi
Shenzi salió caminando de la cueva con una sonrisa en su boca, aunque esa hiena la trataba mal, estaba de acuerdo con su plan.
Tomar las praderas y de paso, matar a Nala y a su familia.


El Rey León 3: La Historia de NalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora